Para la mayor parte de la gente, el lunes es simplemente un día duro que obliga a madrugar de nuevo. Para otras personas, también es un color, un sonido o una forma. Es el caso del oscense David Adiego, que lo percibe como “un trenzado de tentáculos azul ultramar”.
Tiene sinestesia, “una reacción cerebral en la que, ante un estímulo sensorial, asociamos de forma automática e involuntaria propiedades que racionalmente le son ajenas”, tal y como él mismo la define. El término proviene del griego y nace de la combinación de “juntos” y sensación“. Así, se produce una respuesta no habitual en el cerebro al recibir ciertos estímulos. Siempre la misma; un sinestésico no tendrá reacciones distintas ante un mismo día de la semana o escuchará sonidos diferentes ante un mismo color. La repetición de los test es clave para diagnosticar a una persona como sinestésico (aunque no es una enfermedad, sino una cualidad).
No hay cifras claras. Ciertos estudios calculan que una de cada 2.000 personas tiene sinestesia; otros reducen la proporción a una de cada 100.000. Tampoco hay certezas en la incidencia por sexos: mientras una investigación asegura que es mucho mayor en las mujeres (3 de cada 4), otros estiman que no existe relación alguna. Se han registrado más de 60 formas de sinestesia pero la mayoría de los sinestésicos se encuadran en unas pocas variedades.
La principal es la relación entre colores y letras o números. Una persona puede asociar el 1 con el amarillo y la letra A con el rojo. Aunque parezca aleatorio, en muchas ocasiones esta relación de A y rojo se repite en los sinestésicos.
Es una de las tipologías de David (se pueden tener varias), para quien “cada día de la semana tiene una forma y color muy determinados desde que era niño. El lunes es un trenzado de tentáculos azul ultramar, el martes un grupo de pirámides imbricadas de color rojizo, el miércoles una torre helicoidal verde esmeralda… No solo le sucede con números, también con conceptos abstractos como ”poesía, arte, tristeza, sexo... todos vienen como formas tridimensionales y coloreadas.“
Para David, escuchar música también “se traduce como una sucesión de formas y colores”. Es otra de las formas habituales de sinestesia. A veces un color activa un sonido y en ocasiones es a la inversa; también es frecuente que cada color tenga una forma determinada. Este tipo de sinestesia ha sido relativamente habitual entre compositores como Franz Liszt, Duke Ellington o Alexander Scriabin, cuyo cerebro percibía los diferentes acordes y tonalidades en forma de color. En este sentido, la sinestesia puede ayudar a desarrollar la potencia artística de ciertas personas.
Así lo constata David Adiego, que afirma que “es una gran ventaja. Trabajo como diseñador gráfico e ilustrador, y he desarrollado siempre de forma paralela proyectos artísticos. Desde niño he tenido una vinculación muy poderosa con el dibujo y la pintura. En cierto sentido, creo que esas reacciones libres de mi cerebro (tremendamente claras y concretas) han influido mucho en mi devenir profesional”.
La pintura ha dado ejemplos de sinestésicos como Kandinsky; y en literatura, el claro exponente es Nabokov, que en una entrevista aseguró que tenía “este don anormal de ver las letras en color. Se le llama audición del color. La V es de un pálido rosa translúcido. Y la N, por otro lado, es del color amarillo grisáceo de la avena. (...). Resulta que descubrimos un día que nuestro hijo también veía las letras en colores”. No se sabe con exactitud qué causa la sinestesia, pero sí se considera que tiene un componente genético.
David descubrió durante su adolescencia que lo que sentía y percibía era algo descrito por la psicología, aunque nunca ha sido oficialmente diagnosticado. Tampoco participa en ninguna asociación, porque no lo ha visto “como un problema o algo que compartir” y no le afecta en el día a día: “He sabido que algunas personas no pueden, por ejemplo, desvincular un color de un determinado signo, y eso les convierte en una especie particular de daltónicos. En mi caso no es así para nada y mi rutina es absolutamente normal”.
Existen multitud de portales sobre sinestesia en los que cualquiera puede realizar un test para saber si puede ser sinestésico. La mayor parte son en inglés, donde también hay charlas en vídeo de sinestésicos y consejos.
Adiego vive su condición como “un pequeño privilegio que influye de forma muy positiva en mi trabajo” y recomienda a alguien que piense que pueda ser sinestésico que localice los detalles de la suya y aprenda a disfrutar de ella.