No existe una jornada escolar que contente a todos, y eso hace que el cambio del horario escolar sea un debate recurrente en Aragón. Las asociaciones de padres, los sindicatos de profesores y la plataforma por unos comedores escolares públicos tienen opiniones encontradas en torno a este asunto educativo. Ante esta falta de consenso, la Asociación de Psicopedagogía de Aragón plantea una sencilla solución: priorizar los intereses de los niños.
“Al final, los profesores hablan por ellos mismos, los padres hablan por ellos mismos y nadie habla de lo que interesa a los niños, que necesitan tiempo para descansar, tiempo para jugar, tiempo para hacer deporte…”, comenta el presidente de la Asociación de Psicopedagogía de Aragón, Juan Antonio Planas.
Y la jornada continua es, frente a la partida de mañana y tarde, la que en mayor medida garantiza esto, aunque tampoco es perfecta para todos los casos, añade, ya que “habría que diferenciar por edades y tener en cuenta también si la escuela está en una ciudad o en el medio rural”.
En cualquier caso, sostiene que lo que está claro es que el sistema actual no funciona, porque provoca situaciones totalmente “irracionales” como el hecho de que un niño de ocho años acabe de hacer sus tareas a las 21:00 horas, entre actividades extraescolares y deberes. Algo que es frecuente, agrega.
Frente a esta realidad, Planas considera que una jornada continua permitiría a los niños empezar sus actividades extraescolares a las 16:00 horas y acabarlas a las 17:00; “una hora razonable”. Se trata de dar más “flexibilidad” a las familias y, sobre todo, de no confundir la jornada lectiva con el horario de los profesores o de apertura del colegio. Los centros educativos, apunta, deberían estar abiertos durante todo el día para aprovechar al máximo sus recursos: instalaciones deportivas, bibliotecas, ordenadores…
Desde la asociación son conscientes de los inconvenientes que este cambio de jornada plantea para algunas familias y, por ello, proponen que los alumnos puedan estar hasta las 17:00 horas en el colegio bien atendidos, con actividades gratuitas, para “que no esté supeditado a la disponibilidad económica de las familias”. “Todo es cuestión de voluntad política, porque económicamente es una nimiedad respecto al dinero que se dedica a otras cosas”, indica.
Monzón III, el único colegio en Aragón con jornada continua
Aragón es una de las pocas comunidades autónomas, junto a País Vasco y Cataluña, que, por ahora, no permite a los centros educativos implantar la jornada continua. Solo se estableció hace tres años, de forma experimental, en un nuevo colegio de Monzón (Huesca).
El director de este centro educativo, el Monzón III, es Ramón Coll. Cuenta que no han recibido ninguna queja por el horario, más bien al contrario. Cada año se reciben muchas solicitudes de admisión para el nuevo curso, a pesar de que en la misma localidad hay otros colegios con horario de mañana y tarde. Todos los alumnos, tanto los de Infantil como los de Primaria, empiezan las clases a las 9:00 y terminan a las 14:00, con dos recreos de veinte y diez minutos cada uno. De las 14:00 a las 16:00 tienen servicio de comedor y, después, una hora de actividad extraescolar.
Ahora como docente, Coll afirma que no puede asegurar que los alumnos rindan más por la mañana, porque no se ha hecho hasta ahora ninguna prueba para comprobarlo, pero asegura que están menos cansados que por la tarde.
Jessica Paloma es la presidenta de la Asociación de Padres y Madres (AMPA) de este centro. Ha vivido los dos tipos de jornadas, porque por motivos de cercanía cambió a su hija de colegio. Explica que se queda con la jornada continua, porque solo tiene que hacer dos viajes, en lugar de cuatro, y porque su hija tiene así tiempo para descansar al mediodía y hacer los deberes.
“Nosotros desde el AMPA organizamos actividades extraescolares de 16:00 a 17:00 horas. Hay niños que las enlazan con el comedor, dependiendo de las necesidades de cada familia”, explica.
Además de la jornada, desde la Asociación de Psicopedagogía de Aragón plantean también que se modifique el calendario escolar. Consideran que el actual sigue un modelo del siglo XIX, es decir el de una España rural, con vacaciones en función de las fiestas religiosas y las cosechas. “Es antipedagógico”, afirma con rotundidad Planas, quien apuesta por una mejor distribución de los festivos y por fijar la fecha de la Semana Santa para planificar mejor los temarios. Una reivindicación que también el rector de la Universidad de Zaragoza, Manuel López, ha planteado en alguna ocasión.
“Siempre que se mueve algo hay gente que se queja, porque los beneficiados no dicen nada y los perjudicados arman ruido y, ante esto, ¿qué es lo que hacen los gobernantes? Pues como los niños no van a decir nada porque no tienen capacidad, no hacen nada y seguimos con este problema que todos lo ven y nadie mueve ficha”, concluye.