El director médico del Hospital Clínico Universitario 'Lozano Blesa' de Zaragoza, Joaquín Costán, ha reconocido que la situación de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del centro es de “un colapso prácticamente total”, con 49 camas ocupadas de un total de 51, de los que 38 son enfermos con la COVID-19 y el resto tienen otras patologías.
Así lo ha explicado en rueda de prensa, junto con el gerente del sector sanitario III y del Clínico, Ignacio Barrasa, la coordinadora de Urgencias, Beatriz Amores, y la directora de Enfermería, Elena Altarribas. Barrasa ha apuntado que hasta ahora “hemos compensado las altas de UCI con los ingresos”. Han comparecido para informar sobre la puesta en marcha este lunes, 16 de noviembre, de una carpa auxiliar del servicio de Urgencias del Clínico, en el aparcamiento del hospital, que va a atender a unos 40 o 50 pacientes al día con patología médico-quirúrgica leve, de lunes a viernes. El hospital asiste una media diaria de 250 urgencias, de las que entre 45 y 50 son personas relacionadas con la COVID-19 y se producen entre 20 y 23 ingresos por jornada.
De las 800 camas de hospitalización convencional que posee el centro, 234 están reservadas para pacientes con coronavirus, situadas en cuatro plantas --de la número 10 a la 13--, estando actualmente ocupadas 173 por personas con coronavirus. Además, el Clínico gestiona directamente 20 camas del centro COVID del barrio rural de Casetas, de las que 12 están ocupadas.
El gerente ha manifestado que el pico máximo en la ola actual tuvo lugar a finales de octubre y principios de noviembre, con hasta 300 urgencias diarias, llegando a 70 de pacientes con coronavirus o sospecha del mismo algún día y con entre 30 y 33 ingresos en una jornada. En estos momentos, “seguimos en cifras altas, sobre todo en determinadas áreas, pero estamos en una meseta ligeramente descendente”.
El director médico ha añadido que en esta segunda oleada “todos los hospitales se han provisto de camas de monitorización”, diez en el caso del Clínico, de forma que personas que en marzo y abril “iban directamente a la UCI”, ahora no, lo que ha permitido “mitigar el colapso”.
Son personas que se consideran pacientes semicríticos, que requieren de una atención especial de enfermería y mayor revisión médica. A esto se suma que el hospital cuentan con seis camas sin respirador para pacientes coronarios, que se consideran enfermos “críticos” y “que en otro momento hubieran ido a UCI”, pero ahora no se contabilizan como tales, ha señalado Costán.
“Estamos mal”
La coordinadora de Urgencias del Clínico, Beatriz Amores, ha manifestado que igual que el resto de hospitales “estamos mal” y si los contagios de la COVID-19 “siguen a este ritmo, habrá un tiempo que no podremos atender a los pacientes”.
Por su parte, Costán ha contado que, en este momento, a diferencia de lo que ocurrió en la primera oleada, cuando el hospital solo atendía a pacientes con coronavirus, además de las patologías urgentes y enfermos oncológicos, “estamos mantenido una actividad quirúrgica bastante importante” y todo el personal se está esforzando “para atender todas las demandas de la población”.
En este punto, el gerente, Ignacio Barrasa, ha subrayado la importancia “de la concienciación de la sociedad en el ámbito comunitario para reducir el numero de casos positivos de coronavirus para rebajar la presión en los servicios sanitarios”.
Unos 60 ingresos diarios
La coordinadora de Urgencias ha apuntado que están llegando dos tipos de pacientes con la COVID-19, personas mayores con patologías previas que vienen desde residencias, donde “sigue habiendo brotes” y pacientes jóvenes, de 40 y 50 años, pero también de 30, algunos de los cuáles “necesitan UCI desde el principio”.
Beatriz Amores ha precisado que en esta segundo oleada “la mayoría vienen diagnosticados” gracias al “esfuerzo que se está realizando desde atención primaria”, pero “siguen viniendo igual de malos” y requieren de UCI. “No nos estamos tomando en serio que puede pasarle a cualquiera que no tiene patología”, ha remarcado.
También ha señalado que la llegada de pacientes ya diagnosticados por primaria “nos facilita mucho la gestión”, aunque obliga a un triple triaje: pacientes con coronavirus confirmado, otros con sospecha y personas con otras patologías y su objetivo es “no mezclar” en una misma sala a estos tres tipos de enfermos y por eso se ha puesto en marcha la carpa.
Ha aclarado que en la primera oleada prácticamente todos los pacientes que llegaba a Urgencias eran personas con la COVID-19 y “dejamos de tratar a muchos pacientes que se quedaron en casa por miedo”, pero ahora se atienden todo tipo de patologías, de forma que a los 30 ingresos diarios por coronavirus hay que sumar otros tantos por otras enfermedades. “No es lo mismo ingresar a 40 o 45 pacientes” al día solo de COVID-19, como ocurrió en marzo y abril, que a unos 60 por jornada, como ahora, ha enfatizado.
“Tenemos que sobrevivir al virus y hacer las dos cosas”, ha esgrimido, para detallar que poner en marcha esta carpa “no es cómodo”, ni para el paciente, ni para los profesionales, pero es necesario. También ha advertido de la irresponsabilidad de algunas personas, que teniendo que guardar aislamiento domiciliario por haber sido diagnosticadas acuden como acompañantes a Urgencias con otros pacientes.
Nueva área sectorizada en el Hospital Royo Villanova
El Hospital Royo Villanova comienza a utilizar desde hoy una nueva área sectorizada en su servicio de urgencias para pacientes covid, o con sospecha de serlo, que están a la espera de ser ingresados o de resultados de pruebas. Dicha unidad se ha instalado en la antigua sala de espera para familiares y tiene capacidad para hasta diez pacientes.
Para poder hacer esta mejora, se ha tenido que cambiar de ubicación esta sala de espera, que ahora se encuentra en seis módulos prefabricados en una zona exterior anexa a las Urgencias. Dicha sala de espera para acompañantes cuenta con los mismos servicios que la anterior y con una sala de información para estos familiares.