¿Puede un estudiante de Marketing e Investigación de mercados trabajar de lo suyo en un pueblo de menos de 500 habitantes? Eso es lo que se preguntó Jennifer Lafuente cuando desde la Universidad de Zaragoza le ofrecieron prácticas en el Ayuntamiento de Herrera de los Navarros. Esta joven universitaria reconoce que, aunque al principio no le convenció la idea, aceptó la propuesta por una sencilla razón: este empleo, a diferencia de otras propuestas que había recibido, se ajustaba a su formación.
“Empecé el lunes de la semana pasada y estoy muy contenta, la verdad es que no me esperaba que fuera tan bien. La gente del pueblo es majísima y nos han acogido de maravilla, y el trabajo que hago me gusta”, señala esta joven, quien vivirá este verano en el albergue del pueblo junto a dos compañeros de Derecho.
Como ella hay otros alumnos que participan en este programa diseñado por la Diputación Provincial de Zaragoza, en colaboración con la Universidad de Zaragoza, para que jóvenes universitarios puedan formarse en municipios de menos de 3.000 habitantes, al tiempo que se dinamiza el medio rural.
Hay estudiantes de Arquitectura que se han ido a Azuara a diseñar el futuro museo de patrimonio industrial en la antigua harinera de la localidad; alumnos de fisioterapia y terapia ocupacional que realizan sus prácticas en la residencia de mayores en Romanos; graduados en Bellas Artes que se encargarán este verano de la ruta turística y mudéjar en Tobed o historiadores que trabajarán en la organización del festival cultural de Torralba de Ribota promovido por la asociación ‘Pueblos en Arte’.
Este Erasmus no ofrece destinos europeos como Bruselas, Roma, París, sino otros muchos más próximos y pequeños, como Belchite, Mequinenza, Leciñena, Cubel, Aladrén... donde a pesar de su tamaño también existen ofertas de empleo. Todos estos municipios tienen algo en común: no superan los 3.000 habitantes, están situados en comarcas asoladas por la despoblación y su población está envejecida. Quedan excluidos los núcleos del área metropolitana de la capital aragonesa.
Pero a pesar de ello, este programa, denominado 'Desafío', ha tenido una gran acogida entre las empresas y los estudiantes, y tras el éxito de una primera prueba piloto realizada el año pasado, la Diputación Provincial de Zaragoza ha lanzado una segunda edición con un aumento de presupuesto que alcanza los 30.000 euros.
Así alumnos de Periodismo, Trabajo Social, Arquitectura, Historia del Arte, Terapia Ocupacional, Economía o Derecho, entre otros, harán sus prácticas en empresas privadas del sector industrial, instituciones públicas, fundaciones, oenegés o asociaciones culturales vinculadas al territorio.
“Operaciones de microcirugía” contra la despoblación
Sara Peralta es una de estas estudiantes que, por segundo año consecutivo, trabajará este verano en la residencia de mayores de Romanos, un pequeño municipio de apenas cien habitantes situado en la Comarca de Daroca.
Peralta valora que la Universidad haya incorporado a su bolsa de prácticas empleos en localidades tan pequeñas. “A mí me gustaría quedarme a vivir por aquí y veo opciones de que en esta residencia donde hago las prácticas me contraten cuando acabe la carrera”, manifiesta.
De eso se trata, asegura Luis Alfonso Castellano, de la Diputación Provincial de Zaragoza. Estas acciones son “operaciones de microcirugía” contra la despoblación, que no requieren mucha inversión y que favorecen que estos alumnos se planteen la vida en los pueblos.
De hecho, desde la Cátedra sobre Despoblación de la DPZ, dirigida por el profesor Luis Antonio Sáez, se han mantenido contactos con el departamento de Educación del Gobierno de Aragón para ampliar este programa a nivel autonómico y a otros niveles educativos.
“Puede haber un herrero en un pueblo a punto de jubilarse y a quien le falte relevo generacional. Lo suyo sería que alguien que esté haciendo un Grado medio o superior pudiera hacer prácticas allí y quizá después quedarse”, propone Castellano.
Lo que está claro es que esta iniciativa se ha quedado corta para la demanda que existe. Nieves García, directora de Universa, el área de la Universidad de Zaragoza que gestiona las prácticas, comenta que el programa ha tenido tanto éxito que hay lista de espera y que hay empresas que se han quedado sin participar porque se ha agotado el presupuesto previsto.
Con esta inversión, los estudiantes reciben una remuneración por estas prácticas y se cubren los gastos de alojamiento y desplazamiento, así como la Seguridad Social tanto del universitario como de la empresa o institución.