La provincia de Teruel navega por la fase 1 de la desescalada con la mirada puesta en los pequeños municipios que apenas han registrado contagios pero que ya pueden recibir familias o particulares que tienen allí sus segundas residencias. Por el momento los alcaldes aseguran que las medidas de alivio han sido bien recibidas por los vecinos, que han recuperado parte de su vida social, aunque el sector turístico continua con la incertidumbre de no saber cuándo podrá recuperar la normalidad.
Explica el alcalde de la Rubielos de Mora, Ángel Gracia, en la Comarca de Gúdar-Javalambre, que la desescalada se ha notado en la calle con más actividad de los vecinos, que ya han acudido a las terrazas que están abiertas, a dar paseos y a los huertos y reconoce que en la localidad no existen las aglomeraciones que pueden darse en grandes ciudades. “En estas zonas la situación se está desarrollando con bastante rigor y se están cumpliendo las normas porque la gente puede salir a pasear por el campo que está muy cerca y cumplen el distanciamiento social”, dice.
Sobre el temor a la llegada de visitantes de fuera de la localidad, señala que están tranquilos porque su público es mayoritariamente de la Comunidad Valenciana y todavía no pueden cambiar de provincia, aunque precisa que sí que están recibiendo personas de Teruel que tienen lazos con la población o disponen allí de una segunda residencia. E insiste en cumplir con las medidas de prevención recomendadas como el lavado de manos, el distanciamiento social y el uso de mascarillas.
La situación es similar en Calanda, en la Comarca del Bajo Aragón. El alcalde de la localidad, Alberto Herrero, indica que por el momento todavía no ha ido mucha gente de fuera y que se encuentran en una situación de tranquilidad, después de que los casos de coronavirus que allí se dieron hayan remitido. No obstante, precisa que hay que ser “muy cautos” y seguir cumpliendo con las medidas de prevención que se han establecido, aunque reconoce que los vecinos así lo están haciendo. “Estoy satisfecho con su compromiso”, señala.
Herrero detalla que desde el Ayuntamiento han aplicado distintas medidas de prevención desde antes incluso de que se decretara el estado de alama, como el cierre de la residencia de la localidad. También impulsaron una plataforma para repartir 15.000 mascarillas y desinfectaron el municipio con la ayuda de los agricultores. Además, de cara al próximo pleno, comenta que se aprobará la bonificación de tasas en materia de ocupación pública, alcantarillado, agua y basuras para comerciantes y autónomos que han estado cerrados o han reducido su facturación más de un 70%.
Respecto al sector turístico, explica que antes de pasar a la fase 1 mantuvieron una reunión con los agentes implicados en la que se decidió que las terrazas de los bares podrían ser ampliadas para permitir la distancia social entre los clientes y disminuir las pérdidas. Por ahora en torno al 50% del sector de la restauración ha abierto allí sus puertas, aunque respecto al hotelero, Herrero reconoce que habrá que esperar a ver cómo evoluciona para adoptar las medidas pertinentes.
“Necesito abrir porque sigo teniendo gastos”
Aunque en la fase 1 de la desescalada ya se permite el turismo dentro de la misma provincia, el sector turístico sigue con incertidumbre la evolución de la pandemia para salvar la temporada, en la medida de lo posible. Los gerentes además son cautos con la llegada de visitantes de fuera de la localidad y temen posibles contagios. “Todos los vecinos son muy mayores y no sé hasta qué punto encajarían bien que abriera, pero yo sigo teniendo gastos fijos”, argumenta Marta Astudillo, dueña de la casa rural Abaric, en La Cañada de Verich.
Astudillo señala que no sabe cuando podrá abrir y cree que como pronto será a partir del mes de julio, aunque reconoce que ya ha recibido alguna reserva para agosto. Estas sin embargo son pocas y están a expensas de que la situación mejore, por lo que ha dado facilidades para cancelaciones o cambio de fecha, en caso de que fuera necesario. Mientras tanto, ha aplicado todas las recomendaciones, desinfectando las instalaciones y toda la ropa de cama con tratamiento de ozono.
En su caso es fácil aplicar el protocolo porque se trata de una casa rural de ocho plazas que se alquila como una unidad completa, aunque indica que tendría que entregar mascarillas a todos los clientes y no encuentra tanta cantidad. En esa se situación se encuentran sus compañeros del sector en la Comarca del Bajo Aragón, por lo que se han unido para intentar hacer una compra conjunta en establecimientos del territorio y fomentar así el consumo local.
La gerente de la Asociación de Turismo del Bajo Aragón, Nieves Ballesteros, asegura que el sector está con “incertidumbre” porque no saben cómo van a reaccionar los clientes en las diferentes fases de la desescalada e indica que tienen ganas de retomar la actividad y volver a trabajar. “Nosotros queremos mantener a salvo a nuestros vecinos con un turismo muy respetuoso con la población y tenemos que estar seguros con medidas muy controladas para salvaguardar su seguridad”, dice.
Ballesteros reconoce que han empezado a recibir algunas reservas en la Comarca, pero son “muy pocas” y “no se pueden comparar con años anteriores”. Por este motivo, insta al Ejecutivo autonómico y nacional a ofrecer recursos económicos al sector, tal y como precisa que han hecho los ayuntamientos de los distintos municipios. Mientras tanto, no quiere ser negativa y mira al futuro con la esperanza de que con la nueva normalidad se pueda salvar parte de la temporada.