Gijón ha puesto su primera piedra para convertirse en una corporación completamente laica. La ciudad asturiana es la segunda ciudad en el país que cuenta ya con un reglamento de laicidad, junto a Rivas-Vaciamadrid. La mayoría de izquierdas que integra el pleno municipal ha permitido que la norma salga adelante, a tan sólo un mes de que se celebren las elecciones municipales, y cuando ya pocos creían que podía pasar.
“Este reglamento es una declaración de intenciones, debería ser más normativo”, asegura Luis Fernández, portavoz de Asturias Laica, asociación impulsora y demandante de esta aprobación desde hace años. Pese a que se quede corto, Fernández muestra su satisfacción por este pequeño paso adelante. “Si existe un reglamento podremos hacer campaña para que se cumpla”, dice, consciente de que si hay un cambio de signo político en el consistorio en mayo, la norma se olvide en un cajón. “Nosotros luchamos por un estado laico pero desde el respeto. No se trata de prohibir los actos religiosos”, añade.
Los temores de Asturias Laica de que la norma no logre su desarrollo, si hay un vuelco en las mayorías que rigen en el consistorio a partir de las próximas elecciones municipales, se confirman. La portavoz del PP en el ayuntamiento gijonés, Ángeles Fernández-Ahúja ya ha anunciado que suprimirá el reglamento si llegan a gobernar, además lo ha calificado de “innecesario y sectario”. Desde Foro, formación cuya lista volverá a encabezar la que ya fue alcaldesa de Gijón desde 2011 a 2019 Carmen Moriyón, aseguran que “carece de interés general”.
Las críticas son aún más duras desde el grupo municipal de Ciudadanos. El concejal, Rubén Pérez Carcedo, pese a manifestarse él mismo como persona laica, considera que esta norma crea una “crispación como no se recuerda entre los gijoneses” y ya ha adelantado que la norma no impedirá que en el pleno de constitución del 16 de junio, haya una biblia y un crucifijo cuando los nuevos ediles tomen posesión.
Ocho artículos y un preámbulo sin ninguna prohibición
Lo cierto es que el Reglamento de aconfesionalidad o laicidad municipal aprobado tiene un objetivo claro, “concretar y aclarar la relación institucional de la Entidad Local con las distintas confesiones religiosas en este municipio”. Ningún concejal de Gijón tendrá prohibido acudir a los actos religiosos que desee, lo único que no lo hará en representación del Ayuntamiento si no a título personal. Se trata de regular el mandato constitucional de “aconfesionalidad y neutralidad religiosa” para así garantizar la “libertad ideológica, religiosa y de culto de la ciudadanía” y evitar desigualdades o discriminaciones ante la ley.
Un nuevo paso que según Asturias Laica convierte a Gijón en “una ciudad abierta y respetuosa con la libertad de conciencia de toda su ciudadanía”. Luis Fernández lo tiene claro “el ser humano siempre busca lo colectivo” y no duda en atribuir esa cualidad a la religión católica. “Sin duda logran formar comunidad y eso es absolutamente respetable”, afirma, “pero se trata de los espacios públicos, que son de uso y derecho de todos los ciudadanos. La vida pública no debe dar prioridad a una religión en concreto si no que debe respetar las creencias de todos”.
Se trata de los espacios públicos, que son de uso y derecho de todos los ciudadanos. La vida pública no debe dar prioridad a una religión en concreto si no que debe respetar las creencias de todos
En esa misma idea incide el quipo de gobierno del Ayuntamiento Gijonés. Marina Pineda, concejala de Hacienda, destaca el objetivo de “absoluta neutralidad” que persigue el reglamento y destaca que “no regula derechos ni obligaciones, ni de los miembros de la corporación a título personal ni de la ciudadanía”.
