Con el objetivo de mejorar la convivencia entre las personas, el Ayuntamiento de Zaragoza pone en marcha una estrategia con un curioso nombre: Zaragoza Ciudad Antirrumores. Así se llama también el manual que están preparando en la Casa de las Culturas de la capital aragonesa y que estará disponible en un breve plazo de tiempo. Este documento, afirman, recogerá información dirigida a desmontar “estereotipos y rumores sobre la población inmigrante que dificultan las normales relaciones de convivencia entre los ciudadanos”.
La estrategia nació el año pasado y se divide en varias fases. En primer lugar, explican desde el Ayuntamiento, se elaboró un diagnóstico para identificar prejuicios que sobre las personas inmigrantes circulan en la ciudad de Zaragoza, y que se estructuraron en diversos ámbitos: convivencia, servicios sociales, empleo, salud, educación, comercio, género y espacios públicos. A partir de ahí comenzó la elaboración del manual, basado en los mismos apartados, y que, además, tiene otro dirigido “a la importancia de los medios de comunicación en el tratamiento de la inmigración”.
El Grupo Motor que se está encargando de la elaboración está formado por la Casa de las Culturas, la Fundación Federico Ozanam y SOS Racismo Aragón. Una vez que el manual esté terminado servirá como herramienta de apoyo, consulta y formación de los futuros 'Agentes Antirrumores' que se encargarán de generar “rumores positivos” y “antirrumores” en torno a la inmigración. Por ello, incorpora una base documental, estadística y normativa, que contrarresta y frena cada uno de los estereotipos, “así como argumentos positivos en torno a la diversidad”.
Como explicó la consejera de Derechos Sociales, Luisa Broto, los agentes serán los principales activos de esta estrategia y su formación comenzará en abril. Serán “personas comprometidas con su propio entorno, su barrio y su ciudad; que apuesten por la cohesión social y la convivencia inclusiva”. Este grupo estará formado por “profesionales, miembros de asociaciones y entidades, ciudadanos y ciudadanas que implementarán el discurso antirrumor en sus diferentes ámbitos”.
Según Broto, “las administraciones tienen la responsabilidad de crear un marco de convivencia que permita a las personas que estemos en igualdad de condiciones a la hora de relacionarnos”. Por ello, concluyó, “es importante deshacer conceptos que pueden llevar al conflicto convivencial, promoviendo una ciudad más humana”.