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El miedo a Vox apenas moviliza a la izquierda

16 de mayo de 2022 21:41 h

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A un mes de las elecciones andaluzas, que se celebrarán el 19 de junio próximo, las incertidumbres y los nervios se han instalado en la mayoría de las formaciones que concurren a ellas. Al PP le dicen las encuestas que ganará con holgura, pero que se quedará tan lejos de la mayoría absoluta que necesitará pactar, probablemente con Vox, para seguir gobernando. Al PSOE, que puede aguantar en porcentaje de votos y en escaños los resultados de 2018, pero que apenas tiene posibilidades de recuperar el poder dado el auge de la derecha y la ultraderecha y el hasta ahora poco tirón de las candidaturas a su izquierda con quien pudiera pactar. Ciudadanos, que fue la tercera fuerza en 2018 y logró 21 asientos -lo que le llevó al Gobierno, Vicepresidencia incluida-, comprueba espantado que la mayoría de los sondeos le auguran un desplome bien grande, y lograría sólo algún escaño suelto en alguna de las dos circunscripciones más grandes -Sevilla y Málaga-, o bien enorme, quedándose fuera del Parlamento. A Por Andalucía, la recién nacida -con dificultades- coalición entre IU, Podemos, Más País Andalucía, Verdes-Equo, Iniciativa del Pueblo Andaluz y Alianza Verde, las proyecciones por ahora le sitúan por debajo de 10% del voto, lejos de las expectativas, y a Adelante Andalucía por debajo del 5%. Ambos confían, sobre todo los primeros, en batir a las encuestas, pero es improbable que lo hagan con amplitud suficiente como para que los resultados finales se inclinen hacia la izquierda y no a la derecha.

Solo en Vox se observan pocos nervios. Al contrario, incluso una cierta prepotencia. “¿Está dispuesto Juan Moreno, el candidato del Partido Popular, a ser mi vicepresidente?”, decía este domingo Macarena Olona, la cabeza de lista de la formación de ultraderecha. Los continuos ataques y críticas al PP parecen darle resultado a la candidata que a sí misma se dice en redes sociales “granaína de adopción” (de adopción reciente y peculiar, pues se empadronó en noviembre pasado en la casa del presidente provincial de su partido en Salobreña): los sondeos dan al partido ultra un 20% de los votos y subiendo. Los dirigentes estatales del partido hablan del “macarenazo”, convencidos de que estarán en condiciones de exigirle al PP aún más carteras y más cesiones a su programa de las que ha tenido Ciudadanos en el mandato que ahora acaba.

Las elecciones se ganas en las urnas, no en las encuestas, y el mes que aún falta para los comicios puede dar mucho de sí y matizar o incluso cambiar lo que hoy detectan los estudios demoscópicos, pero las corrientes de fondo parecen claras. Vox, que fue la gran sorpresa en las anteriores autonómicas andaluzas, en diciembre de 2018, con el 10,96% de los votos, puede ahora duplicar sus sufragios. El antiguo voto de Ciudadanos se está yendo de modo muy mayoritario a su derecha, tanto al PP como a Vox. El PSOE no tiene aún ni recuperado ni movilizado a parte de su electorado tradicional, y corre incluso el riesgo de que unos se queden en casa ante las escasas perspectivas de victoria y otros se vaya a otras formaciones. La nueva coalición de izquierdas ha nacido tarde y con fórceps, y algunos de sus potenciales votantes miran con escepticismo la viabilidad del proyecto. 

Y una cosa más: el miedo a Vox apenas moviliza a la izquierda, contrariamente a lo que muchos observadores pensaban hace apenas unos meses. Se comprobó en las elecciones de febrero pasado en Castilla y León, y ha tomado buena nota de ello el nuevo líder estatal del PP, Alberto Núñez Feijóo, que ha dejado en manos de Alfonso Fernández Mañueco la decisión de meter en el Gobierno al partido de ultraderecha y hace otro tanto ahora con Juan Manuel Moreno en Andalucía. En sus pocas semanas como líder del PP, Feijóo ya parece haber llegado a la conclusión de que su camino hace la Moncloa pasa por admitir a Santiago Abascal como socio de Gobierno, y puede que como vicepresidente. 

Si la difícil remontada de la izquierda en Andalucía no se produce, tendremos en breve algo insólito en la Unión Europea: dos Gobiernos regionales con la ultraderecha dentro, y perspectivas de que entre en otros en las autonómicas de mayo de 2023 y en el Gobierno central tras las próximas generales. 

A un mes de las elecciones andaluzas, que se celebrarán el 19 de junio próximo, las incertidumbres y los nervios se han instalado en la mayoría de las formaciones que concurren a ellas. Al PP le dicen las encuestas que ganará con holgura, pero que se quedará tan lejos de la mayoría absoluta que necesitará pactar, probablemente con Vox, para seguir gobernando. Al PSOE, que puede aguantar en porcentaje de votos y en escaños los resultados de 2018, pero que apenas tiene posibilidades de recuperar el poder dado el auge de la derecha y la ultraderecha y el hasta ahora poco tirón de las candidaturas a su izquierda con quien pudiera pactar. Ciudadanos, que fue la tercera fuerza en 2018 y logró 21 asientos -lo que le llevó al Gobierno, Vicepresidencia incluida-, comprueba espantado que la mayoría de los sondeos le auguran un desplome bien grande, y lograría sólo algún escaño suelto en alguna de las dos circunscripciones más grandes -Sevilla y Málaga-, o bien enorme, quedándose fuera del Parlamento. A Por Andalucía, la recién nacida -con dificultades- coalición entre IU, Podemos, Más País Andalucía, Verdes-Equo, Iniciativa del Pueblo Andaluz y Alianza Verde, las proyecciones por ahora le sitúan por debajo de 10% del voto, lejos de las expectativas, y a Adelante Andalucía por debajo del 5%. Ambos confían, sobre todo los primeros, en batir a las encuestas, pero es improbable que lo hagan con amplitud suficiente como para que los resultados finales se inclinen hacia la izquierda y no a la derecha.

Solo en Vox se observan pocos nervios. Al contrario, incluso una cierta prepotencia. “¿Está dispuesto Juan Moreno, el candidato del Partido Popular, a ser mi vicepresidente?”, decía este domingo Macarena Olona, la cabeza de lista de la formación de ultraderecha. Los continuos ataques y críticas al PP parecen darle resultado a la candidata que a sí misma se dice en redes sociales “granaína de adopción” (de adopción reciente y peculiar, pues se empadronó en noviembre pasado en la casa del presidente provincial de su partido en Salobreña): los sondeos dan al partido ultra un 20% de los votos y subiendo. Los dirigentes estatales del partido hablan del “macarenazo”, convencidos de que estarán en condiciones de exigirle al PP aún más carteras y más cesiones a su programa de las que ha tenido Ciudadanos en el mandato que ahora acaba.