El verano también se vive en las estaciones de esquí, espacios a los deportes invernales que abren sus puertas durante los meses de agosto para albergar actividades sin nieve. El turismo de montaña abarrota el Pirineo aragonés y algunas voces se levantan en contra de este tipo de opciones, que genera un empleo precario y, como consecuencia directa, se considera que la mano de obra es insuficiente y que además estas actividades producen afecciones al paisaje. Los empresarios, por su parte, buscan la manera de resolver los problemas que se generan en el periodo estival.
El grupo Aramón, que gestiona buena parte de las estaciones aragonesas y cerró la temporada invernal por debajo de las cifras de las anteriores, con 800.000 usuarios, ha preparado un calendario veraniego para los centros de Cerler y Panticosa. El pico Cogulla, el mirador de Rincón del Cielo y el collado de Sarrau albergan el programa ‘Conviértete en Montañero’ en Cerler, mientras que en Panticosa se realizan excursiones a los ibones de Asnos y Sabocos.
Los talleres de ‘Pequeños Gigantes’ en Cerler, mientras, se enfocan para que los niños se inicien en el montañismo y la naturaleza. Además de las actividades organizadas, los visitantes pueden optar también por realizar excursiones libres en estos parajes, descensos de BTT, recorridos de trail running o disfrutar del viaje panorámico en remonte.
Las alternativas culturales y deportivas se suceden: Pirineos Sur, el festival Tocando el Cielo, la Trail Aneto-Posets de carreras por montaña, el Trail Valle de Tena, una prueba de Copa de Europa de descenso en bicicleta de montaña en Panticosa… El sector crítico con estas actividades, reunido en plataformas ciudadanas, apunta a los impactos negativos que estas prácticas pueden generar en el medio ambiente o la economía local.
Se juzga así que las estaciones de esquí están diseñadas principalmente para actividades invernales, y su apertura en verano implica una alteración considerable del entorno natural. La infraestructura utilizada para esquiar, como los telesillas y las pistas, requiere mantenimiento constante y, en muchos casos, modificaciones adicionales para adaptarse a las actividades estivales, como el ciclismo de montaña y el senderismo.
Degradación del suelo y la vegetación
Estos cambios pueden provocar una degradación del suelo y la vegetación, afectando negativamente a los ecosistemas locales. Además, la presencia masiva de turistas durante el verano aumenta la producción de residuos y la contaminación, lo que pone en riesgo la flora y fauna autóctonas, señalan.
Si bien se argumenta que se puede generar empleo y atraer ingresos, este suele ser “estacional y de baja calidad”. Además, la infraestructura necesaria para mantener las estaciones operativas durante el verano requiere una inversión “considerable”, que “puede no ser sostenible a largo plazo”. Los recursos financieros que podrían destinarse a otras áreas de desarrollo local se ven absorbidos por la necesidad de mantener y adaptar las estaciones para el turismo estival, añaden estas fuentes contrarias a las actividades veraniegas en los centros de esquí.
La masificación turística durante los meses de verano puede llevar a la “gentrificación” de las áreas cercanas, donde los precios de la vivienda aumentan y los residentes locales son desplazados por el auge de alojamientos turísticos y servicios orientados a los visitantes. Se quiere evitar la dependencia excesiva del turismo y se cuestiona la sostenibilidad “a largo plazo de esta práctica”: “Extender la temporada turística a los meses de verano podría exacerbar estos problemas, poniendo una presión adicional sobre los recursos naturales y aumentando la huella de carbono”.
La formación política Chunta aboga por “un cambio en el modelo de la gestión” en pos de un “equilibrio” entre “la actividad en las montañas y su conservación” que evite “la destrucción del patrimonio natural”. Sí se ha mostrado favorable a iniciativas para la “desestacionalización” del turismo en las estaciones de esquí tales como el Trail Valle de Tena, elogiado por el actual portavoz de Chunta en las Cortes de Aragón, José Luis Soro, en este sentido cuando fue consejero autonómico durante las dos anteriores legislaturas.
Aramon defiende este modelo de negocio fuera de la temporada invernal. Una forma de proceder que, según fuentes del grupo, se refuerza “en un contexto complicado” debido a la dependencia del clima que brinda alternativas para el ocio y “sostiene asimismo la economía local”. Frente a las acusaciones de fomentar un trabajo precario, recuerda que “el 80% de la plantilla es fija”, a lo que se suman hasta 11.000 empleos indirectos a lo largo de todo el año, con “acuerdos con los sindicatos para alcanzarse medidas de flexibilización”. Además, considera que la oferta trata de “añadir atractivos al Pirineo y no restar”, con un modelo “circular y sostenible”.
Frente a las críticas por el impacto ambiental de estas actuaciones estivales, Aramon replica con el ejemplo de un proyecto de reciclaje del caucho que procede de elementos obsoletos de sus máquinas pisapistas y remontes que se lleva a cabo durante estos meses en los que desarrolla el mantenimiento de las estaciones. “La búsqueda de la reducción de la huella de carbono es un testimonio de los beneficios ambientales de la economía circular; además, muestra que las empresas pueden desempeñar un importante papel en la lucha contra la contaminación por plásticos y el cambio climático”, indica el grupo.
El hub turístico del que forman parte 23 entidades de la provincia de Huesca también analiza en sus encuentros estas situaciones. Aboga por la desestacionalización de los centros de esquí siempre que se combatan cuestiones como su masificación.
Colapso en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido
El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, el más visitado del Pirineo, ha sufrido colapsos en los últimos meses al alcanzarse el cupo de 1.800 visitantes. El Ayuntamiento de Torla-Ordesa, del que depende el transporte, no dispone de un sistema de reservas online para el parking o el autobús que canalice la afluencia.
En una de sus últimas reuniones se habló en el hub de la ordenación turística, la formación y la disponibilidad de recursos humanos, con dificultades para la contratación en el sector. Los estudios revelan que las mayores carencias se dan en las ocupaciones turísticas relacionadas con la formación profesional: cocineros, ayudantes de cocina, camareros, recepcionistas de hotel, y en parte, actividades deportivas y de ocio.
Para resolver estos problemas, el hub propone acciones que pasan por la sensibilización sobre el conocimiento del sector en colegios e institutos, la implantación territorial de las especialidades de FP y certificados de profesionalidad, un plan formativo específico con una participación activa de los sectores y la posibilidad de un programa destinado a mayores de 45 años; y otro de vivienda para trabajadores temporales.
Un grupo de expertos ha realizado cuatro informes a partir del análisis de los datos económicos o de encuentros con Aramón, la Universidad de Zaragoza (el máster en Dirección y Planificación del Turismo del campus en Huesca) y las asociaciones de agencias de viaje, empresas de turismo activo, turismo verde y hostelería.