La pandemia de la Covid-19 no frena el emprendimiento en el medio rural: “Si no apoyamos nosotros a los pueblos quién lo va a hacer”

Diego Saz

9 de enero de 2021 22:43 h

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La pandemia de la Covid-19 ha pasado factura a varios sectores y ha sembrado la semilla de una crisis económica que ya se está dejando notar en el país. No obstante, también ha puesto de manifiesto la importancia del comercio de cercanía, demostrando que el emprendimiento es posible en el medio rural. Los confinamientos perimetrales han servido para reafirmar algunos negocios locales y les han permitido ganarse la confianza de los vecinos, gracias a la labor que han desempeñado.

Es el caso de María Martín, quien en pleno estado de alarma se lanzó a abrir un comercio en la localidad turolense de Santa Eulalia del Campo. Fue el 20 de marzo cuando levantó la persiana de un pequeño supermercado con elaborados de carne, quesos, embutidos, congelados y todos aquellos productos que los clientes solicitan. Ella ya había trabajado durante más de dos décadas haciendo embutidos con su madre, por lo que la experiencia le sirvió como garantía frente a los vecinos.

Explica Martín que no tuvo dificultades en la puesta en marcha de su proyecto, pese al desembolso económico que tuvo que realizar para adquirir mobiliario y maquinaria nueva, pero sí que sintió miedo a la hora de abrir las puertas. En medio de una pandemia no sabía cómo iba a funcionar su negocio, ‘La despensa de María Martín’. Sin embargo, los vecinos respondieron positivamente, e incluso decidió completar sus servicios con reparto a domicilio a localidades cercanas y pudo contratar a una trabajadora.

Esta situación confirmó a Martín que en su pueblo hay suficiente gente como para mantener abierto su establecimiento, ya que muchos de los vecinos que antes iban a Teruel o a otras localidades cercanas a hacer la compra, ahora la hacían allí. Por este motivo, considera importante apostar por el medio rural para generar un tejido comercial que permita a los habitantes quedarse en el territorio. “Si no apoyamos nosotros a los pueblos quién lo va a hacer”, se pregunta.

También con la pandemia de la Covid-19 de por medio la joven Laura Gimeno se lanzó a regentar el multiservicio de Galve, en Teruel. Lo hizo en junio, cuando la anterior gerente dejó el establecimiento, y aprovechó para marcharse de su anterior trabajo de informática que desde hacía tiempo le estaba generando ansiedad. “Estaba contenta, pero era un perfil que no era de mi rama”, reconoce. Ahora sigue estudiando, pero con un trabajo que le permite compaginar sus horarios.

Cuando Gimeno cogió la regencia del multiservicio ‘San Roque’ de Galve tuvo que renovar el mobiliario. Ahora dispone de todo tipo de productos e incorpora lo que los vecinos le piden. “Los habitantes de aquí valoran positivamente que exista un servicio como este para ellos y me ayudan comprando y tratándome bien”, señala, al tiempo que reconoce que es importante mantener la persiana subida en una localidad en la que muchas de las personas que allí viven son mayores.

Una segunda oportunidad

Raúl Paricio llevaba diez años trabajando como mecánico en un taller de Villarquemado cuando llegó la pandemia de la Covid-19 y tuvo que dejar su empleo. Fue en ese momento cuando decidió lanzarse y retomar el taller que su padre tenía en Santa Eulalia. Reconoce que la puesta en marcha del proyecto fue difícil y que en el proceso se encontró con “muchos problemas”, pero a finales de agosto levantó la persiana de ‘Garaje Avenida’.

La experiencia que Paricio había acumulado le sirvieron como garantía ante los vecinos, que respaldaron su iniciativa desde un primer momento. “La gente del pueblo está muy contenta y me traen muchos coches porque ya me conocían del otro taller y ya saben como trabajo”, indica. En este sentido, reconoce que los vecinos valoran su trabajo para poder reparar allí su vehículo sin tener que desplazarse.