En sus primeros siete meses de vida, de mayo a noviembre del año actual, el teléfono contra el acoso escolar del Gobierno de Aragón (PSOE) recibió 180 llamadas. Esto no quiere decir, como puntualizan desde el Ejecutivo, que se trate de ese número de casos de bullying, ya que la gran mayoría eran comunicaciones de alumnos, profesores y familias con necesidad de información. 31 de ellas, sin embargo, sí fueron notificaciones de menores aragoneses en posible riesgo de acoso escolar.
Todas fueron derivadas a la Asesoría de Convivencia que coordina la intervención entre familia, alumnado y centro, trabajando con la Inspección Educativa y los servicios de orientación del centro. Son casos, explican en la Administración, “que se están analizando para conocer la situación de convivencia que existe detrás de la llamada”. El guion a seguir es que, en un plazo de 48 horas desde la notificación, la Asesoría de Convivencia contacta con la familia del menor para iniciar la intervención.
Aragón fue la primera Comunidad española en poner en marcha un teléfono 24 horas con este propósito. La consejera de Educación, Mayte Pérez, explicó que “es un instrumento para que las familias, los docentes y el alumnado sepan que no están solos, que tienen un equipo de personas que pueden ayudarles antes los problemas de convivencia”.
Plan Integral contra el Acoso
La del teléfono es solo una de las patas sobre las que se asienta el Plan Integral contra el Acoso del Ejecutivo autónomo. Muy importante para la Administración y los expertos es la figura del observador: los niños y niñas, compañeros de clase, que ven el acoso desde fuera. El Gobierno ha lanzado un spot para trasladar a los alumnos que su papel es fundamental para detectar casos de acoso en los centros educativos.
De igual forma, apuntó la consejera, más de cien centros en Aragón se están formando en Convivencia Escolar y, de ellos, “alrededor de 50 trabajan ya con mediación escolar, alumnado ayudante y ciberayudante”.
Cuando llegaron al Gobierno, afirmó Pérez, se propusieron “recuperar, prestigiar y dignificar nuestra educación, y qué mejor manera de hacerlo que garantizando que la escuela es un lugar seguro para aprender, disfrutar y convivir”.