El promotor y el titular de una explotación ganadera en Ribadedeva, acusados por unos vertidos de purines a la cueva prehistórica de El Pindal, han negado haber realizado obras en los terrenos y han asegurado desconocer que éstos estuvieran en el área de influencia de este enclave que goza de la máxima protección prevista en la normativa vigente.
La cueva de El Pindal, que cuenta con varios conjuntos de pinturas y grabados rupestres, está declarada como Bien de Interés Cultural y se encuentra incluida en la Lista de Patrimonio Mundial desde 2008.
Los acusados, que se enfrentan a una petición de la Fiscalía de una pena individual de seis años y tres meses de cárcel, han declarado este miércoles en la primera sesión del juicio celebrado en el Juzgado de lo Penal número 3 de Oviedo.
Según el relato del Ministerio Fiscal, ambos pusieron en marcha la explotación a mediados de la década de los años 90 en suelo no urbanizable de protección de costas sin ajustarse a las condiciones de la licencia municipal.
De este modo, construyeron un camino de acceso a los comederos del ganado, que generó un terraplén que varió el cauce del arroyo, un hecho que originó que, en octubre de 2019, una crecida provocara un socavón de varios metros que supuso la entrada en la cueva de El Pindal de gran cantidad de purines que causaron “un drástico cambio en la microbiología de la cueva”.
La versión del promotor
El promotor ha negado haber realizado obras en estos terrenos, solo una reparación del camino “para poder pasar”, puesto que todas las construcciones ya estaban antes de 2004, cuando comenzó la actividad ganadera en una parcela de 40 hectáreas de las que solo utilizaba ocho y por cuya utilización pagaba un canon al consistorio.
Asimismo, ha negado la existencia de acumulación de purines que limpiaba “cada uno o dos meses” y ha lamentado que se le culpabilice a él por trabajar en la finca más cercana a la cueva, cuando, ha precisado, hay numerosas explotaciones en el entorno.
“No vienen de ahí, vienen de Pimiango”, ha asegurado en su declaración en relación a estos excrementos de animales.
Además, el promotor ha afirmado que “nunca” recibió avisos por parte de la administración de que la finca se encontrase “en el área de afectación” de El Pindal y se percató cuando ocurrió este episodio en 2019.
“No sabía que por debajo pasaba la cueva. Nunca nadie me avisó de que fuese una finca de especial protección”, ha dicho, en la misma línea, el titular de los terrenos, quien ha también ha asegurado que desde que adquirió esta parcela en 2006 “no ha movido ni una piedra” para realizar obras.
Los testigos
En la vista oral ha declarado como testigo uno de los guardias civiles que realizaron una inspección ocular tras el vertido de purines para asegurar que se construyó un camino en la zona del arroyo que afectó al cauce del mismo.
También ha tomado la palabra la guía de la cueva de El Pindal, quien ha relatado que tras la inundación en parte del enclave se produjo un “olor intensísimo” a estiércol que parecía “casi tóxico”.
En su declaración ha comentado que el agua “no tocó” las pinturas, si bien se originó un episodio de condensación, y ha comentado que los efectos de este acontecimiento se podrán determinar “a largo plazo”.
El juicio iniciado en el Juzgado de lo Penal número 3 de Oviedo continuará el próximo viernes.