Cambio de posición en el Gobierno del Principado. El último fracaso en la negociación con los sindicatos de las ITV y el mantenimiento de los paros, que están produciendo listas de espera en los usuarios de hasta cuatro meses, ha enfadado al jefe del ejecutivo asturiano, Adrián Barbón, que este viernes ha abierto la puerta a un modelo diferente de gestión en las estaciones de Itvasa en Asturias.
“Hay hartazgo entre la ciudadanía”, ha afirmado, “estamos hablando de la seguridad de la gente y la gente se siente insegura y se está enfadando mucho”. Por eso Barbón ha pedido una reflexión a los trabajadores y ha explicado las cesiones que ha hecho el ejecutivo. “Nosotros hemos aceptado la petición de 35 horas y pedimos subir la revisión de vehículo por trabajador de 13 a 15. En Andalucía cada trabajador revisa 23”, ha comparado.
Asturias es, junto a la comunidad andaluza, las dos únicas autonomías que mantienen el modelo público de la Inspección Técnica de Vehículos. El presidente asturiano muestra su defensa de este modelo pero insiste en que si no cesa el conflicto “iremos al colapso de lo público y nos obligarán a cambiar el sistema de gestión de este servicio”.
Fracaso de la negociación
El comité de huelga de la empresa pública Itvasa decidió anoche, después de una larga jornada de negociación con la dirección, a la que se sumó el viceconsejero de Industria, Isaac Pola, proseguir con los paros que mantienen desde el mes de noviembre.
Pola lamentaba al final del encuentro que el comité no aceptase la última propuesta, realizada “dentro de lo posible y de lo legalmente admisible” bajo la premisa de la desconvocatoria de los paros. Una propuesta que perseguía dos objetivos: atender algunas reivindicaciones sindicales y lograr una mejora de la productividad, de las tasas de absentismo y de la calidad del servicio.
Los sindicatos han mostrado su desconfianza ante lo que propone la empresa porque afirman que ya les han engañado en otras ocasiones. Sobre la subida de la productividad, de 13 a 15 vehículos inspeccionados, afirman que significa hacer en siete horas algo para lo que necesitarías entre ocho y media o nueve. Por eso han decidido mantener los paros de cinco horas hasta semana santa todos los lunes, miércoles y viernes.