Arsenio Escolar es periodista y escritor. Con sus 'Crónicas lingüísticas del poder' –información, análisis y opinión de primera mano–, entrará semanalmente en elDiario.es en los detalles del poder político, económico, social... y de sus protagonistas. Con especial atención al lenguaje y al léxico de la política.
A la espera de un golpe de timón de Pedro Sánchez
El miércoles y jueves de la semana pasada, un hálito de esperanza comenzó a correr entre algunos dirigentes socialistas. Los técnicos demoscópicos que estaban haciendo los trackings electorales de los últimos días de la campaña electoral andaluza habían detectado que muchos entrevistados no contestaban cuando se les preguntaba a quién iban a votar en los inminentes comicios. ¡Hay voto oculto!, se dijeron, alborozados. Sí, había voto oculto, pero como se ha visto este pasado domingo por la noche no era a las candidaturas del PSOE sino a las del Partido Popular. La contundente mayoría absoluta lograda por el PP -que casi ha duplicado en escaños al PSOE, ha engullido a Ciudadanos, ha sacado tanta ventaja a Vox que no lo necesita para gobernar y ha dejado a las formaciones a la izquierda de los socialistas en la irrelevancia- da muchos argumentos a los que consideran que estamos ante un nuevo ciclo electoral, con la derecha pujante y la izquierda menguante, y ante un viraje general hacia la derecha que ya se detectaba en estudios demoscópicos de los últimos meses.
Hay que retirarse “al rincón de pensar”, “a la reflexión”, comentaba ya al filo de la medianoche del domingo al lunes un dirigente del PSOE. La palabra “reflexión” ha sido también una de las más pronunciadas este lunes en la Ejecutiva Federal socialista, liderada por el secretario general del partido y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Este, según ha comentado después el portavoz, Felipe Sicilia, ha asegurado al resto de la dirección socialista que “el Gobierno está fuerte y sólido” y que la voluntad sigue siendo agotar la legislatura, hasta finales de 2023. Lo segundo no es nuevo. Sánchez está convencido de que el tiempo acabará cargando de razón al Ejecutivo y que las medidas que ha ido tomando le permitirán llegar al veredicto de las urnas generales en buenas condiciones y con posibilidades reales de renovar mandato. Lo primero, lo del Gobierno fuerte y sólido, ya es más discutible, incluso entre los dirigentes socialistas.
El batacazo andaluz del PSOE y de su izquierda ha desatado las conjeturas sobre un inminente plan de respuesta o de reacción de Sánchez que puede incluir una nueva remodelación del Gobierno, pese a que la más reciente fue hace menos de un año, en julio de 2021. Remodelación del Gobierno que respondería ahora a dos líneas estratégicas. Una: savia nueva al Consejo de Ministros, sacada del caladero de la política autonómica y local, como en la remodelación anterior, pero también de otros ámbitos, incluido el de independientes que ahora no están en política, como en el primer Gobierno de Sánchez, tras la moción de censura de 2018. Dos: ministros y ministras que dejarían el Ejecutivo central para encabezar candidaturas en las autonómicas y municipales de mayo de 2023 y ser en ellas un revulsivo que asegure el poder donde ya se tiene y aspiren a lograrlo donde no se tiene. Algunos nombres ya están circulando: Miquel Iceta, Diana Morant y Carolina Darias para las municipales de Barcelona, Valencia y Las Palmas, respectivamente; Pilar Alegría para las autonómicas de Aragón, Isabel Rodríguez para las de Castilla-La Mancha... ¿Y en Madrid, ciudad y comunidad? Aunque en la organización regional se da por hecho que los candidatos serán Mercedes González -la delegada del Gobierno- para la capital y Juan Lobato para las autonómicas, hay quien aún considera que Sánchez sondeará a nombres más conocidos y de presumible mayor tirón, con carnet socialista o sin él.
