Mujeres africanas. Más allá del tópico de la jovialidad, es el título del libro que Remei Sipi Mayo (Rebola, Guinea Ecuatorial, 1952) presentaba hace unos días en la librería La Pantera Rossa de Zaragoza. Mayo llegó a España hace 50 años y ha participado en movimientos de mujeres migrantes y guineanas. También creó una pequeña editorial especializada en libros sobre Guinea.
¿En qué consiste ese tópico de la jovialidad al que se refiere en el título de su último libro?
Alrededor de las mujeres africanas siempre hay tópicos: que somos pobrecitas, paridoras, que tenemos muchos hijos, que somos débiles, que no tenemos capacidad de alternativa, que no nos empoderamos... hay un montón de tópicos que no son ciertos. Siempre nos dicen también que solemos estar muy contentas, sonriendo. Y, claro, es un tópico. Yo, por ejemplo, no me río mucho (se ríe). Es una broma.
¿Estos tópicos nacen de lo que la nigeriana Chimamanda Adichie llama “el peligro de la historia única”, es decir, el peligro de que solo tengamos una imagen concreta sobre todo el continente africano?
Claro, los tópicos nacen del peligro de la historia única y también nacen del desconocimiento y de la ignorancia. Hay un desconocimiento total desde el Norte, desde Occidente, con respecto a la otra y al otro.
¿Por qué sigue ocurriendo, a pesar de que ya vive aquí mucha gente que ha venido de África?
Porque no os importa, porque hay un egocentrismo, porque siempre se nos ve como a alguien inferior. No se trata de si hay o no gente de África aquí; es que no importan, no llaman la atención. Desde la perspectiva del Norte, en torno a nosotros no se crea riqueza. Si cogemos cualquier libro de texto y nos fijamos en qué se dice de África, no se potencia nada positivo. Sólo aparecen niños con mocos en la nariz, mal vestidos... no interesa.
¿Qué debería aparecer sobre África, por ejemplo, en los libros de texto?
Toda la realidad africana, lo bueno y lo malo, nuestros héroes... no sólo lo negativo, la pobreza. Quien conoce África sabe que son varios países con distintas realidades, que no todas son negativas. Si no, no viviría allí nadie.
Usted destaca que las mujeres africanas no aceptan pasivamente su destino… ¿cuáles suelen ser los destinos de las mujeres de países africanos?
En este caso concreto, hablo de las mujeres africanas, pero es algo que se podría extrapolar a todas las mujeres. A las mujeres, la historia nos ha asignado estar bajo el patriarcado; no en segundo lugar, sino en cuarto o quinto. Por eso, aquí, en el norte, se está reivindicando ahora muchísimo la igualdad salarial, la igualdad en los permisos de maternidad y paternidad... trasladando esto a África, ocurre lo mismo. No es verdad que la mujer africana sea pasiva; son grandes creadoras de estrategias para la supervivencia de todo su entorno.
¿Cuáles son los principales objetivos del feminismo en el continente africano?
Los objetivos de las mujeres reivindicando sus derechos son únicos en todo el mundo: trabajar para el bienestar de los derechos de las mujeres. Cuando yo pongo el acento en el feminismo negro es porque mis compañeras de aquí, del norte, en debates, creen que han inventado el feminismo. En África ha habido feminismo siempre, aunque no tenga el nombre de “feminismo”. Mi madre, mis hermanas, mis tías, mi abuela... ya eran feministas, reivindicaban los espacios para las mujeres, luchaban para que las mujeres tuviéramos voz y voto. Por eso, tengo que decir a las compañeras del Norte que sí, que aquí hay feminismo, pero que en África lo ha habido siempre también.
Pero, ¿cuáles serían actualmente las peleas concretas del feminismo en África?
La pelea concreta del feminismo africano es el empoderamiento de las mujeres, su libertad, que las mujeres tengan su espacio propio, luchar por los derechos humanos de las mujeres. Las reivindicaciones africanas son universales: presencia en espacios donde las mujeres puedan tener voz, igualdad de condiciones para acceder a un puesto de trabajo, que las niñas puedan ir al mejor colegio disponible para ellas...
¿Hay países o zonas de África que han avanzado más que otras en los derechos de las mujeres?
Sí, porque son 48 estados en el África del sur del Sáhara. Algunos habrán avanzado más que otros, aunque yo no lo sepa de memoria. El feminismo africano ha conseguido que las reivindicaciones de las mujeres estén elevadas al espacio de debate por las propias mujeres. Ha conseguido reivindicar que el sistema de familia más importante no sea la poligamia en algunos sitios donde está legalizada y al orden del día. Reivindica también, aunque yo no quería tocar ese tema, la lucha contra la mutilación genital femenina. África es grande, diversa, no es uniforme.
¿Cómo está viviendo usted el movimiento 8 de marzo en España?
No estoy participando a fondo, mi cuota de participación y de reivindicación ya la he cubierto cuando me he jubilado. Ya no tengo fuerzas. Pero me parece bien todo lo que nos lleve a visibilizar nuestra situación y las incongruencias del patriarcado.
¿Siente que se están incluyendo las demandas de las mujeres inmigrantes?
De momento, no. Están en los inicios, en el momento de ver en qué podemos trabajar conjuntamente. De todas formas, yo creo que no son las mujeres del norte las que tienen que incluir las reivindicaciones de las mujeres inmigrantes. Creo que las mujeres inmigrantes tienen que crear una plataforma, trabajarla y después buscar caminos donde se encuentren con el colectivo autóctono.
¿Cuáles serían esas demandas de las mujeres inmigrantes?
No lo sé. Mis necesidades no son las mismas que las de las compañeras que están en el servicio doméstico, ni las de la compañera que está en la prostitución, ni la de la compañera que está como okupa, ni la de las mamás que luchan para que sus hijos puedan escolarizarse en escuelas que no sean guetos. En fin, hay muchas necesidades; hay que sentarse y empezar a unirlas, porque no son únicas ni uniformes.
¿Está esperanzada en que esas reivindicaciones lleguen a entrar en la agenda política?
Yo lo desearía, pero lo veo difícil, no soy nada optimista, porque nosotros no contamos en la sociedad receptora. Yo llevo 50 años aquí y es ahora cuando veo que hay alguna diputada negra. Y la relación entre África y España no es de hace dos días.
¿Se podría hacer más?
Sí, se debería visibilizar la población que vive aquí y normalizarla dentro de la sociedad: que tengamos personas visibles en los medios de comunicación, en la sanidad... sé que estamos en minoría, pero no sólo sabemos fregar y limpiar las casas de la sociedad receptora. Yo conozco compañeras licenciadas que están en el servicio doméstico. Esa normalización iría bien para la autoestima de nuestros hijos, porque potenciaría algo positivo de nuestra comunidad y de nuestra identidad africana.