Más de 60 mujeres de todo el mundo rural en Aragón se han presentado como candidatas a este curso oficial de piloto de drones, pero solo 25 han conseguido entrar a formar parte de esta “formación que tiene un alto coste en el mercado” como explica Teresa López, presidenta de FADEMUR a nivel estatal.
Natalia es apicultora en Talamantes (Tarazona), se dedica a la cría de abeja ibérica y a su venta a toda España. Ella, y su socia Lucía, son dos de las alumnas de este curso que se pone en marcha y que tendrá una duración de 80 horas; entre clases teóricas y prácticas. “Para nosotras es muy importante poder manejar un dron porque podremos hacer vídeos y fotografías y, además, nos permitirá tener una perspectiva diferente del terreno en el que trabajamos y de nuestras colmenas”.
En la parte más técnica, el manejo de dron les facilitará datos para realizar mediciones, por ejemplo, de temperatura, para conocer el estado de salud de las colmenas “sin necesidad de abrirlas una por una”, apunta Natalia.
Concha, agricultora de Caspe, es otra de las alumnas de este curso. Ella y su hermana están ahora al frente de una explotación agraria de origen familiar. En su caso, gracias a la aplicación de un dron como herramienta de trabajo, podrán hacer agricultura de precisión: “tenemos almendro y olivo además de horticultura, y con el vuelo del dron ahorraremos tiempo y también dinero, sin tener que dar vuelta al campo con el tractor para obtener datos que nos permitan hacer nuestra explotación más rentable”, explica la agricultora.
La misma aplicación busca Miriam, profesional de la agricultura en Cariñena (Zaragoza) que trabaja en una bodega y que además tiene una explotación de viñedo. “Con el dron puedo, por una parte, realizar mi propio material audiovisual y aplicarlo al marketing y, por otra parte, conocer el estado de la explotación obteniendo datos que me ayuden a tomar decisiones sobre el tratamiento que debo aplicar dependiendo del estado del suelo por zonas”, explica. Mónica vive en Mainar (Teruel) y es propietaria de una explotación de ganado ovino, actividad que complementa con la agricultura, como muchos agricultores en Aragón. En su caso, un dron le ayudará a “rentabilizar el tiempo” ya que podría emplearlo para “hacer seguimiento y vigilancia del ganado en campo”, y también para aplicar la agricultura de precisión como las anteriores compañeras.
Un curso de mujeres para mujeres
“Me he enamorado al conocer el proyecto de FADEMUR, y quiero poner el acento en la diversidad de perfiles de las alumnas que van a cursar esta formación”, explica Lara Iglesia, CEO de Pirineos Drone, empresa encargada de impartir la formación. Una mujer que se siente “muy identificada con este proyecto” porque decidió quedarse a vivir y a trabajar en el Valle de Arán, en una localidad de veinte habitantes, al igual que algunas de las alumnas del curso. La CEO recuerda que “un dron es una aeronave, y como tal, está regido por la normativa de la Agencia Estatal Aérea de Seguridad”. Por ello, en el curso, que se impartirá de manera semipresencial, las alumnas contarán con un equipo de profesionales y un tutor con el que podrán contactar para solventar dudas. La formación constará de tres fases; en la primera trabajarán la normativa que impone la Agencia Estatal de Seguridad Aérea para conseguir los certificados de la AESA; en la segunda fase realizarán un curso de radiofonista; y en la tercera fase las alumnas cursarán 20 horas de especialización y podrán elegir entre “Agricultura de precisión” o “Audiovisual” con horas prácticas de vuelo.
“Se necesitan cada vez más pilotos profesionales de vuelo de drones”
Así lo asegura la CEO de la empresa que imparte este curso para las mujeres de FADEMUR en Aragón. La aplicación de esta formación en beneficio de la agricultura y la ganadería es una de las vertientes de este curso, pero no la única. Lara Iglesia recuerda que cada vez hay más trabajo en este sector y que el problema con el que se encuentran en muchas ocasiones es “la falta de pilotos titulados que puedan llevar a cabo la tarea”, apunta la CEO. En esta línea está Patricia, alumna del curso. Vive en la localidad de Cutanda y en su caso no tiene ninguna vinculación con el sector agrario, pero ha visto en la realización de esta formación una oportunidad laboral. “Veo que los drones están cada día más presentes en todas las áreas de la vida, y creo que su aplicación puede ser muy amplia en la gestión de plagas, el control o prevención de incendios o en el cuidado del monte, entre otros”, explica la joven.
El objetivo de FADEMUR, no solo en Aragón, sino en el resto de España, es “dar a las mujeres la oportunidad de quedarse a vivir en sus pueblos teniendo una salida laboral”, apunta la presidenta, Teresa López y este curso para obtener el certificado de piloto de drones AESA, enmarcado en el Plan ALLEN Rural, en el que colabora IKEA, supone abrir una ventana a nuevos yacimientos de empleo para las mujeres rurales, vinculadas o no al sector agrícola. “Habrá ya muchas mujeres que sean piloto de drones, no seremos las primeras, pero sí que, posiblemente, este es el primer curso dirigido exclusivamente a mujeres que se ha hecho en toda España”, apunta Montse Cortiñas, vicepresidenta de UPA estatal. Y es que, en general, el manejo de herramientas como los drones, se sigue viendo desde un punto de vista altamente masculinizado, tal y como apuntan algunas de las alumnas, y con iniciativas como esta que pone en marcha FADEMUR, se visibilizan las oportunidades que ofrece este campo para las mujeres que luchan para que quedarse en sus pueblos sea una opción real que les permita tener independencia económica y profesional.