Contempla desde una posición privilegiada la recuperación de Jánovas. Forma parte de su historia y es historia. El puente colgante sobre el río Ara que servía de acceso a esta localidad pirenaica se ha convertido en otro símbolo de la lucha contra la despoblación y de unas gentes que lucharon contra el pantano y ahora recuperan sus orígenes piedra a piedra. Declarado Bien de Interés Cultural (BIC) por el Gobierno de Aragón, las nuevas generaciones se afanan en cuidarlo para que siga perdurando en el tiempo una construcción que data de 1881.
Es la única de este periodo, en España y en la Europa occidental, que conserva sus cables principales originales, formados por alambres paralelos y montados por el sistema inventado por los hermanos Seguin, los precursores de una histórica firma francesa que introdujo el empleo de la locomotora en el país vecino. El Ejecutivo autonómico aboga por su conservación dada su singularidad y relevancia y por “las características y valores culturales” que posee.
La Ley define esta figura como “una construcción u obra producto de la actividad humana, de relevante interés histórico, arquitectónico, arqueológico, artístico, etnográfico, científico o técnico, con inclusión de los muebles, instalaciones y accesorios que expresamente se señalen como parte integrante del mismo”.
Además, se ubica junto al desfiladero donde iba a ubicarse la presa del embalse que nunca fue. La asociación de antiguos vecinos, la Fundación Jánovas, lo considera “la conexión del pueblo con el mundo, el único paso para llegar al pueblo”. Une los dos antiguos caminos que discurrían por el congosto de camino a Francia. Se apoya sobre dos estribos de piedra, de unos 5 metros, y sobre cada uno de ellos se levanta un par de torres de piedra cuya sección va disminuyendo en altura. Cada torre está coronada por una pieza oval de fundición en cuya base se encuentra la fecha de 1881 y que se estrecha en su parte superior hasta el punto de amarre de los cuatro cables principales.
Jánovas, que pertenece al Ayuntamiento de Fiscal, sería otro de los pueblos anegados por las aguas de un pantano si hace medio siglo hubiese salido adelante proyecto para anegar esta localidad, Lavelilla y Lacort, entre otras, con el fin de poner en marcha un embalse que abastecería de agua los Monegros con el control de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE). El régimen franquista llegó a dinamitar viviendas ante la resistencia de los vecinos a abandonarlo y el proyecto fue cayendo en el olvido hasta su descarte en 2005.
A finales de año regresará el alumbrado público a la localidad y será la escuela la primera en recibirlo. Pasando por encima de los engorrosos trámites burocráticos, a finales de 2017 se llevó una línea de luz desde San Felices; en breve las obras de urbanización de la calle principal para la puesta en marcha de servicios básicos de alcantarillado o agua corriente con los que Jánovas quiere seguir recobrando la vida.
En una reciente visita a la zona, el presidente aragonés, Javier Lambán, aseguró que su Ejecutivo es el “primero” que “se ha tomado en serio subsanar el agravio con Jánovas y la falta de iniciativas potentes por parte de la administración en la comarca del Sobrarbe. Lambán se reunió con los alcaldes de la comarca y les transmitió la buena marcha de la captación de ayudas para promocionar el Parque Nacional de Ordesa con motivo de su centenario.
Una “deuda histórica”
Lambán, que mostró su voluntad de impulsar este proyecto para asentar población y compensar una deuda histórica -ya que en la zona están el embalse de Mediano, de El Grado y el nonato de Jánovas-, señaló que es “la primera vez que el Gobierno autonómico se toma en serio los desafíos sociales del Sobrarbe”, al igual que es la primera vez que un Gobierno autonómico invierte en Jánovas por la deuda pendiente. En este sentido, explicó que el último consejo de Gobierno autorizó un gasto de 150.000 euros para obras de mejora entre Jánovas y San Felices. El montante total de lo invertido en esta legislatura en Jánovas se aproximará a los 400.000 euros.
En 2008, la CHE comenzó a ponerse en contacto con los propietarios afectados, unos 115, para iniciar los procesos de reversión de los terrenos. El Gobierno de Aragón ha dado una subvención de 60.000 euros al Ayuntamiento de Fiscal para ayudarlo en la recuperación y van a restaurarse 186 hectáreas de suelo rústico, unos 23.000 metros cuadrados de superficie urbana y 60 inmuebles entre calles, plazas o el propio puente colgante.