Un grupo de 30 vecinos de Graus ha puesto en marcha una campaña de recogida de firmas para solicitar al ayuntamiento de la capital de la comarca de la Ribagorza una moratoria de al menos 13 años para la puesta en marcha de nuevas instalaciones o la ampliación de las granjas de porcino ya existentes en el municipio. Se agarran a unos análisis de aguas que califican de “alarmantes”, unas muestras recogidas en varios puntos de la zona de Torres del Obispo, un núcleo de 150 habitantes que pertenece a Graus, y del Valle del Sarrón. Según estas pruebas, en seis de estos puntos, nueve en total, el agua resulta no apta para el consumo humano por superar los niveles máximos de nitratos y de bacterias fecales permitidos.
Un riesgo, según los vecinos, para su uso en cultivos agrícolas de tipo hortícola. En su escrito a la alcaldesa, la socialista Gemma Betorz, señalan que con estos análisis “no caben dudas sobre el origen de la contaminación, pues semejantes niveles de bacterias de origen fecal en un amplio territorio escasamente poblado solo pueden atribuirse a la gran carga de purines de la ganadería industrial porcina que soporta nuestro entorno”.
Los resultados de estos análisis se añaden a los realizados por el colectivo ciudadano SOS Ribagorza y que alertaban de que las aguas de las fuentes de Regrustán, Pallarol, La Nora, Gambón, de la Teja y Betorz superaban ampliamente los niveles máximos de nitratos para el agua de boca (en diez veces en el caso de la Fuente Betorz). En julio de 2019 el Departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobierno de Aragón declaró zonas vulnerables por nitratos los municipios de Lascuarre, Capella, Graus, La Puebla de Castro y Secastilla a tenor de los datos recogidos por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) en las masas de aguas de sus términos municipales.
Esta situación puede llegar a afectar al cercano embalse de Barasona, “lo que supondría un desastre económico para el turismo en los municipios de Graus y La Puebla de Castro”, dicen los afectados para insistir en una moratoria para el incremento de la cabaña porcina por un periodo de al menos 13 años, que es el que tardaría en recargarse el acuífero afectado. Los vecinos reclaman que, con carácter urgente, el Ayuntamiento de Graus lleve a cabo una investigación en profundidad de las causas y origen de la contaminación detectada y “paralice” los expedientes en marcha de nuevas explotaciones o de ampliación de explotaciones ganaderas intensivas o industriales.
En este sentido, la Comisión Reguladora de Agua de Torres del Obispo señala que el agua de la red es totalmente apta para el consumo humano y que cumple todos los límites establecidos por Sanidad incluso antes de ser tratada. Según esta, el agua de la fuente del molino es también potable y ninguno de los nueve puntos analizados en el entorno de Torres del Obispo excede la cantidad de nitratos máxima permitida para el agua de consumo humano, a excepción del manantial de las huertas de Pueyo de Marguillén, que lo hace en un 4 % respecto al límite permitido. En varios de estos puntos los resultados muestran otros contaminantes como bacterias, de ahí el uso del cloro para su eliminación.
No es el primer caso de este calado en Aragón. La plataforma vecinal Hoya Huesca Viva se sumó recientemente a la petición de la Coordinadora Estatal Stop Ganadería Industrial de una moratoria para la ganadería industrial en España que evitaría la construcción de nuevas explotaciones de ganadería intensiva y la ampliación de las ya existentes hasta evaluar y regular cada una de ellas con una visión de conjunto.
Según esta, el sector “genera riesgos para la salud pública y el medio ambiente, hipoteca el presente y el futuro desarrollo del medio rural y no tiene en cuenta el bienestar animal”. La plataforma sostiene que esta actividad “contamina el aire que respiramos con amoniaco y el agua que bebemos con nitratos procedentes de los purines que se vierten en los acuíferos de zonas declaradas vulnerables a nitratos por la Administración”.
Apunta como ejemplos de estas afecciones a localidades de la comarca de la Hoya de Huesca como Alerre, Banastás, Chimillas, Esquedas, Loscorrales, Lierta o Plasencia del Monte, que carecen de agua potable en sus casas en este momento. En condiciones termoneutras de entre18 y 25 grados, un cerdo requiere aproximadamente dos litros de agua al día con 20 kilogramos de peso y siete litros con 100. Solo en la Hoya de Huesca se contabilizan 1.213.000 cerdos y 419 explotaciones porcinas, cuando en 2013 había 600.000. Poblaciones como Sabiñánigo, Jaca, Aínsa, Loporzano o Chimillas ya han sacado adelante limitaciones o moratorias sobre la ganadería industrial porcina.