El arzobispo de Oviedo arremete contra el Gobierno de Asturias por su ausencia en la misa de Covadonga
El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, ha advertido desde el púlpito de la basílica de Covadonga que no necesita que nadie le enseñe cómo hacer una homilía ni que traten de censurarle acusándole de “ultraderechista de marras” porque, según ha subrayado, sus palabras no esconden detrás siglas políticas, sino un juicio moral.
“Este púlpito no tiene detrás unas siglas políticas aunque algunos se empeñen en ponerlas, sino un juicio moral que nace de la palabra de Dios y de la tradición cristiana”, ha afirmado durante la celebración de la misa de Covadonga, que por primera vez desde la constitución de la autonomía asturiana no ha contado con la presencia de las principales autoridades autonómicas.
El pasado 30 de agosto, el presidente del Principado Adrián Barbón, reconocido creyente, anunció que, por primera vez desde que accedió al gobierno en 2019, no acudiría a esta celebración en la que “siempre hay polémica”, en referencia a las homilías del arzobispo, para evitar que su presencia contribuyese a generar crispación y tensión.
Al día siguiente, el presidente del parlamento autonómico, Juan Cofiño, también confirmó que no acudiría a la tradicional misa por su disconformidad con las afirmaciones “extremas” que el arzobispo hizo en la celebración del pasado año.
Días antes, la delegada del Gobierno en Asturias, Adriana Lastra, ya había puesto en duda la conveniencia de tener que escuchar ese discurso de confrontación y tono ultraderechista del arzobispo.
“Enseñar al que no sabe es una obra de misericordia. Dado que algunos están empeñados en enseñarme a predicar, intentaré mejorar y ser niño aplicado”, ha señalado Sanz con ironía antes de afirmar que parece que sus dos licenciaturas y un doctorado no son suficientes para superar la reválida de quienes “jalean en ruedas de prensa o en cartas abiertas con vaselina protocolaria”.
Sinceramente, ha añadido el arzobispo, no necesita que nadie le enseñe cómo se hace una homiliía o que sincronizadamente pretendan censurársela “desde el conocido género tan manido del fango ultraderechista de marras”.
El arzobispo ha asegurado que sabe bien que un púlpito no es una tribuna para debates políticos ni la barra de un chigre donde se habla un poco de todo , que no es lugar para hablar de indultos, cupos amnistías, impuestos turísticos o de los “bulos de los que quieren gobernarnos por bulerías”.
“Aquí en Covadonga en el día de la Santina, es otro el tema y son otras las formas”, ha añadido tras recordar que su discurso es muy diferente cuando tiene que hablar ante el Parlamento europeo o cuando ejerce como profesor desde su cátedra universitaria.
Sí que ha aprovechado para reivindicar a quienes aman la vida, frente al aborto o la eutanasia, y a quienes defienden verdad y se distancian “de la mentira y de los mentirosos cuando sin recato se banaliza la palabra dicha”.
También ha reivindicado la familia fundada entre hombre y mujer, “aceptando que hay otras formas de convivencia que necesitarán el reconocimiento legal, pero que nunca serán equiparables, y a los que aman la igualdad entre hombre y mujer en su complementariedad diferenciada, ”sin el machismo prepotente que mata y sin el feminismo empoderado y excluyente que impone su dictadura de género“.
“Aquí no sobra nadie ni tampoco nos falta ninguno de los que declinan entrar en la casa de María ausentándose por razones tan dudosas como extrañas”, ha añadido Sanz, que ha incidido en que en el escenario público se ve con frecuencia “que hay polémicas artificiales y sincronizadas que se necesitan para disimular las carencias, maquillar las vergüenzas y ocultar con distracción las verdaderas intenciones”.
Sin la presencia de la tres máximas autoridades regionales, la misa sí que ha sido seguida desde la basílica por el presidente del PP de Asturias, Álvaro Queipo, el secretario general de Foro, Adrián Pumares, y la portavoz parlamentaria de Vox, Carolina López.
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