Acelgas, borrajas, lechugas, bisaltos, ajos, cebollas... Las familias de muchos agricultores aficionados tenían solucionado buena parte del abastecimiento diario de verdura gracias a sus huertos, con los que se ahorraban visitas a la frutería. Sin embargo, desde la aprobación del Real Decreto del estado de alarma, los hortelanos viven en una paradoja: se les impide acceder a sus parcelas, a donde acuden solos, pero sí pueden ir a proveerse al supermercado, donde las posibilidades de contacto humano se multiplican.
Esta es la razón que ha llevado a varios colectivos aragoneses a suscribir una petición dirigida a la Delegación del Gobierno de Aragón para que flexibilice la interpretación de la norma, como ya ha ocurrido en Galicia, donde se permite el acceso a huertos a menos de 500 metros del hogar, o en Catalunya, donde el criterio se ha modificado, salvo en lo tocante a terrenos en segundas residencias.
El documento, redactado por Aragón Hacia la Soberanía Alimentaria, Red de Semillas de Aragón, Cerai Aragón y Amigos de la Tierra, recuerda que, lejos de ser lugares “de ocio”, los huertos de autoconsumo “alimentan a miles de personas en todo el país y proveen de alimentos frescos, nutritivos y de temporada a la población”. Del mismo modo, apuntan que “muchas personas tienen en sus huertos animales y es necesario encargarse de ellos y por tanto es vital poder desplazarse hasta allí para alimentarlos y cuidarlos”.
Una posible solución para los hortelanos aragoneses tendrá que esperar a que pase la Semana Santa, periodo para el que se han reforzado los controles de tráfico, y a que entre en vigor la nueva prórroga del estado de alarma, cuando el Gobierno central podría introducir alguna modificación en este sentido. Mientras, la Delegación en Aragón insiste en recordar que no están permitidos los desplazamientos a segunda residencias, ni las salidas a la playa o la montaña, ni al huerto.
Tareas de cara al verano
José Manuel Latorre, 'Seve', es miembro de la Asociación Tesela, que impulsa en La Almunia (Zaragoza) un proyecto de huertos sociales ecológicos. Explica que el problema va más allá de la recolección de los productos: “En marzo deberían haberse realizado las tareas preparatorias para la cosecha del verano; en Aragón, en torno al 20 de abril, en las zonas menos frías, se empiezan a plantar las primeras tomateras, pimientos... La inquietud va en aumento, porque si no se planta ahora, a partir de junio no habrá verduras de verano”.
“Es una contradicción que ir al huerto a abastecerse de alimentos, que es una actividad solitaria, esté prohibido mientras que ir al supermercado está permitido”, lamenta 'Seve'. “No es un capricho”, remarca.
“No voy a dejar morir a mis gallinas”
En Zaragoza capital, un joven agricultor aficionado habla de “temor” a ser denunciado cada vez que acude a su terreno a las afueras de Zaragoza. Lo hace “lo mínimo imprescindible” porque en la parcela tiene también un corral con gallinas: “No voy a dejar morir a mis animales, tengo que echarles agua y pienso por lo menos una vez a la semana”, relata. Aprovecha para recolectar las verduras que plantó hace unos meses y gracias a ello se evita muchas compras: “Tengo lechugas, alcachofas, habas, coles, escarolas, cebollas, ajos tiernos..., además de los huevos”. Expresa una preocupación añadida: “Con los viveros cerrados muchos huertos no van a tener nada que plantar para este verano; por suerte, yo esta vez pude hacer plantero de tomateras”.
Una situación similar se vive con las huertas alrededor de Huesca capital. En localidades más pequeñas, muchos hortelanos se la juegan, confían en que se haga la vista gorda y siguen yendo a sus campos y corrales, que habitualmente están en las inmediaciones de sus casas.