La 62 edición de Festival Internacional de Cine de Xixón (FICX) está a punto de comenzar y, a pesar de las ocho ediciones que Alejandro Díaz Castaño cumple este año al frente del certamen (fue elegido en 2017), reconoce que siente “cierto vértigo”, aunque no sabe si es producto de la edad -sonríe- o del incipiente arranque de ocho días “de locura”.
Aparantemente tranquilo, solo aparentemente, el director del FICX habla de una programación “muy equilibrada”, de una sección oficial que nada tiene que envidiar a las de otros festivales, de hecho, reconoce que no cambiaría el buque insignia de la edición de este año por la de ningún otro certamen, y acompaña sus palabras con un verdadero reconocimiento al equipo del FICX, y es que Díaz Castaño asegura que en esta 62 edición ha trabajado con “el mejor equipo con el que he trabajado nunca”, aunque la mayoría de las personas que lo integran son las de siempre, explica.
Gijón albergará, a partir del viernes 15, ocho días de cine independiente para todos los gustos, con 169 proyecciones, y actividades complementarias que en esta edición han superado en número las organizadas otros años: coloquios, mesas redondas, exposiciones, presentaciones de libros, talleres y música, compañera inseparable del certamen desde hace muchos años.
En total, se pasarán por el FICX casi 200 cineastas entre los que se encuentran, por ejemplo, Rossy de Palma, Carla Simón, Pilar Palomero, Celia Rico Clavellino, Athina Rachel Tsangari, Marguerita Vicario, Antón Álvarez (conocido por su faceta musical como C.Tangana), Ramón Barea, Assumpta Serna, Guillaume Brac y un largo etcétera.
Díaz Castaño se reconoce a sí mismo como una persona obsesionada por romper la tendencia al individualismo que cada vez impera más en la sociedad actual, por eso insiste en la necesidad de trabajar en la creación de comunidad, pues “cuanto más trabajemos por hacer comunidad, haremos del mundo un lugar mejor”. Por eso tejer redes, internas y externas, pero también locales, regionales, nacionales e internacionales, es una de las características principales en este equipo.
Crear espacios para el encuentro y el disfrute en común nos humaniza, en un momento geopolítico muy complicado y peligroso que está dando lugar a que una parte de la ciudadanía no se sienta partícipe
“Crear espacios para el encuentro y el disfrute en común nos humaniza”, asegura, en un momento geopolítico muy complicado y peligroso que está dando lugar a que una parte de la ciudadanía no se sienta partícipe, viéndose sometida a normas muy lejanas, explica el director del FICX.
Al igual que en la vida de todo el mundo, la pandemia supuso un punto de inflexión muy importante para el Festival de Cine de Xixón, pues hubo que recuperar una larga y consolidada trayectoria que durante años arrojaba cifras escandalosamente buenas. Eso, por suerte, reconoce su director, ya sucedió en la pasada edición, pero costó trabajo.
El objetivo en esta etapa de la pospandemia para Alejandro Díaz Castaño y su equipo es darle una vuelta al modo que el festival está llegando a su público más joven para incrementar su presencia en las salas. Es algo en lo que trabajan desde hace tiempo y por lo que, por ejemplo, este año decidieron emancipar 'Géneros Mutantes' de la sección 'Esbilla', constituyéndola como una sección en sí misma y respondiendo de esta forma a una petición del público joven.
El Festival Internacional de Cine de Xixón ha trabajado durante estos últimos años, con Díaz Castaño al frente, por acercar a la ciudadanía un tipo de cine que, quizás, no era fácil para el común de los mortales, y hacerlo sin que el certamen perdiese su esencia independiente, transgresora, fresca y diferente.
Lo han logrado “rompiendo barreras” entre el público y los y las cineastas, sin elitismos y con una organización muy horizontal. Lo explica su director, quien también remarca el profundo trabajo didáctico que hace el FICX a lo largo de todo el año “para que la gente no tenga miedo a acercarse a cierto tipo de cine”.
Entre las medidas que, en aras de esta pedagogía, se han puesto en marcha, está, por ejemplo, la desaparición de 'Llendes' como sección dentro del Festival y el reparto de las cintas que la integraban en otros espacios del certamen, precisamente porque se dieron cuenta, tal y como cuenta Castaño, de que era un cine demasiado “experimental”.
Si tuviese una bola de cristal para ver el futuro, a Alejandro Díaz Castaño le gustaría comprobar que el FICX sigue en pie porque los festivales son un tesoro cultural que no debemos perder. Sin embargo, no piensa en ver un festival que aumente sus cifras en lo cuantitativo, sí en el nivel de repercusión de los estrenos e invitados. Importante, por encima de todo, reconoce, que el FICX nunca pierda su carácer gamberro.
¡Gloria!, una declaración de intenciones
La película elegida para inaugurar el festival este año es “la mejor que nos encajaba para inaugurar”, a pesar de que el hecho de que sea género musical pueda llamar la atención por arriesgado en un certamen como el de Xixón. Es claro, “no pienses en un musical tipo Gene Kelly”, dice, ¡Gloria! es un chute de energía, con un punto de transgresión clásica y sin excesos en lo experimental.
La actriz y cantautora italiana Marguerita Vicario, que estará presente en la inauguración, debuta en la dirección con esta película en la que homenajea la memoria de las mujeres compositoras a lo largo de la historia. “Toda una declaración de intenciones”, reconoce Díaz Castaño para quien esta es, sin duda, la película europea del año, que además llega a Gijón tras ser aclamada en la Berlinale.
Un “imperdible”
Difícil es elegir lo imprescindible del FICX, más aún para su director, pero si algo ha querido recomendar Díaz Castaño, entendiendo lo complicado de llegar a todo en un programa cinematográfico cada vez más extenso, es el foco dedicado este año al director Ado Arrieta, quien además recibirá uno de los premios de honor del festival. Del cine de Arrieta destaca un “increíble ejercicio de libertad” en la elaboración de películas con una “frescura irrepetible”.
Por ello el director del FICX anima al público a no perderse, al menos, una de las seis películas de Arrieta que se proyectarán en esta edición, un heróico de nuestro cine, dice, “historia viva del cine español”.
Alejandro Díaz Castaño reconoce la “melancolía post FICX” como un nuevo estado emocional que aparece cuando termina el festival, “el día después”, y que deriva de la atmósfera de cercanía y ausencia de barreras que el certamen ha conseguido generar en la ciudad y que se respira en todas sus calles. Pero para eso aún quedan muchos días de disfrute y emoción con la 62 edición de un festival que muchas y muchos esperan ya con los brazos abiertos. La cuenta atrás ha comenzado.