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Asturias busca los restos de las hermanas Ferrer y de Francisco Pérez, fusilados y arrojados a una fosa, en agosto de 1936

Fosa común en el cementerio de A Caridá con los primeros restos óseos localizados

Leticia Quintanal

A Caridá (El Franco, Asturias) —
13 de diciembre de 2024 16:45 h

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Ochenta y ocho años después de aquellos últimos días del mes de agosto de 1936, ha llegado el momento para la reparación de Luz, Mercedes y Maura Ferrer Díaz, las hermanas de 21, 20 y 17 años, y Francisco Pérez Pena, fusilados en el concejo de El Franco durante los primeros meses de la Guerra Civil.

Esta es la primera fosa común que se exhuma en Asturias íntegramente con dinero público y por eso con ella “se abre una nueva etapa dentro del Gobierno del Principado”, según reconocía la viceconsejera de Derechos Ciudadanos, Beatriz González Prieto,.

Los trabajos los está desarrollando el Grupo Arqueos de la Universidad de Oviedo, liderado por el catedrático y arqueólogo, Avelino Gutiérrez, y en ellos están implicadas más de treinta personas de diferentes disciplinas: arqueología, antropología, medicina, genética, historia, geografía o psicología. Cuentan además con la colaboración de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, una de cuyas precursoras, la antropóloga e historiadora, Lourdes Herrasti, también está participando en la exhumación de la fosa del cementerio de A Caridá.

Las excavaciones en A Caridá comenzaban hace tres días, el martes 11 de diciembre, pasadas las nueve y media de la mañana, con la certeza de que ese sería un gran día y la previsión de que las labores se extenderían, al menos, durante cuatro o cinco jornadas. El día amanecía lloviendo a cántaros, pero pronto se abrieron pequeños claros en el cielo, como llamados a facilitar las labores con las que se salda una más de tantas y tantas cuentas pendientes que este país tiene con su historia.

Picos y palas en alza, el Grupo Arqueos se ponía manos a la obra, ante un silencio atronador, el de las pocas personas allí presentes que, encogidas, sabían, entendían y sentían el significado de lo que allí comenzaba. Buscaban los restos de las tres hermanas Ferrer Díaz y también de Francisco Pérez Pena, tres personas fusiladas el penúltimo día del mes de agosto del 36 en una “saca” nocturna.

Las excavaciones arrancaban con la práctica certeza de que, al menos, las dos hermanas mayores se encontrarían en esa fosa, así como Francisco, cuya viuda, años después de su fusilamiento, colocó una cruz y una pequeña tumba sobre el lugar, en señal de homenaje y recuerdo. Más dudas había sobre la tercera de las hermanas pues, según documentos de la época, pudo haber escapado inicialmente de la muerte, pero, denunciada por los habitantes de la casa en la que buscó cobijo, había acabado fusilada igualmente y arrojada en otro lugar.

Finalizadas las jornadas del martes y prácticamente el miércoles, el desánimo comenzó a imperar en el equipo, pues no se obtenían resultados, más allá de unos cuantos enterramientos infantiles, evidenciados por restos de pequeños ataúdes, y muy anteriores a la Guerra Civil.

Ya habían decidido ampliar el perímetro de la excavación al comprobar que la fosa no se encontraba en el lugar que habían delimitado, cuando a última hora de la jornada del jueves, aparecieron los primeros restos óseos para, posteriormente, alcanzar la fosa perfectamente demilitada, colindando con la pared del pozo construido en torno a 1913-1914 para fabricar la tapia del camposanto.

A lo largo de la mañana de este viernes, tercer día de excavación, han acabado apareciendo un total de tres esqueletos e indicios de un cuarto. El equipo encargado de la exhumación cree que, por la posición en la que han sido encontrados, los restos óseos podrían formar parte de un enterramiento no regular, es decir, de una muerte en un contexto compatible, por ejemplo, con la Guerra Civil. Asimismo, también consideran, a falta de confirmación, que al menos dos de los cuerpos podrían ser de mujer, al encontrarse a su lado un monedero y un par de zapatos azules.

Los trabajos han sido suspendidos hasta el lunes, cuando acudirá al cementerio la autoridad judicial para poner en marcha el protocolo que requiere este tipo de situaciones y poder proceder al levantamiento de los cadáveres.

