La presión vecinal logra modificar un colector en el parque Bruil de Zaragoza que habría finiquitado decenas de árboles
Tras varias denuncias colectivas a la tala masiva de árboles en el parque Bruil, miembros de Ecociudad y del servicio de Medio Ambiente, Acción Climática y Salud del Ayuntamiento de Zaragoza se reunieron con asociaciones vecinales para comunicar el nuevo trazado del colector que iba a suponer la tala de medio centenar de árboles.
Vecinos del entorno habían llegado a amenazar con encadenarse a los árboles del parque en su última manifestación el pasado 14 de diciembre. Las redes sociales y grupos de Whatsapp de las distintas asociaciones vecinales y ecologistas echaban humo desde que se descubrieron la consecuencias inmediatas del millonario proyecto del Ayuntamiento de Zaragoza junto con el Gobierno de Aragón para revivir el Huerva a su paso por la ciudad.
Atónitos, los que pasean de forma habitual por el parque se encontraron con cerca de 50 árboles marcados con cruces azules y amarillas. Todo hacía presagiar que algo les iba a ocurrir, pero no había información de qué. “Tuvimos una reunión en octubre en el Centro Lain Entralgo con los responsables de la obra. Sabíamos que se iba a colocar un colector y se acordó que nos informarían de todo. Pero nuestra primera información fue ver máquinas que entraban a saco sobre el terreno y empezaban a señalizar árboles para talarlos”, relata Carmen Turégano, presidenta de la asociación vecinal Parque Luis San Agustín.
Casi en el acto, se convocaron numerosas organizaciones vecinales para frenar la inminente tala en lo que conciben como uno de los pulmones de Zaragoza. Desde los grupos ecologistas se insistió en la necesidad de convocar reuniones sobre el terreno para que se explicara de primera mano a los vecinos qué actuaciones se iban a ejecutar y encontrar alternativas que minimicen al máximo las consecuencias sobre la vegetación.
Olga Conde, miembro de la Asociación Naturalista de Aragón (ANSAR) y técnica del Área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Zaragoza durante 30 años, denuncia el abandono institucional sobre el parque Bruil que desde los años noventa ha perdido centenares de árboles sin un proyecto de repoblación a la vista.
Pese a ello, los vecinos agradecen la actitud abierta al diálogo de los representantes de la sociedad municipal Ecociudad Zaragoza, encargada de acometer la regeneración paisajística de hidromorfológica del río Huerva a su paso por la ciudad. Sin embargo, lamentan que se haya tenido que realizar una protesta para que se les escuchara cuando ya existía una alternativa a la tala de árboles y, sobre todo, es obligatorio comunicar las actuaciones de todos los proyectos que tengan en su financiación fondos europeos Next Generation, como en este caso.
Se acordó de palabra que se van a talar tres arces negundos de los más de 40 árboles señalizados, entre los que se encontraba una hilera de cipreses y una higuera. Además, se solicitó conocer la segunda fase de las obras que se harán directamente sobre el río antes de que se empiecen.
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A la celebración también se sumaron vecinos de Torrero quienes mantienen una lucha contra la tala de pinos para ampliar el Parque de Atracciones. Los vecinos insisten en que las 330 hectáreas que forman el Pinar de Venecia pertenecen a todos los zaragozanos y constituyen en un patrimonio natural, cultural e histórico, ya que fue plantado en su origen por escolares y vecinos de la ciudad.
Josan Pérez, de la plataforma Salvemos los Pinares de Venecia, resume con optimismo que la lucha vecinal hace cambiar las cosas, pero “queda luchar mucho y vamos a dar la batalla porque no solo el barrio de Torrero, sino toda la ciudad se está dando cuenta de que se está planteando un modelo de ciudad donde se pone el negocio sobre las necesidades de los ciudadanos”.
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