En su primera semana de vida, la Biblioteca de Semillas que pone en marcha el IES Reyes Católicos de Ejea cuenta ya con diez variedades de semilla de cultivos tradicionales de Aragón: borraja, cardo, repollo, zanahoria, zanahoria morada de Ateca, acelga, brócoli, lechuga y perejil. Las Bibliotecas de Semillas han ido proliferando en toda la comunidad desde el año 2019, cuando se inauguró la primera en la localidad turolense de Alcorisa. La diferencia de esta nueva Biblioteca de Semillas, la segunda en la comarca de Cinco Villas (contando con la de El Frago), es que se ubica en un instituto de educación secundaria y no en una biblioteca municipal, como las otras 19 que ya existen en Aragón.
“Queremos que esta biblioteca ayude a fomentar y facilitar el cultivo y la reproducción de variedades tradicionales” , explica Ana Gil Balfagón, profesora del Grado de Producción Agropecuaria que se imparte en este centro educativo e impulsora de la idea. Además de conservar semillas, también se organizarán actividades en torno a la agricultura y los saberes tradicionales, con un doble objetivo; por una parte, evitar que la biodiversidad agrícola aragonesa se pierda, y por otra, crear un espacio de encuentro en el que hortelanos y hortelanas que estén interesados en este tema puedan compartir información y sus conocimientos. “Lo que más nos gustaría conseguir es que las personas mayores, y aquellas que tienen experiencia, la compartan, no solo con el alumnado del centro, sino con otros vecinos y vecinas de toda la comarca”, apunta Ana. Y es que está demostrado que apostar por nuevas variedades de cultivo es una vía de emprendimiento a explorar en el rural, ya que la nueva PAC –Política Agraria Común–, que entrará en vigor en 2023, sube un peldaño más en su apuesta por la producción en ecológico y la diversificación de cultivos.
Cómo funcionará la Biblioteca
Todo aquel que tenga semillas de hortaliza, cereal o cualquier cultivo tradicional del territorio puede acercarse hasta el IES Reyes Católicos de Ejea. Allí, se abrirá una ficha con todos los datos sobre la semilla que aporta: nombre de la variedad, fecha de plantación o siembra, requisitos para su cuidado, climatología de la zona donde se debe cultivar, etcétera. También se recogerán datos sobre la superficie cultivada hasta el momento de esta variedad y su procedencia; si es propia o de algún vecino, si proviene de una cooperativa o de alguna otra institución como puede ser el CITA. En esta catalogación también se pretende conocer la historia de esa semilla; momento en la que fue cultivada, si sigue en activo o por qué se sustituyó. La ficha recogerá un apartado con los datos etnobotánicos del alimento con el fin de conocer el uso de esta planta; qué parte de ella se utiliza, si es un tubérculo, o la forma de consumo o conservación una vez recogida.
La parte de tradición que lleva consigo cada semilla también se salvaguarda en esta Biblioteca, ya que se pide a las personas que aportan semillas que recuerden “chascarrillos, bailes, cuentos, palabras antiguas asociadas a ese cultivo, dichos o refranes en los que se haga mención a esta semilla, con la idea de mantener vivo también el entorno cultural que rodea a esa variedad”, explica Ana Gil.
Una vez aportada la semilla, automáticamente esta persona entra a formar parte de los y las Guardianes de Semillas. Lo mismo sucede con aquellos que quieran hacerse con alguna variedad para cultivarla. El procedimiento es sencillo; el centro pone a disposición de la persona interesada un catálogo actualizado con las variedades que se custodian en la Biblioteca de Semillas, recoge una muestra de la que elija y automáticamente se convierte en Guardián de Semillas. Para recabar toda la información posible sobre esa simiente y seguir archivando datos sobre su historia, apunta la profesora, “sería interesante que esa persona que se lleva la semilla para cultivarla nos cuente su experiencia con esta variedad una vez que haya dado o no su fruto”.
Casos de éxito
Las Bibliotecas de Semillas son un proyecto de la Red de Semillas de Aragón que promueve el uso, la producción y la conservación de la biodiversidad agrícola en el territorio aragonés. En 2019 abría sus puertas la Biblioteca de Semillas de Morata de Jalón. Ubicada en la biblioteca de la localidad, bajo un techo de madera y la luz de los grandes ventanales de esta instalación se almacenan 23 variedades de semillas diferentes, todas ellas variedades tradicionales aragonesas. Gran parte de esta simiente corresponde a variedades propias de la zona como la acelga, los tomates cherri, la borraja, el tomate rosa y el perejil, que están en el top cinco de las semillas más demandadas. “Lo que más cuesta es que la gente venga a aportar sus semillas, sin embargo, son muchos los que han tomado muestras de las que tenemos aquí y ya hemos podido disfrutar, por ejemplo, de tomates de variedades que se daban casi por perdidas”, explica Daniel Pinilla, bibliotecario y custodio de la Biblioteca de Semillas.
La Biblioteca de Alcorisa fue la pionera y cuenta con un sistema de catalogación, parecido al que se emplea para ordenar los libros. Cuatro años después, este centro custodia 54 variedades de semillas, “no solo del pueblo, sino también del resto de localidades próximas”, como cuenta su bibliotecaria, Maite Pérez –también ejeana–, quien además apunta que “la mayoría de ellas son semillas que se vienen cultivando desde varias generaciones atrás, entre las que destacan especialmente los tomates”.
Con esta nueva Biblioteca de Semillas, puesta en marcha por primera vez en un centro educativo, tanto la Red de Semillas de Aragón, como el instituto quieren dar un paso más, acercando las semillas al alumnado, sobre todo a quienes se están formando en el grado de producción agropecuaria, para “contagiarles” el gusto por la conservación del patrimonio agrario, de la cultura y de la tradición de su territorio.