Luchar por la igualdad de género, reforzar el papel de la mujer en el mundo rural, sembrar espacios seguros y crear una red de protección para todas aquellas mujeres de los pueblos, tanto mayores como jóvenes. Estos son los cuatro elementos en los que trabajan e insisten desde la Asociación Bureteandoando, que pertenece al municipio de Bureta en Zaragoza provincia.
Esta localidad de la comarca Campo de Borja cuenta con tan solo 206 habitantes, aunque en verano se repueblan sus calles y sus rincones gracias, entre otros, al Burosque Encantado que guarda y donde se pueden observar pequeñas hadas y gnomos.
Según comparte Laura Sánchez, que es la secretaria de esta asociación, era necesario crear un nuevo Rincón Violeta, tras ponerlo en marcha el 8 de marzo de 2021 y “sufrir pequeños percances en ese espacio”. “Con este proyecto queríamos darle un espacio a cada mujer del pueblo y animar a las que vengan a que se queden a vivir aquí”, añade.
“De primeras creamos una maceta por mujer e hicimos corazones morados. Queríamos que las vecinas formaran parte de las actividades dinámicas que se nos ocurrían desde la asociación y, además, era un modo de reivindicar la situación que vivimos las mujeres hoy en día”, sostiene Sánchez.
Según explica la secretaria de la asociación, a las mujeres del pueblo no les ha tocado vivir ningún caso de violencia de género en cuanto a términos físicos, pero “la violencia verbal siempre está presente y eso afecta a todas de una manera u otra”.
“Todo el mundo que entra a allí puede reflexionar porque es un parque que da mucha paz y en el que no se escucha ningún tipo de ruido. Hay unas vistas preciosas al Moncayo y se puede pensar sobre lo que se está viendo y lo mucho que hay que cambiar todavía”, agrega Laura.
Con este proyecto, que ha sufrido modificaciones en cuanto al material y al espacio, se quiere transmitir la importancia de la mujer en la vida rural, un rincón que muestra la lucha por la igualdad donde la siembra florece en su máximo esplendor gracias al apoyo de los vecinos de la localidad y del Ayuntamiento porque “aquí todo el mundo colabora y están encantados”.
En su inauguración, además, se contó con María Añón, una mujer de 92 años que ejerció de representante de todas las mujeres mayores que han dejado huella en las generaciones futuras. “Decidimos que la mujer más mayor que acudiera a la cita sería la que inauguraría el espacio y fue ella, María. Le dimos una sorpresa, pero también ella a nosotras al venir”, confiesa.
Una vez leído el manifiesto, se procedió a plantar, por parte de cada una de las asistentes, igualdad en forma de corazones que ellas mismas habían elaborado de manera artesanal en sus casas. Además, este espacio también cuenta con un tótem en forma de mujer de Julio, un vecino de Bureta que actualmente reside en Madrid, pero quería acompañar y colaborar con esta iniciativa.
Bureta ha sido el reflejo de otros pueblos, que han intentado hacer algo simbólico para ese día y que han cogido ideas de este rincón para sus espacios y calles. “Ahora está enfocado de otra manera. Por ejemplo, las piedras que tenían los nombres de las mujeres asesinadas ahora son de color morado y forman todas juntas un corazón.
“Aquí, las mujeres, nunca nos hemos sentido menospreciadas porque, tal y como decimos, somos de brazo remangado. Nunca nos hemos sentido como si fuésemos un mueble. Hemos tomado las decisiones, pero es necesario que se valore a la mujer rural porque sin la mujer ni lo rural ni el mundo se puede llevar a cabo”, considera Sánchez.
Es por ello por lo que Laura Sánchez, junto a sus compañeras que forman la asociación Elena Bellido, Virginia Colás e Inmaculada Sánchez; trabaja por dejar atrás “esa visión de que la mujer tiene que estar en casa cuidando de sus hijos porque todas las mujeres somos independientes y debemos poder salir y entrar cuando queramos a nuestros hogares”.
Sin embargo, sí considera que la conciliación familiar “todavía no existe” porque se señala a la mujer como la persona que “debe trabajar, cuidar, limpiar y atender a los demás, sobre todo, a los hijos”. “No estamos como antiguamente, pero queda muchísimo por cambiar y, sobre todo, en el mundo rural en donde muchas personas son mayores”.
“Si no hay movimiento es un pueblo muerto. Nuestro objetivo es llamar la atención, visibilizar, reivindicar, mantener la escuela abierta, aumentar los servicios y darle a cada mujer ese espacio que, quizás en muchas ocasiones y parcelas de su vida, no han tenido”, asegura.
Reconocimientos y más actividades dinamizadoras
El año pasado la asociación recibió una placa de reconocimiento al ‘Empoderamiento del año’ de la Comarca Campo de Borja y las feministas por su vídeo en el 25 de noviembre, el Día Internacional contra la Violencia de Género, y en el que “muchas mujeres del pueblo pintaron sobre sus cuerpos frases que denunciaban esta lacra”.
Ahora, además de que esas imágenes forman parte del nuevo Rincón Violeta al estar en maderas, también acuden a encuentros, talleres, charlas y forman parte de otras actividades y exposiciones como “Ellas son campo”, impulsada por el Gobierno de Aragón. En este caso, la actividad se desarrolló hace unos días en la Biblioteca de Mallén con la presencia de la responsable de Igualdad en el Departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente, Miriam Ferrer Dufol.
“Es necesario darle un empujón al pueblo, llamar la atención y ser de interés para la gente que se replantea vivir aquí. Con la pandemia han llegado cinco parejas y tres familias, lo que supone ocho casas más habitadas. Es muy importante para nosotros”, sostiene Sánchez, a pesar de considerar que uno de los problemas y dificultades en la repoblación es la escasez de viviendas de alquiler que tienen algunos pueblos como Bureta.
Por este motivo, desde Bureteandoando impulsan nuevas dinámicas cada día y piensan en aquellos rincones “que pueden tener un mejor uso o ser más atractivos”. La principal es el Bosque Encantado, que terminó por ampliarse a cada puerta y cada ventana de las casas del pueblo. Esto consiste en crear con madera y materiales de los árboles pequeñas casas de seres fantásticos para “crear un camino de magia y explorar la vida de pequeños seres en cada espacio y calle”.
Tal y como añade Laura también han convertido un rincón del pueblo en un “oasis sostenible con todo material reciclado y neumáticos”, que se convirtieron en mesas y sillas y crearon una zona de descanso para los turistas y visitantes del pueblo. “Hay un pozo, unas palmeras, lámparas con luces solares creadas con garrafas de cristal… Todo lo utilizamos para darle una segunda vida”.
Asimismo, otra de las iniciativas que han emprendido es la creación de un nuevo espacio cultural, “La noria”, cedido por una vecina del pueblo. “Es una casa con amplio jardín y allí queremos desarrollar todo tipo de actividades para todas las edades, que sea intergeneracional”, concluye.