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El Supremo rebaja a 18 años la condena de Rodrigo Lanza por asesinato al rechazar el crimen ideológico

Rodrigo Lanza (d) y su abogado Endika Zulueta (i) durante el juicio celebrado en la Audiencia de Zaragoza

Alberto Pozas

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El Tribunal Supremo ha decidido condenar a 18 años y medio de prisión a Rodrigo Lanza por asesinar a Víctor Laínez en un bar de Zaragoza en diciembre de 2017. Los jueces mantienen que Lanza, ya condenado hace más de una década por dejar tetrapléjico a un agente de la Guardia Urbana de Barcelona, asesinó a Laínez tras discutir con él pero rebaja ligeramente su condena al eliminar la agravante de haber actuado por motivos ideológicos. El hecho de que la víctima llevara o hubiera llevado en el pasado unos tirantes con la bandera de España, según se alegó durante la causa, motivó que, en un primer momento, el caso fuese bautizado como 'crimen de los tirantes'.

Los jueces del Supremo no niegan que Lanza tuviera un “comportamiento discriminatorio” hacia la víctima, al llamarle “facha” y “fascista”, pero destaca que la discusión posterior en la que se produjo el asesinato es de contenido desconocido. Aplicar esta agravante por discriminación al asesinato, explica el Supremo, sería actuar en contra del reo.

Rodrigo Lanza asesinó a Víctor Laínez en el bar Tocadiscos de Zaragoza en diciembre de 2017. Los dos coincidieron en el local y un amigo de Lanza le dijo que la víctima “era de extrema derecha o neonazi y que en ocasiones llevaba tirantes con los colores de la bandera española”. En una primera discusión Lanza le acusó de ser “facha y fascista” y le reprochó haberle llamado “sudaca”, afirmando también que “este es un barrio antifascista y no queremos nazis en el barrio”. Al rato, víctima y asesino mantuvieron un nuevo encuentro fuera del bar y fue entonces cuando Rodrigo Lanza le dio un puñetazo en la cabeza y por la espalda para seguir pateándole la cabeza cuando estaba en el suelo inerte. El acusado se marchó de allí y Víctor Laínez murió días después en el Hospital Clínico de Zaragoza.

El caso ha dado varias vueltas por los tribunales antes de ser sentenciado en firme por el Tribunal Supremo. Rodrigo Lanza se sentó en el banquillo ante un jurado popular que le consideró culpable de homicidio pero la Justicia ordenó repetir el proceso con un jurado nuevo. En esa segunda ocasión fue condenado a dos décadas de prisión pero por un delito de asesinato con la atenuante de embriaguez por ir borracho y la agravante de discriminación ideológica.

El Tribunal Supremo ha confirmado la mayor parte de su condena pero rebaja a 18 años y medio su condena al entender que no hay pruebas suficientes para entender que el crimen tuvo una motivación ideológica. La segunda discusión entre ambos, inmediatamente anterior a la paliza mortal, es de contenido desconocido y por tanto no se puede imponer una condena basada en unas palabras que no han sido esclarecida.

Los insultos previos de Lanza, reconoce el Supremo, tuvieron una “carga ideológica clara” y que muestran “la prepotencia de quien insulta y veja por la ideología del otro”. Pero la discusión que precedió a los golpes es desconocida: “No se sabe de qué hablaron y de qué discutieron en el exterior, solo que fue posterior a los insultos con un contenido no precisado”, dice el Supremo al entender que ese cruce de palabras desconocido “pudo ser el acto determinante de la posterior reacción agresiva que produjo el resultado de muerte”.

Los jueces sí confirman que Rodrigo Lanza debe indemnizar a la familia de la víctima en los mismos términos que establecieron los tribunales aragoneses: un total de 200.000 euros para la madre, los dos hijos y los tres hermanos de la Víctor Laínez.

Segunda condena de Rodrigo Lanza

Esta sentencia es la segunda que dicta el Tribunal Supremo para condenar en firme a Rodrigo Lanza. En 2009 los jueces de la sala de lo penal aumentaron hasta los cinco años de prisión su condena por agredir a un agente de la Guardia Urbana de Barcelona en febrero de 2006. Según declararon probado en firme los magistrados, Lanza formaba parte de una fiesta en una casa ocupada de la capital catalana y arrojó una piedra a la cabeza de uno de los agentes. El agredido, según la Justicia, quedó en “estado vegetativo persistente”.

Lanza cumplió condena y su nombre volvió a los titulares cuando en 2014 el documental 'Ciutat morta' cuestionó la actuación policial en la investigación del caso y denunciaba el suicidio de Patricia Heras en 2011, una de las personas que cumplían condena junto con Lanza por los altercados de 2006 en Barcelona. En ese documental Rodrigo Lanza también denunciaba un montaje policial contra él y el resto de acusados.

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