Coincidían en defender ideas antifascistas y se conocían de vista. Ahora, desde una noche de sábado de febrero de 2015, también comparten la preocupación por enfrentarse a una petición de Fiscalía de ocho años de prisión, cuatro por desórdenes públicos y otros cuatro por atentado contra la autoridad.
Son ocho jóvenes, de entre 28 y 20 años, detenidos por protestar contra la celebración de un concierto de ideología neonazi en Zaragoza, que serán juzgados la próxima semana. Otros dos menores ya fueron sentenciados por estos mismos hechos: uno fue absuelto; el otro tuvo que cumplir un castigo de trabajos a la comunidad. No podemos publicar la imagen ni los apellidos de Alejandro (Zaragoza, 1995) por motivos de seguridad.
¿Qué pasó el 28 de febrero de 2015?
Varias organizaciones y otras personas nos habíamos enterado de que en el Hogar Social Zaragoza, que está ocupado por el Partido Movimiento Social Republicano, un partido de extrema derecha con un largo historial de violencia, iban a celebrar un concierto. Iba a acudir bastante gente, no sólo del Estado español, sino también de otros países. A los antifascistas de aquí, de Zaragoza, no nos parecía bien que nuestra ciudad se relacionara con un acto de este tipo. Por eso, varios colectivos y organizaciones lo denunciaron al Ayuntamiento para intentar que no se permitiera.
No nos hicieron caso, en la prensa tampoco logramos mucha repercusión. La víspera del concierto, varias personas incluso estuvimos repartiendo panfletos en el barrio de Las Fuentes, que es donde está el Hogar Social, porque es un barrio obrero, con bastante población inmigrante, y queríamos avisar a los vecinos de que tuvieran cuidado con los neonazis que iban a acudir.
Ante la pasividad y permisividad, tanto del Ayuntamiento como de la Delegación del Gobierno, algunas personas decidimos presentarnos allí para protestar. Al llegar allí, nos encontramos con que no había Policía, sólo un furgón de los UAPO de la Policía Local que no intervino. Los nazis salieron del edificio y vinieron a por nosotros. Claro, ante un ataque así, siempre hay defensa; con lo que hubo una pelea multitudinaria, aunque sin heridos graves. Acudió la Policía Nacional y nos hicieron una encerrona a quienes habíamos acudido a protestar. Esa noche, hubo 13 detenidos y ninguno era neonazi, ninguno había asistido al concierto.
¿Cómo entendéis que todos los detenidos de esa noche fuesen manifestantes antifascistas y ningún miembro de Hogar Social Zaragoza?
No sólo por aquel día, sino por lo ocurrido en otras ocasiones, nosotros creemos que la Policía y la extrema derecha no van de la mano, pero sí que hay cierta permisividad.
¿Cuándo os detienen?
A ninguno de nosotros se nos detiene durante las cargas policiales. A todos fue minutos o incluso una hora después, a unos cientos de metros del lugar de la pelea. Yo iba con otro de los detenidos y, al doblar una esquina, la Policía Nacional nos pidió la documentación. Vieron que formamos parte de diferentes movimientos que están controlados por la policía, que somos simpatizantes del antifascismo y nos llevaron a comisaría.
No había ninguna prueba de que hubiésemos estado en la pelea ni de nada, simplemente fue por ser antifascistas o tener un aspecto físico determinado. De hecho, tres de los trece detenidos de aquella noche salían de comer una pizza e iban caminando hacia una zona de bares de Zaragoza, pero no habían estado en ningún momento en el enfrentamiento. Ellos pensaron que les habían detenido porque llevaban un porro de marihuana, ni siquiera les habían explicado por qué les habían metido al calabozo.
¿Qué pensabais en ese momento?
Era algo completamente nuevo para mí. La primera noche estuve solo en la celda y me desperté pensando que todo había sido un mal sueño. Cuando me di cuenta de dónde estaba, me puse muy nervioso. Me agobié pensando en mi madre, en si ella sabría dónde estaba y en qué estaría pasando fuera.
¿Cómo recibisteis la noticia de que os enfrentáis a peticiones de la fiscalía de 8 años de cárcel cada uno?
Nos detienen la noche del sábado al domingo, del 28 de febrero al 1 de marzo. Hasta el martes por la tarde no salimos de los calabozos. En nuestra primera declaración, Fiscalía pidió para todos nosotros prisión preventiva. Al final, sólo ingresaron en prisión preventiva algunos compañeros y el resto nos pudimos ir a casa con nuestras familias.
Tiempo después, cuando los abogados nos contaron que Fiscalía pide 8 años de prisión para cada uno de nosotros, me puse a temblar. Son ocho años por una pelea que no empezamos, que no buscábamos... ¿Qué va a pasar con mi vida? Esto se ha ido alargando en el tiempo; hay momentos que estás bien, otras veces tienes dudas... Yo saldría de la cárcel con 30 años, ya sin juventud.
¿En qué vais a basar vuestra defensa en el juicio?
Sobre todo, en que no hicimos lo que se dice que hicimos. No fuimos allí con intención de herir a nadie. Nuestra idea era que estaría allí la Policía por ser un concierto de alto riesgo, organizado por grupos neonazis, que les pegaríamos cuatro gritos a los nazis para que supieran que no les queremos en nuestra ciudad y ya está.
Los que salieron a la calle son ellos; los que empezaron a lanzar cosas fueron ellos. Realmente, nuestra defensa se basa en que no somos violentos y ni mucho menos íbamos con la intención de que pasara lo que pasó. Nadie quiere que le partan la cara.
¿Cómo creéis que habría que actuar ante las asociaciones o grupos abiertamente racistas o supremacistas?
Para mí, cualquier partido, colectivo o asociación que tenga por bandera el racismo, la xenofobia, el machismo... tendría que ser ilegal. Lo que no se puede permitir es que la gente vaya por ahí gritando “Arriba España” con la bandera del aguilucho. Y mucho menos que puedan manifestarse en actos tan multitudinarios como fue aquel.
Hablando de banderas, vuestra vista oral llega justo en un momento de exaltación del nacionalismo catalanista y españolista...
Sí, claro, es algo completamente ilógico: que hace 80 años nos estuviéramos dando de palos por las banderas y ahora mismo parezca que queramos repetir la misma historia. Yo no quiero que haya grupos como MSR, como Falange... no tienen cabida para mí en esta ciudad ni en ninguna.
¿Os preocupa que la Falange fuese capaz de convocar a miles de personas en Zaragoza hace sólo unos días?
A mí me da entre asco y pena. Asco por ser concentraciones organizadas por esos colectivos y pena por que acuda tantísima gente en mi ciudad. Conozco a gente que ha asistido y su excusa es que no sabían quiénes eran los convocantes. Me da igual. Para mí es tan fascista el que convoca como el que va con él.
¿Qué salida le ve a esta crisis?
Hoy por hoy, no sé qué salida hay. Quizá que nuestros queridos políticos se reúnan y pongan sentido común. Pero pienso que no interesa a un gobierno como el que tenemos, al que lo que se le da bien es reprimir. Sólo hay que ver la cantidad de detenidos: los titiriteros de Madrid, Alfon y cientos de casos... también lo que está pasando ahora en Murcia, que no aparece en los medios de comunicación.
Tenemos un estado que trata al pueblo a golpes. Mientras eso siga así, no veo ninguna solución fácil. Pienso que la situación se está calentando hasta que estalle de alguna forma que no soy capaz de adivinar.