La cultura sidrera asturiana ya es Patrimonio de la Humanidad
La cultura sidrera asturiana es ya patrimonio mundial inmaterial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). La candidatura española ha sido ratificada este miércoles en la 19 sesión del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial que se celebra en la ciudad de Asunción, en Paraguay.
La cultura sidrera asturiana partia con el aval previo del informe técnico favorable que emitió el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), el órgano asesor de la Unesco, y las sensaciones a priori para obtener este reconocimiento eran buenas.
La Unesco reconoce así el valor de la cultura sidrera, sus prácticas sociales, rituales y festivas, así como de las tradiciones orales, paisajes culturales y oficios tradicionales.
El anuncio se ha hecho público en torno a las seis y media de esta tarde y ha sido recibida con gran emoción entre la delegación asturiana y española.
Las horas previas
La consejera Vanessa Gutiérrez se había trasladado a la ciudad de Asunción, en Paraguay junto al embajador español en la Unesco, el exministro Miguel Iceta, al frente de la delegación española coordinada por el Ministerio de Cultura para defender la candidatura de la cultura sidrera asturiana.
En las horas previas a conocer la decisión definitiva, la consejera y el director de Patrimonio Cultural del Principado, Pablo León, se reunieron con la ministra de Cultura de Paraguay, Adriana Ortiz, a quien explicaron los pormenores de la candidatura.
La ministra se mostró muy interesada, entre otros detalles, por la forma de escanciar la sidra y ella misma repitió el gesto, como se puede apreciar en la siguiente imagen.
El presidente del Principado de Asturias, Adrián Barbón, el consejero de Medio Rural y Política Agraria, Marcelino Marcos Líndez, y el director de la Cátedra de la Sidra de la Universidad de Oviedo, Luis Benito García, siguieron la votación de la Unesco desde el Museo de la Sidra de Nava, desde donde se realizó una emisión en directo del veredicto ante la gran expectación que ha despertado en prácticamente todos los rincones de la comunidad autónoma asturiana.
El periodista de la TPA, Carlos Sobrín, subió en su perfil de la red social X el momento exacto del anuncio de la declaración de la cultura sidrera asturiana como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad y el vídeo donde se puede apreciar la reacción de las delegaciones asturiana y española, a la derecha, el presidente del Principado, Adrián Barbón, junto al alcalde de Nava Juan Cañal, a su izquierda.
La titular de Cultura asturiana defendió hoy, miércoles, el valor de la cultura sidrera en la 19 sesión del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial donde se evaluarán las 58 candidaturas presentadas por 67 países.
La comunidad autónoma asturiana ha estado volcada de lleno con la candidatura y los edificios más emblemáticos –la Universidad, la sede de Presidencia y el Museo de Bellas Artes en Oviedo, el Centro Internacional Óscar Niemeyer en Avilés, la torre de La Laboral en Gijón y la Quinta Guadalupe en Colombres, entre otros– permanecerán iluminados de verde durante toda esta semana, el mismo color de la esperanza y de las botellas de vidrio que contienen la sidra, como gesto de apoyo a la candidatura.
Una simbología que se suma a las miles de muestras de asturianos que han apoyado con sus firmas o sus escritos el valor de la candidatura, muy similar a las numerosas muestras solidarias procedentes de ayuntamientos, instituciones públicas y privadas y Centros Asturianos repartidos por todo el mundo.
El Ejecutivo regional ha lanzado, además, el hashtag #AsturiesDeRestallu, invitando a todas las entidades que se iluminen de verde esta semana para compartir en redes sociales sus fotografías y vídeos con esa etiqueta, y enviarlas a conseyeriadecultura@asturias.org y mencionar a la consejería en sus publicaciones (@culturaAST).
El impacto
Esta tradición identitaria tan arraigada de quedar con amigos y/o familiares para tomar “unas sidras” busca el espaldarazo definitivo para situar al Principado en el mapa mundial, reforzar el papel del sector primario, ensalzar el trabajo de productores, elaboradores y comercializadores, permitirá revitalizar el campo asturiano, incrementar aún más el impacto económico del turismo gastronómico en la comunidad autónoma y perpetuar este ritual de juntarse para disfrutar en torno a esta bebida.
Su baja graduación alcohólica convierte además a la sidra en uno de los mejores complementos de un buen tardeo, almuerzo o cena, ya que oscila entre el 4,5 y el 6 por ciento; un porcentaje que puede variar ligeramente dependiendo del proceso de fermentación y la variedad de manzanas utilizadas.
Museos, bulevares y festivales
Asturias es además de un paraíso natural un territorio abonado a una tradición sidrera con una historia de más de 2.000 años. La Universidad de Oviedo cuenta con una Cátedra de la Sidra, hay bulevares de la sidra, también un Museo de la Sidra que se ubica en el concejo de Nava, situado a 30 kilómetros de la capital asturiana, donde entre otras actividades se incluyen masterclass de escanciado y desde donde este miércoles se emitirá en directo la defensa de la candidatura española a las seis de la tarde.
En Nava, en el oriente asturiano, se organiza anualmente un festival de la sidra, una fiesta de interés turístico nacional y referente del verano. Y no podía faltar en este reportaje la comarca de la sidra, del que forman parte los municipios del centro–oriente asturiano de Bimenes, Cabranes, Colunga, Nava, Sariego y Villaviciosa que tienen a la producción sidrera como denominador común.