Las historia de las hermanas Ferrer Díaz

La tragedia de las hermanas Ferrer Díaz fue recogida por la prensa republicana de Xixón, según cuenta en su libro, Xosé Miguel Suárez Fernández, autor de Como auga de torbón: Guerra civil y represión franquista nel estremo noroccidental d’Asturias. Luz, Mercedes y Maura eran conocidas en su pueblo, Luarca, como 'las de la Gallega', por la forma de hablar de su madre, que era naviega. Su padre Manuel era tipógrafo y presidente del Sindicato de Artes Gráficas de Luarca, de fuertes convicciones políticas, que heredarían sus hijas, fue despedido de la imprenta en la que trabajaba tras participar en la huelga de octubre de 1934.

Las tres hermanas trabajaban en la litografía de la imprenta y ayudaron activamente al Frente Popular en las elecciones de 1936. Tras el golpe de Estado, cuando las tropas rebeldes entraron en Luarca, Manuel consiguió huir, y según fue documentándose a través de la transmisión oral de la zona, miembros de la Falange fueron a casa a apresar a Luz, Mercedes y Maura, a las que raparon la cabeza, dieron aceite de ricino y así pasearon por todo el pueblo.

Sus cuerpos fueron arrojados, tras ser violadas y asesinadas, tal y como relata en su libro Suárez Fernández, al borde de un camino en Valdepares, concejo de El Franco.

La familia no supo más del destino que corrieron los cuerpos de estas tres hermanas, sin embargo el Mapa de Fosas elaborado por la Universidad de Oviedo los ubica en la fosa del cementerio de A Caridá, donde ahora se buscan.

La Memoria asturiana

La de A Caridá es la primera de las tres fosas que se exhumarán hasta finales de este año 2024 en Asturias. A ella se sumarán las del Prau Molín de Xilu, en Las Regueras, y la de Santianes de Molenes, en Grao. En total, y según los datos que arrojan las investigaciones, se espera poder llegar a exhumar, entre las tres fosas, a 24 víctimas, siendo la de Las Regueras aquella en la que más personas se espera encontrar.

El comité técnico de Memoria Democrática de Asturias es el órgano encargado de establecer el orden de prioridades para exhumar las fosas comunes de la comunidad autónoma. Presidido por la directora general de Memoria Democrática, Begoña Collado, está formado por una decena de personas entre las que figuran representantes del Instituto de Medicina Legal de Asturias, la Fiscalía Superior del Principado, las entidades memorialistas de la región, expertas en arqueología e historia contemporánea, y miembros del Instituto de Memoria Democrática, constituído el pasado verano como primer paso para desarrollar la normativa autonómica de Memoria.

Asturias destinará en 2025 un total de 1 058 20 euros a la recuperación de la Memoria, casi el doble que en el pasado ejercicio. Un incremento que incidirá especialmente en las exhumaciones previstas, en el análisis del banco de ADN o las líneas de investigación y digitalización de expedientes de víctimas del franquismo.

Tras la exhumación de las fosas previstas para este 2024, el Grupo Arqueos de la Universidad de Oviedo, gracias a un convenio de colaboración entre el Principado y la institutición académica asturiana, prevén intervenir en otras ocho o diez fosas, de las 40 que han sido identificadas como “viables” en un estudio detalle elaborado por la empresa Tragsa, a las que añadirán alguna más derivada de peticiones de familiares, tal y como explicó Avelino Gutiérrez.

Según un mapa interactivo elaborado por la profesora de Historia Contemporánea y directora de las investigaciones de la Universidad de Oviedo, Carmen García, en Asturias existen unas 400 fosas comunes, la mayoría localizadas en cementerios de ciudades como Oviedo, Gijón o Avilés, y también en localidades de menor tamaño como Tineo, Cangas del Narcea o Luarca.

Carmen García ha apuntado además que existen muchas otras fosas cuya ubicación “no se puede garantizar en absoluto”. Ni existe la certeza de cuántas personas están allí enterradas, ni cuál es su identidad dado que en muchos casos la información obtenida es muy vaga.

Según García, la base de datos de víctimas mortales relacionadas con la Guerra Civil en Asturias incluye casi 27 800 nombres de los que forman parte caídos en combate, víctimas civiles, víctimas de represión republicana y franquista durante la guerra y víctimas de la dictadura a partir de 1939. También se tiene constancia de otras 1200 personas muertas de forma violenta, pero sin causas claras.

En torno a la mitad de las fosas comunes en Asturias están ya destruidas, según indica en su investigación la profesora de la Universidad de Oviedo. En algunos casos, porque las víctimas fueron desenterradas por sus familiares, mientras que en otros, explica el arqueólogo Avelino Gutiérrez, porque se han levantado sobre ellas carreteras y otro tipo de construcciones públicas.

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