Otra mirada sobre el mundo rural: el podcast ‘Repoblados’ pone el foco en los pueblos que han recuperado habitantes

Candela Canales

31 de marzo de 2023 23:43 h

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No hay una sola forma de repoblar un pueblo. Puede ser por ocupación, mediante una escuela, gracias a un sindicato, mediante el turismo o restaurando el pueblo que había antes. Javier Castillo, Bruno Fortea, Joan Sánchez y Serena Iordache recorrieron varios pueblos del Alto Aragón en busca de estas historias y de ahí surgió su podcast ‘Repoblados’. 

Conocieron la historia de Ruesta, el valle de la Solana, Caneto y Jánovas grabando las voces de los vecinos y vecinas que decidieron formar ahí sus proyectos de vida y lo contaron todo en un podcast que fue su Trabajo Final de Grado en 2021 de la Universidad Pompeu Fabra. 

“En vez de centrarlo en la despoblación queríamos hablar de los pueblos en los que hay gente que está intentando revertir esa tendencia, que está repoblando. En el Alto Aragón hay muchas iniciativas de pueblos que se habían despoblado o estaban a punto y en los cuales ha ido gente y ha conseguido volver a construir viviendas, negocios y pueblos”, cuenta Javier Castillo, el único de los cuatro que es de la zona y que conocía previamente estos pueblos. 

Iordache explica que Castillo “les convenció de ello” y que la idea surgió antes de la pandemia, “después sí que se habló más de repoblación, no lo pensamos con la idea de gente de la ciudad que se va a vivir a los pueblos sino con iniciativas que ya estaban funcionando”. Sánchez añade que la región “les sedujo a todos” y lo califica como un experimento personal “para ver realmente cómo se lo está montando la gente para vivir allí y mantener los pueblos. Yo me llegué a plantear irme allí, había hasta un punto personal de interés por la zona y después de estar allí y aprender mucho me gustó mucho más”.

Como curiosidad, comentan que los viajes que tuvieron que hacer para recopilar toda la información fueron en la primavera de 2021, época en la que todavía estaban en vigor los cierres perimetrales, así que “fuimos a nuestra tutora del TFG y le pedimos un papelito para poder viajar. Un día hacíamos entrevista y tuvimos que volver corriendo por el toque de queda”, recuerda. Destaca también la buena acogida de los vecinos y vecinas que, a pesar de la pandemia, en ningún momento “mostraron reticencia a abrirnos sus casas”.  

“Tuvimos una suerte que no nos la creemos, pueblo al que íbamos, pueblo en el que nos abrían las puertas de sus casas, nos contaban su vida y nos daban hasta de comer. La gente es muy abierta y estaba super predispuesta a colaborar y a contarnos su historia”, cuenta Castillo. 

Actualmente hay publicados cuatro episodios, aunque tienen material para dos más, “que no hemos llegado a montar porque la vida nos ha atropellado después de la universidad”, comenta Iordache. Castillo recalca que hay un claro nexo de unión entre estas cuatro historias y no es la repoblación, “son los pantanos”, haciendo referencia al pantano del Grado, al de Yesa y al de Jánovas, que finalmente no fue construido. Castillo fue el encargado de dirigir el capítulo de Caneto, el lugar donde nació la idea del podcast. “Yo tenía muy claro que era una de las que teníamos que contar, no solo porque me parece muy única sino porque creo que es la que más éxito ha tenido”. 

Según Castillo, la historia de este episodio se resume en una frase de Bea, la directora de la escuela: “planta una escuela y crecerá un pueblo”. Gracias a esta escuela, hoy en día viven en Caneto 50 personas y prácticamente la mitad de ellas son menores de 13 años. “Lo bonito de esta escuela no solo es donde está sino que es muy horizontal, los niños tienen mucha libertad, es un colegio de educación libre, con metodologías singulares. Nos enseña que la escuela es un elemento clave para la viabilidad y el futuro de un pueblo”, comenta. 

A 163 kilómetros de Caneto se encuentra Ruesta, un pueblo gestionado por un sindicato anarquista: “Es una historia de un pueblo al que echaron a su gente para no terminar nunca de inundar la zona habitable y cómo ahora mismo ese pueblo intenta recobrar vida de la mano de la CGT”, explica Fortea, que destaca la figura de Martín, el encargado de gestionar el restaurante y albergue de Ruesta que “tiene un proyecto para desarrollar con un modelo horizontal una cooperativa con productos de la zona”. 

Ya en pleno Alto Aragón pusieron el foco en el valle de la Solana, donde la repoblación está ligada a la ocupación. Tal y como explica Iordache, que fue la encargada de editar este episodio, destacaron dos historias de este valle “muy potentes”. Por un lado, el pueblo de Sesé, donde hablaron con José Pepe, un madrileño que llevaba 25 años en este pueblo ocupado. Gracias a José Pepe pudieron conocer la historia de Puyuelo, donde unos jóvenes alemanes y belgas están reconstruyendo el pueblo. “ Ellos nos contaron que esto no existe en su país, no existen pueblos vacíos en los que no viva nadie, la densidad de población es muy grande, el fenómeno de la despoblación les pareció una cosa muy chocante, por eso decidieron rehabilitar el pueblo como una labor social”, explica la joven. Para Sánchez, este capítulo es “el más chocante” por conocer a gente que apuesta por ese estilo de vida. 

Sánchez continúa explicando la historia de Jánovas, la más conocida de las cuatro. “Quisimos darle un toque más cercano y no contar lo de siempre, aunque era inevitable”. Destaca que, lo que más llamó su atención fue que no había un enfoque único sobre cómo abordar la repoblación del pueblo, por un lado mediante el turismo y por otro recuperar la autenticidad del pueblo y cómo era antes. 

Premio Félix de Azara 

Este podcast recibió el premio Félix de Azara en la categoría medios el pasado mes de marzo, en la XXV edición de estos premios promovidos por la Diputación Provincial de Huesca.  La institución promueve estos galardones en honor al destacado naturalista oscense del siglo XIX, que reconocen el trabajo de personas y colectivos que comparten el respeto y el cuidado del medio ambiente.

Sánchez explica que fue un “placer” recoger el premio rodeado de personas “que están haciendo cosas preciosas en el Alto Aragón”. 

Se presentaron a los premios “por la insistencia de la madre de Javi”, comenta Iordache, que añade que “estamos muy contentos con el premio y le ha dado una vuelta más de visibilidad al podcast. Ahora tenemos el retintín a ver si hacemos más capítulos”. 

Castillo recalca que, como altoaragonés, hace “mucha ilusión” recibir este premio y que “uno de los aprendizajes del podcast es que nuestro proyecto ha demostrado que el Alto Aragón es una tierra llena de oportunidades y una tierra de acogida donde cabe prácticamente todo el mundo”.