Era viernes 2 de agosto y el presidente del Principado retomaba sus responsabilidades institucionales tras unos días de descanso. Lo hacía convocando a los medios de comunicación para abordar distintos temas de la actualidad regional y también nacional. Aunque en aquel momento el pacto fiscal en Catalunya copaba toda la atención mediática, pues el jefe del ejecutivo asturiano aún no se había pronunciado al respecto, tampoco lo había hecho sobre la última polémica generada por el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes.
El arzobispo había acusado a la nueva delegada del Gobierno en Asturias, Adriana Lastra, recién estrenado el cargo, de llegar “con consignas, marcando el paso desde su ideología” , cuándo ésta le había pedido, con anterioridad, que abandonase el discurso ultraderechista durante su homilía en la misa que cada 8 de septiembre, Día de Asturias, se celebra en la basílica de Covadonga.
La polémica estaba servida desde mediados del mes de julio y Barbón no rehuyó la respuesta. Fue precisamente en esa comparecencia ante los medios cuando el presidente asturiano abrió por primera vez la puerta a no asistir a Covadonga el Día de Asturias, si su presencia se convertía, dijo, en un elemento de discordia.
Dicho y hecho, Adrián Barbón lo ha confirmado este viernes, también ante los medios de comunicación y tras la reunión del Consejo de Gobierno.
Le tengo tantísimo respeto a la Santina que no quiero que mi presencia sea la excusa perfecta para generar crispación y tensión
“Le tengo tantísimo respeto a la Santina que no quiero que mi presencia sea la excusa perfecta para generar crispación y tensión, es algo que no va conmigo”. Así de tajante explicaba el presidente asturiano que este año, y por primera vez desde que tomara posesión de su cargo institucional, no asistirá a la misa de la basílica de Covadonga, el Día de Asturias.
Barbón ha reconocido que no está “a gusto ni conforme” con lo que lleva “años sucediendo en un día tan importante para Asturias”. El jefe del ejecutivo asturiano se refería de esta forma, pero sin nombrarle, al arzobispo de Oviedo y sus polémicos sermones en los que Sanz Montes no perdía ocasión de lanzar duras críticas contra cada una de las medidas adoptadas por gobierno de izquierdas.
Ha hecho hincapié el presidente del Principado en los dos discursos que él mismo pronuncia en la conmemoración de la festividad de Asturias “con los que la inmensa mayoría de los asturianos y asturianas se sienten identificados” porque “nunca generan ninguna polémica”.
Reconoce que aún no ha pensado si a la misa a la que él no irá asistirán otros representantes del gobierno asturiano y que la decisión que hoy ha hecho pública lleva meditándola desde el pasado año, cuando él mismo se había preguntado públicamente si “alguien” quería que él dejase de asistir a esta celebración eclesiástica.
Adrián Barbón asegura que seguirá yendo a Covadonga, como siempre ha hecho, porque para él es un espacio sagrado en todos los sentidos, desde el punto de vista de la fe y también de la asturianía.
El arzobispo de Oviedo ya habrá recibido la noticia, pues el presidente confirmaba a los periodistas que en el momento en que él efectuaba sus declaraciones, éstas se le estaban comunicando a Sanz Montes. Esperemos pues la reacción del prelado y también la decisión de la delegada del Gobierno, Adriana Lastra, cuya asistencia también está pendiente de confirmación.
Desde Rafael Fernández, quien institucionalizó la presencia del jefe del Ejecutivo asturiano en Covadonga el 8 de septiembre, es la primera vez que un presidente de Principado no asiste a la celebración eclesiástica del Día de Asturias.