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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

3,3 millones de nuevos contratos indefinidos en medio año

4 de julio de 2022 22:29 h

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Transcurrido medio año de vigencia de la reforma laboral, algunos de sus frutos son incontestables. En este tiempo, se han firmado 3.281.858 contratos indefinidos. El número no ha dejado de crecer: 783.595 en junio, cifra récord absoluto en un mes, según se ha hecho público este lunes. De esos casi 3,3 millones de contratos indefinidos en lo que va de año, algo más de un millón (1.069.190) se firmaron en el primer trimestre y bastante más de dos millones (2.212.668) en el segundo trimestre, luego el ritmo se ha más que duplicando. También en ese plazo de tiempo de medio año, el número de afiliados a la Seguridad Social ha crecido en más de medio millón. Ha pasado de 19.824.911 al finalizar el año pasado a alcanzar ahora los 20.348.330, cifra nunca alcanzada anteriormente. Más datos: el número de parados registrados, 2.880.582, es el más bajo desde octubre de 2008. 

Los datos son tan incontestables que el Gobierno ha salido entusiasta este lunes a celebrarlos, con Pedro Sánchez y la vicepresidenta Yolanda Díaz -esta más prudente. a la cabeza. Tan incontestables que también algunos de los principales dirigentes del PP se han apresurado a despreciarlos (“El presidente del Gobierno ha dicho que son unos datos fabulosos. Así empezó Zapatero y miren cómo acabamos”, ha dicho Elías Bendodo, nuevo coordinador general del partido) o a ponerlos en duda (“Hay una realidad que está maquillada”, ha declarado Cuca Gamarra, portavoz del PP en el Congreso tanto bajo el liderazgo del 'exaltado' Pablo Casado como ahora bajo el del 'moderado' Alberto Núñez Feijóo. Si es verdad aquello de que todo el mundo cuenta la feria en función de cómo le va en ella, habrá que sospechar que al Partido Popular le va mal que los temas del empleo vayan bien. 

Los del empleo son, en realidad, los principales buenos datos económicos de los que puede presumir el Gobierno. La otra cara de la moneda es la inflación, nuestro principal problema económico. Nuestro: del Gobierno, que no acaba de encontrar la tecla -y lo intenta, ha tocado varias- para al menos mitigarlo; y de los ciudadanos, que lo padecemos en forma de un empobrecimiento general, una menor capacidad de compra y menor valor de nuestros ahorros. Nuestro y de todo Occidente, de buena parte del planeta. Los coletazos de la pandemia de coronavirus, la crisis de la energía del pasado año y la guerra de Rusia en Ucrania desde este febrero pasado han golpeado al comercio, a los suministros y a la globalización en forma de precios rampantes, incontrolados e incontrolables. No hay en el horizonte indicios de que la inflación mejore de forma significativa en los próximos meses, ni en el planeta ni en España.

En España, en la contraposición entre esos dos vectores -buenos datos de empleo, malos datos de precios-, se impone claramente el segundo sobre el primero. Al menos en el imaginario colectivo y en el relato público. El relato, ese término de la jerga política y periodística tan en boga desde hace años, junto al de spin doctor; quizás espoleados ambos por el éxito de algunas series de televisión de tramas políticas. Ya se comentó aquí hace poco más de un mes, en una crónica titulada 'El mal paño bien se vende' y subtitulada “Los éxitos económicos del Gobierno apenas llegan a la opinión pública, que sí es plenamente consciente del principal fracaso: la inflación”. Se comentaban en ella, entre otras cuestiones, unos datos muy curiosos del Barómetro de Mayo del CIS: el 65,5% de los entrevistados decía que su situación económica personal era buena o muy buena, y al mismo tiempo el 67,1% de esos mismos entrevistados consideraba que la situación económica general era mala o muy mala. En el Barómetro de Junio, hecho público del viernes pasado, la contradicción es aún mayor: el 65,7% de los encuestados dice que su situación económica personal es buena o muy buena, y al mismo tiempo el 69,1% de esos mismos encuestados considera que la situación económica general es mala o muy mala.  

Parece que, si el amor es ciego, el desamor -en este caso al Gobierno de coalición que preside Pedro Sánchez- lo es aún más. Y no sólo entre los dirigentes de la oposición. En algunos medios de comunicación, en la información sobre los datos de paro registrado, contratación y afiliación a la Seguridad Social de este lunes, no es que el vaso del empleo estuviera medio vacío, es que casi no había ni vaso ni agua. 

En el último medio año, casi 3,3 millones de nuevos contratos indefinidos, medio millón largo de personas más afiliadas a la Seguridad Social; el número más bajo de parados en 14 años... Pero este martes, cuando el Gobierno despierte, el dinosaurio de la inflación seguirá ahí. 

Transcurrido medio año de vigencia de la reforma laboral, algunos de sus frutos son incontestables. En este tiempo, se han firmado 3.281.858 contratos indefinidos. El número no ha dejado de crecer: 783.595 en junio, cifra récord absoluto en un mes, según se ha hecho público este lunes. De esos casi 3,3 millones de contratos indefinidos en lo que va de año, algo más de un millón (1.069.190) se firmaron en el primer trimestre y bastante más de dos millones (2.212.668) en el segundo trimestre, luego el ritmo se ha más que duplicando. También en ese plazo de tiempo de medio año, el número de afiliados a la Seguridad Social ha crecido en más de medio millón. Ha pasado de 19.824.911 al finalizar el año pasado a alcanzar ahora los 20.348.330, cifra nunca alcanzada anteriormente. Más datos: el número de parados registrados, 2.880.582, es el más bajo desde octubre de 2008. 

Los datos son tan incontestables que el Gobierno ha salido entusiasta este lunes a celebrarlos, con Pedro Sánchez y la vicepresidenta Yolanda Díaz -esta más prudente. a la cabeza. Tan incontestables que también algunos de los principales dirigentes del PP se han apresurado a despreciarlos (“El presidente del Gobierno ha dicho que son unos datos fabulosos. Así empezó Zapatero y miren cómo acabamos”, ha dicho Elías Bendodo, nuevo coordinador general del partido) o a ponerlos en duda (“Hay una realidad que está maquillada”, ha declarado Cuca Gamarra, portavoz del PP en el Congreso tanto bajo el liderazgo del 'exaltado' Pablo Casado como ahora bajo el del 'moderado' Alberto Núñez Feijóo. Si es verdad aquello de que todo el mundo cuenta la feria en función de cómo le va en ella, habrá que sospechar que al Partido Popular le va mal que los temas del empleo vayan bien.