La población en riesgo de pobreza o exclusión social descendió el pasado año en Asturias del 25,3 al 25 %, punto y medio por debajo del promedio nacional. Dicho porcentaje se fija con la tasa AROPE, que mide la pobreza no solo con los ingresos, sino que también incluye la privación material severa y la baja intensidad de empleo.
En el conjunto del país, el porcentaje de población en riesgo de pobreza o exclusión social aumentó medio punto porcentual en 2023 hasta el 26,5 % mientras que la población con “carencia material y social severa” escaló hasta el 9 %, la tasa más alta desde 2015.
Según la Encuesta de Condiciones de Vida difundida este lunes por el INE, dos de los tres componentes de la tasa AROPE mejoraron en España: el riesgo de pobreza relativa -indicador que refleja cuántas personas tienen ingresos bajos en relación al conjunto de la población-, que bajó del 20,4 al 20,2 %; y el porcentaje de población con baja intensidad en el empleo (con poca actividad), que pasó del 8,7 al 8,4 %.
Pero el tercer componente de la tasa empeoró: el porcentaje de población con carencia material y social severa subió del 7,7 al 9 %. Este concepto analiza factores como no poder permitirse ir de vacaciones al menos una vez al año; comer carne, pollo o pescado cada dos días; o mantener la vivienda a una temperatura adecuada.
Según esta encuesta, el 9,3 % de la población manifestó llegar a fin de mes con “mucha dificultad” en 2023 (0,6 puntos más que en el año previo) y el 37,1 % no tuvo capacidad para afrontar gastos imprevistos (frente al 35,5 % de 2022).