Así figura en el primer artículo donde se detalla que el ámbito de aplicación será “la Administración Local y todos sus entes públicos dependientes”, en todo el territorio municipal. Gijón es el primer municipio asturiano que pone en marcha una normativa de este tipo pero Luis Fernández espera que no sea el último. Asturias Laica asegura que hay más concejos que ya han mostrado su interés en desarrollar reglamentos parecidos. Cuando en 2016 Europa Laica lanzó la iniciativa de crear una 'red de municipios' por un Estado Laico fueron seis los concejos asturianos que se sumaron, Gijón, Oviedo, Avilés, Langreo, Mieres y Castrillón, convirtiéndose así Asturias en la comunidad más representada en la red.
La cita en la bendición de aguas de San Pedro
Con este reglamento el poder público municipal no debe “inmiscuirse en asuntos religiosos” y en el ejercicio institucional no deben participar en “actos celebrativos de entidades religiosas, ni en ofrendas o veneraciones hacia imágenes”. Tampoco participar en “ceremonias o ritos” de cualquier tipo de confesión.
Entre las fiestas patronales de Gijón, principalmente dos días están marcados en el calendario coincidiendo con dos santorales señalados, como sucede en la mayoría de las festividades populares de España, San Pedro, el 29 de junio y Nuestra Señora de Begoña, el 15 de agosto. Uno de los actos principales del 29 de junio es la ofrenda florar y bendición de aguas junto a la Iglesia de San Pedro, presidida siempre por el párroco y en algunas ocasionas hasta por el arzobispo de Oviedo.
Ha sido tradición de los distintos gobiernos municipales asistir a este acto y a la misa solemne que se celebraba previamente. Pero, en este último mandato, la alcaldesa Ana González no asistió a ninguno de estas ceremonias. En el 2019, recién llegada al consistorio, fueron muchos los reproches que recibió desde la bancada de la oposición y la comunidad eclesiástica de la ciudad. “La bendición de aguas nunca hizo daño a ningún alcalde”, llegó a decir el párroco de San Pedro, Javier Gómez Cuesta, que además tiraba de símil futbolístico y le preguntaba a González que si “no le gustaba el fútbol no iba a ir al estado del Molinón”.
Pese a las críticas González se mantuvo en su postura durante sus cuatro años de mandato. Una postura que hace apenas un mes tuvo que defender, nada más y nada menos, que ante quien le sucede como candidato del PSOE en las municipales de mayo. Luis Manuel Flórez 'Floro', con pasado jesuita, comunicó a su equipo de campaña que si logra la alcaldía acudirá a la bendición de aguas el día de San Pedro si le cursan invitación.
“Las normas hay que cumplirlas aunque a uno no les gusten”, comentó entonces la aún alcaldesa. Ana González ha defendido siempre el reglamento de laicidad como parte del pacto de gobierno que hace cuatro años firmó con Izquierda Unida y por ello lo han sacado adelante. Además, el PSOE de Gijón, ha apoyado que la norma saliera adelante.
Sin símbolos religiosos y con pagos por uso de salas
Al margen de la actitud de los miembros de la corporación, donde la línea entre lo institucional y personal puede quedar difuminada, hay asuntos que en el reglamento no tienen discusión. “Todos los espacios, edificios e instalaciones propiedad de la Administración Municipal” deben quitar todo tipo de simbología religiosa. Tan sólo se mantienen aquéllos que “por su valor histórico o artístico” justifiquen ser conservados y en caso de retirarlos se cause “daño irreversible”.
Otra importante novedad que incluye el reglamento es la obligación de comunicar “con la antelación suficiente” los actos religiosos que vayan a utilizar espacios públicos. Por ejemplo, una procesión religiosa que transcurra por vía pública deberá seguir la misma tramitación que la convocatoria de una manifestación o concentración sindical o de “cualquier otra entidad o particular”. También se incluye la obligación de “pago de tasas” por el uso de cualquier edificio o instalación municipal para un acto religioso.
Habrá que esperar a las próximas elecciones municipales para ver si la norma se queda en el olvido o comienza su desarrollo. Lo que está claro es que Asturias Laica ve una puerta abierta para recorrer lo que aún creen que es un largo camino hasta conseguir todas sus reivindicaciones, y no dejarán pasar esta oportunidad.