Cutanda: la defensa de un castillo musulmán que simboliza la lucha de la España vaciada

“Porque seamos pocos no nos pueden dejar de lado”, dice Tamara López, que pone voz al sentimiento de los vecinos de Cutanda, una localidad que pertenece al municipio de Calamocha, en Teruel. Tras dirigirse hace algo más de un año al Ministerio de Hacienda para reclamar la restauración del castillo por su “alarmante estado”, no esperaban esto: únicamente el vallado para evitar daños por desprendimientos de piedras. Ningún compromiso más. Sienten que “por hacer un bien les han hecho un mal”, porque en este castillo, vinculado a la batalla que lleva el nombre de la localidad, ven “el último tren” al que tratan de aferrarse para no tener que abandonar el lugar en el que viven.

La historia del castillo de Cutanda podía ser la de otros vestigios históricos de cualquier punto de la España vaciada. Levantado por los musulmanes sobre un antiguo asentamiento de la época celtibérica, tuvo desde su origen un carácter estratégico y por eso importancia en distintos momentos históricos. Pero si uno destaca es el que jugó en la Batalla de Cutanda, un hecho desconocido para muchos, pero clave, destacan desde la Asociación Batalla de Cutanda. Un 17 de junio de 1120, Alfonso I El Batallador y el ejército mandado por Ibrahim Ibn Yusuf se enfrentaron en estas tierras. Los almorávides perdieron en lo que se convirtió en una batalla decisiva, destacan, en la Reconquista de Aragón.

Al castillo le presuponen un papel destacado en aquel momento histórico, cuando creen que fue devastado aunque conservaría su importancia en los siglos posteriores por su posición. Así y todo, a partir del siglo XIX comenzaría, como otras fortalezas, un deterioro imparable.

Otra reconquista es posible

Pero hay algo que lo hace diferente. Lo poco que queda del castillo se había convertido en los últimos años, al calor de la reivindicación de esta batalla histórica y su recreación, en un símbolo de que era posible otra reconquista, la de la vida en los pueblos, en aquellos que no se resignan a desaparecer.

“Las vallas que ahora se han levantado se interponen entre nosotros y el único futuro que nos queda”, se lamentan los vecinos. Y es que el castillo, además de ser parte de la historia más emotiva de los vecinos, forma parte del proyecto “Batalla de Cutanda”, una iniciativa en la que han puesto sus esperanzas muchos en este territorio.

El proyecto, impulsado por la Asociación Batalla de Cutanda y apoyado por el Ayuntamiento de Cutanda, quiere aprovechar este hecho histórico para elaborar un proyecto turístico y de futuro para la zona. Así, comprende un centro de interpretación sobre la batalla -para el que ya hay proyecto y presupuesto- la promoción de la investigación de este episodio de la Reconquista de Aragón y recreaciones históricas que ya se celebran desde hace unos años.

De hecho, la próxima recreación, advierten, no podrá utilizar este escenario que tanto protagonismo tiene en la historia. Y condiciona los actos que estaban preparando para celebrar en 2020 el 900 aniversario de este episodio histórico.

Reprochan que el Ministerio de Hacienda ha vallado el castillo “para dejarlo morir lentamente” y sienten que ha sido “vergonzosamente abandonado” por la administración

Lamentan que “a los políticos nacionales se les llena la boca afirmando que hay que luchar contra la despoblación, que hay que darle una oportunidad a las pequeñas localidades; pero, en realidad, no actúan de esa forma”, porque cuando hay iniciativas desde los pueblos, explica Tamara, “no solo no ayudan sino que las frenan”.

“Se está perdiendo una oportunidad para convertir Cutanda en un reclamo turístico de índole nacional”, consideran, y por ello han comenzado una recogida de firmas a través de change.org y también en papel, bajo el lema “Salvemos el castillo de Cutanda”, y “la respuesta ha sido muy buena, la gente está muy sensibilizada”, agradece Tamara. Las firmas y la petición, de nuevo, serán remitidas al Ministerio de Hacienda y esperan, añade la portavoz de la asociación, que lo próximo que reciban no sean vallas para frenarles su futuro.