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Sobre este blog

Arsenio Escolar es periodista y escritor. Con sus 'Crónicas lingüísticas del poder' –información, análisis y opinión de primera mano–, entrará semanalmente en elDiario.es en los detalles del poder político, económico, social... y de sus protagonistas. Con especial atención al lenguaje y al léxico de la política.

Jugándosela al plebiscito

El presidente del Gobierno y líder del PSOE, Pedro Sánchez, y el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante sendos actos de campaña

Arsenio Escolar

26 de mayo de 2023 23:21 h

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Insiste la derecha, tanto por boca de algunos de sus dirigentes como por pluma de muchos de sus numerosos medios afines, en que las elecciones del domingo próximo son un plebiscito sobre Sánchez y sobre el sanchismo. Las urnas del 28M no estarían por tanto, según la derecha, para decidir quién gestiona desde las comunidades autónomas y desde los ayuntamientos, en los próximos cuatro años, la sanidad, la educación, el urbanismo, la vivienda, la movilidad en las ciudades, el impacto de la crisis climática en el territorio y en el día a día de los ciudadanos, etc., etc., sino para determinar si a finales de año sigue o no sigue Pedro Sánchez en el Palacio de la Moncloa.

Hasta ahora, los plebiscitos los convocaba el poder, no la oposición. Incluso en el Diccionario digamos oficial —el de la RAE y las academias que tanto cita este cronista—, que dice esto de la palabra plebiscito: “Consulta que los poderes públicos someten al voto popular directo para que apruebe o rechace una determinada propuesta sobre una cuestión política o legal”. Si no por el Diccionario, las derechas deberían saberlo por nuestra historia reciente. Su entre admirado y respetado Francisco Franco se disfrazaba en ocasiones de demócrata convocando referéndums —en 1947, sobre la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado; en 1967, sobre la Ley Orgánica del Estado...— que en el fondo eran plebiscitos sobre sí mismo. O yo, o la horda roja. O yo, o el caos. O yo, o la barbarie. El dictador los ganaba por goleada, claro; en el de 1967, con un 95,86% de síes. Como dijo el propio Franco en su discurso de fin de año de 1969, “todo ha quedado atado y bien atado”, refiriéndose tanto a la Ley Orgánica del Estado de 1967 como a la designación de Juan Carlos de Borbón como sucesor suyo, anunciada poco antes del discurso.

Volvemos al plebiscito en que quiere convertir el 28-M la derecha. Siempre los plebiscitos se plantean como una elección entre dos alternativas, y en este la derecha va directa: o nosotros la gente de bien, o el sanchismo que pacta con la antiEspaña; o nosotros, o la horda roja, socialcomunista, etarra. ¡Hasta compradora de votos! 

Si insiste tanto la derecha en esa estrategia, será porque les funciona, será porque realmente les moviliza votos. Pero la pregunta ya no es esta. Si Pedro Sánchez ha entrado al trapo, con muchísimos mítines por toda España, pese a la enorme exposición al riesgo que estamos viendo que algo así supone, ¿será porque también les funciona a los socialistas, será porque así llevan a las urnas a partidarios tibios que de otro modo no irían a votar? ¿Será porque tienen medido que Sánchez suma y no resta a las siglas del PSOE? 

En unas elecciones, importa mucho el número total de votos populares que consigue cada formación, pero importa incluso más si esos votos se convierten en escaños suficientes como para acceder después al poder, tras pactar con otras candidaturas. Las últimas encuestas publicadas —el lunes pasado, último día posible con la ley vigente— apuntaban que en algunas comunidades autónomas y en algunos grandes ayuntamientos había partido en esa pugna por el poder; que en ellos se decidirá quién gobierna y quién no gobierna por muy pocos votos populares y por poquísimos escaños. 

En el ámbito autonómico, sería así en Comunidad Valenciana, con Ximo Puig (PSOE) y Carlos Mazón (PP) como principales presidenciables; en La Rioja, con Concha Andreu (PSOE) y Gonzalo Capellán (PP); en Aragón, con Javier Lambán (PSOE) y Jorge Azcón (PP); en Baleares, con Francina Armengol (PSOE) y Marga Prohens... 

En el municipal, las encuestas apuntaban el lunes pasado que las alcaldías de las cuatro ciudades más pobladas están muy disputadas. Madrid, con José Luis Martínez-Almeida (PP) por delante, pero con Rita Maestre (Más Madrid) con posibilidades. Barcelona, con Jaume Collboni (PSC) con parecidas opciones que Ada Colau (Barcelona En Comú) y ambos seguidos de cerca por delante de Xavier Trias (Trias Per Barcelona). Valencia, con opciones tanto para Joan Ribó (Compromís) como para Sandra Gómez (PSPV-PSOE) y María José Catalá (PP). Sevilla, con Antonio Muñoz (PSOE) y José Luis Sanz (PP) en un pañuelo.

Muchos nombres propios, muchas marcas políticas, muchos diferentes ámbitos territoriales, mucho balance de gestión y muchos proyectos alternativos... pero llegamos al 28M con casi todo centrado en un plebiscito. Tan ajustado parece, que quizás al atardecer del domingo ambas partes encuentren una manera de vendernos una victoria. 

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Arsenio Escolar es periodista y escritor. Con sus 'Crónicas lingüísticas del poder' –información, análisis y opinión de primera mano–, entrará semanalmente en elDiario.es en los detalles del poder político, económico, social... y de sus protagonistas. Con especial atención al lenguaje y al léxico de la política.

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