Las autonómicas y generales del domingo 28 de mayo de 2023, en cualquier caso, serán una batalla decisiva en la pugna entre izquierda y derecha, y los partidos ya llevan muchas semanas preparándolas. Todos saben que serán clave para las expectativas con que llegarán unos y otros a la cita de las generales, medio año largo después.
El batacazo de Andalucía también afecta al futuro del socio minoritario del Gobierno de coalición, Unidas Podemos, y al proyecto de Yolanda Díaz de unificar todas las formaciones a la izquierda del PSOE bajo un solo paraguas y marca electoral, por ahora llamada Sumar. La división en dos candidaturas diferentes en las andaluzas, Por Andalucía y Adelante Andalucía, ha mostrado a las claras la necesidad del proyecto unificador de Díaz. En tres de las ocho provincias (Huelva, Jaén y Almería), ninguna de las dos marcas ha conseguido escaños, pese a los más de 65.000 votos populares que han logrado. Si en las generales hay a la izquierda del PSOE dos o más marcas electorales, habrá muchos cientos de miles de votos no productivos (porque no darán derecho a escaño) en muchísimas provincias medianas y pequeñas de toda España.
¿Cambiará Unidas Podemos alguno de sus ministros si Sánchez lo hace con los suyos? Es una incógnita, especialmente porque está por ver quién lo decidiría. ¿Los resultados andaluces cambian los planes de Yolanda Díaz? “En absoluto. Los agiliza”, responden desde el entorno de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo. En Sumar no sólo se juegan su futuro Yolanda Díaz y Unidas Podemos, sino también el PSOE y el Gobierno de coalición. Hundido Ciudadanos, en el ámbito nacional quedan dos formaciones grandes, PSOE y PP; una mediana, Vox; y una cuarta, a la izquierda, que aún está por ver si aspira al menos a mediana. Si no llega y se queda en pequeña, el cambio de ciclo electoral, con hegemonía de la derecha, estará más cerca.
El miércoles y jueves de la semana pasada, un hálito de esperanza comenzó a correr entre algunos dirigentes socialistas. Los técnicos demoscópicos que estaban haciendo los trackings electorales de los últimos días de la campaña electoral andaluza habían detectado que muchos entrevistados no contestaban cuando se les preguntaba a quién iban a votar en los inminentes comicios. ¡Hay voto oculto!, se dijeron, alborozados. Sí, había voto oculto, pero como se ha visto este pasado domingo por la noche no era a las candidaturas del PSOE sino a las del Partido Popular. La contundente mayoría absoluta lograda por el PP -que casi ha duplicado en escaños al PSOE, ha engullido a Ciudadanos, ha sacado tanta ventaja a Vox que no lo necesita para gobernar y ha dejado a las formaciones a la izquierda de los socialistas en la irrelevancia- da muchos argumentos a los que consideran que estamos ante un nuevo ciclo electoral, con la derecha pujante y la izquierda menguante, y ante un viraje general hacia la derecha que ya se detectaba en estudios demoscópicos de los últimos meses.
Hay que retirarse “al rincón de pensar”, “a la reflexión”, comentaba ya al filo de la medianoche del domingo al lunes un dirigente del PSOE. La palabra “reflexión” ha sido también una de las más pronunciadas este lunes en la Ejecutiva Federal socialista, liderada por el secretario general del partido y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Este, según ha comentado después el portavoz, Felipe Sicilia, ha asegurado al resto de la dirección socialista que “el Gobierno está fuerte y sólido” y que la voluntad sigue siendo agotar la legislatura, hasta finales de 2023. Lo segundo no es nuevo. Sánchez está convencido de que el tiempo acabará cargando de razón al Ejecutivo y que las medidas que ha ido tomando le permitirán llegar al veredicto de las urnas generales en buenas condiciones y con posibilidades reales de renovar mandato. Lo primero, lo del Gobierno fuerte y sólido, ya es más discutible, incluso entre los dirigentes socialistas.