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Rabia y tristeza en el cierre de la central térmica de Andorra, en Teruel: “Se nos cierra el pulmón económico de media provincia”

Diego Saz

Andorra —

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La localidad turolense de Andorra ha despedido este martes el que ha sido el motor de la comarca e incluso de la provincia de Teruel durante los últimos cuarenta años. La central térmica ha dejado de echar humo y con ella todo un sector que dependía de esta planta y que ahora ha quedado huérfano, sin alternativas de empleo que permitan asentar población. Así lo han denunciado a las puertas de las instalaciones unas doscientas personas entre trabajadores, sindicatos y agentes sociales, además de representantes públicos y políticos de todas las formaciones. 

“Hoy el día se está viviendo con tristeza, rabia y mucha indignación, porque no por menos anunciarlo al final ha llegado el 30 de junio y se nos cierra el pulmón económico del pueblo, de la comarca y de media provincia de Teruel”, ha manifestado el presidente del comité de empresa de la central térmica, Hilario Mombiela, quien ha justificado que “después de mucho reivindicar durante años, no ha llegado la transición justa que tanto prometieron”.

También el secretario general de UGT Teruel, Alejo Galve, ha asegurado que esta situación se veía venir “desde hace mucho tiempo” y ha lamentado que los políticos se hayan dedicado a “echarse la culpa” unos a otros sin buscar soluciones a la comarca, por lo que les ha instado a ponerse a trabajar “todos juntos”. “Según dicen hay muchísimas alternativas de empleo para Andorra, pero nosotros no hemos visto ninguna”, ha añadido.

“Ahora es un problema porque no tenemos una salida para las personas que van a perder el empleo y vamos a seguir peleando durante este tiempo porque los puestos de trabajo, ya no solo en la central, sino en lo que se puede generar en este territorio, es una preocupación muy grande que tiene que ver con Aragón entero, aunque se concreta en esta zona”, ha dicho en la misma línea el secretario general de CCOO Aragón, Manuel Pina.

Igualmente, el alcalde de la Andorra, Antonio Amador, ha sostenido que este día ha sido “muy triste” por “todo lo que significa” la central térmica para la localidad y para la comarca y ha afirmado que desde el Ayuntamiento están trabajando en varios proyectos “ilusionantes” que “garantizarán futuro”. La central térmica de Andorra ha sido uno de los pilares en la economía turolense y ha producido 224.000 GWh, equivalente al consumo de electricidad peninsular durante todo un año, durante las últimas cuatro décadas. 

El desenlace de un cierre anunciado

El anunció del cierre lo hizo Endesa, el 19 de diciembre de 2018, con una solicitud formal en la línea con los objetivos de la política energética del Ministerio para la Transición Ecológica y ante el cambio de normativa europea, con una Directiva comunitaria de Emisiones Industriales (DEI) más estricta, que obligaba a acometer inversiones en las instalaciones andorranas para cumplir con la ley.

Desde la compañía eléctrica consideraron que “hubiera sido imposible” recuperar la inversión que hubiera sido necesaria en las condiciones regulatorias y de mercado actuales, por lo que la central térmica fue dando salida progresiva al carbón almacenado hasta el pasado domingo, cuando las chimeneas dejaron de echar humo tras quemar las últimas 15.000 toneladas que quedaban.

La central térmica ‘Teruel’, más conocida como central térmica de Andorra, fue construida entre los años 1974 y 1979 con el objetivo de llevar a cabo un uso extensivo de los lignitos negros procedentes de explotaciones situadas en la cuenca minera turolense, mezclados con carbones de importación. En 2019, el funcionamiento de la central térmica alcanzó la producción más baja de la serie histórica con 1.536 MW, mientras que en los seis primeros meses de 2020 apenas ha sido de 175 GWh.

Giro hacia las renovables

Pese a que sindicatos y trabajadores han denunciado que el empleo no está confirmado ni para los empleados de Endesa ni para los de las empresas auxiliares, desde la compañía eléctrica han asegurado que el Plan de Futuro incluye la recolocación de los 153 empelados de la central, así como la “total prioridad” para quienes forman parte de las subcontratas en el desarrollo de las actividades de cierre y desmantelamiento de la planta, que se prolongaran de 4 a 6 años.

Para dar comienzo a esas obras de desmantelamiento era necesaria la autorización del cierre de la térmica por parte del Ministerio para la Transición Ecológica que ha llegado este mismo martes. Y, según dijo durante una visita a las instalaciones andorranas el pasado viernes el director general de Endesa en Aragón, Ignacio Montaner, en julio se podrían anunciar las empresas adjudicatarias y empezar a preparar los trabajos de desmantelamiento, que comenzarían previsiblemente en el cuatro trimestre del año, es decir, sobre el mes de octubre.

De esta manera, Endesa prevé una inversión de 1.427 millones de euros para el Plan Futur-e. Este se ha diseñado en tres fases, con vistas a finalizar en 2026, y tiene como objetivo final la construcción de 1.725 MW de potencia. De estos, 1.585 MW corresponderán a plantas fotovoltaicas y 140 MW a parques eólicos, además de la instalación de 160 megavatios de almacenamiento en baterías.

Así, la compañía eléctrica contempla constituir “el mayor parque solar de Europa”, tal y como sostuvo Montaner, y estima que la realización de estas instalaciones generará 4.014 empleos en la etapa de construcción y 138 durante más de 25 años en las actividades de operación y mantenimiento de las plantas.