Otra faceta que tiene vinculación con la sidra es la celebración de concursos de escanciadores, tanto en sidrerías como en los distintos festivales que recorren la región y donde cada vez hay más implicación de profesionales extranjeros muy formados en el arte del escanciado.
Algunas ciudades como Gijón/Xixón rinden su propio homenaje con un monumento emblemático conocido como el Árbol de la Sidra, una escultura creada por el artista local José Luis Iglesias Luelmo, que conforman 3.200 botellas. También conocida por los gijoneses con el sobrenombre de “El arbolón”, está situada en el barrio de Cimadevilla, frente al puerto deportivo.
Otra muestra de este apoyo popular se escenifica en el escanciado simultáneo que tuvo lugar, en agosto de 2022, en la playa de Poniente, en Gijón, donde vecinos y turistas batieron un récord con 9.796 'culinos' de sidra.
Mucho más que una bebida
La sidra es mucho más que una simple bebida. Es una cultura propia que incluye todo el proceso de elaboración, desde la plantación de los manzanos al embotellado y la posterior comercialización. Hay canciones típicas de sidrería, así como manifestaciones artísticas donde se homenajea a la sidra en la pintura y en la literatura.
Si bien cada vez es más frecuente ver en las espichas y en establecimientos hosteleros el típico aparato de escanciar la sidra de todos los tamaños y características, las sidrerías tradicionales “de toda la vida” siguen prefiriendo a los buenos camareros o camareras que saben escanciar con profesionalidad y aprovechan hasta la última gota dentro del vaso, sin que la mitad de la bebida acabe derramada en el suelo.
La Cátedra Universitaria Sidra de Asturias
La Cátedra Universitaria Sidra de Asturias de la Universidad de Oviedo fue creada en 2019 bajo el auspicio de la DOP Sidra de Asturias y está dirigida por el historiador Luis Benito García, uno de los principales impulsores de la candidatura.
Él no ha viajado a Asunción y conocerá la decisión final, por invitación expresa de la consejera de Cultura, desde el Museo de la Sidra de Nava. Su conexión con el mundo de la sidra viene de atrás, cuando estaba elaborando su tesis doctoral y se incorporó a un grupo de investigación interdisciplinar sobre patrimonio que se formó en la universidad y donde él se ocupaba de la parte sociocultural.
Los trabajos de investigación captaron el interés internacional, por lo que el grupo fue invitado a presentar unas ponencias al Fórum de la UNESCO en la ciudad inglesa de Newcastle en 2005. Dos años antes, se había aprobado la Convención de Patrimonio Inmaterial y Luis Benito García presentó una comunicación sobre el patrimonio sidrero.
Una transmisión de generación en generación
“En el marco de esa reunión yo empiezo a dar vueltas a la idea de que la cultura sidrera cumplía muchas de las condiciones que se postulaban en la Convención de la UNESCO de Patrimonio Inmaterial. Entre otras, la transmisión de saberes y conocimientos de generación en generación que se preservan, la implicación de la comunidad, el que estuviera presente en sus costumbres, en sus celebraciones, así como el papel de cada miembro de la comunidad en el marco de esa cultura”, explica el director.
A ello se unía que él acababa de publicar el libro “Beber y saber. Una historia cultural de las bebidas” y que ganó el premio “Gourmand World Cookbook Awards”, considerado como el galardón internacional más importante de libros relacionados con la cocina y la gastronomía. Y a raíz de este reconocimiento le hicieron un reportaje en la revista “Sicera”, de la Asociación de Lagareros de Asturias (ALA) y les expuso la idea de presentar la candidatura.
Los escollos del camino
No obstante, aún esperaron a que él terminara la tesis, que fue premio extraordinario de doctorado, y junto a la Asociación de Lagareros trasladaron la iniciativa al entonces consejero de Medio Rural, Aurelio Martín de Izquierda Unida. Ya corría el año 2009 y ahí empezaron de la mano también en el Museo de la Sidra, donde el historiador había sido investigador.
Sin embargo, hubo varias piedras en el camino y en 2011 la candidatura sufrió un parón y no se retomó hasta 2013 de la mano de Tomasa Arce, por entonces directora general de Agroalimentación, cuando se preparó la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC), porque en España, para elevar una candidatura a la UNESCO, ésta tenía que contar con el BIC en la comunidad autónoma y seguidamente se propuso a los ayuntamientos que hicieran de la sidra la bebida institucional de su municipio.
Entre 2014 y 2018 se vivió otro parón, pero el gran interés de Luis Benito García y la renovación de la DOP le dio un nuevo impulso. Entraron Tino Cortina como presidente y Daniel Ruiz como gerente y de la mano del director de Agroalimentación Ramón Casas se vuelve a retomar el tema.
El informe favorable de ICOMOS
“Preparamos el expediente para la UNESCO y ahí se forma un comité científico que dirijo yo y del que forman parte Jorge Uría, que fue mi director de tesis, Cristina Cantero, que era una técnica que proponía la Consejería, el antropólogo Xuan de Con y Enrique Antuña, que era predoctoral nuestro y acabamos en 2019, siendo ya directora general de Agroalimentación María Jesús Aguilar. Lo presentamos ante la UNESCO y conseguimos ante el Consejo Histórico de Patrimonio Nacional ser candidatura”.
Luis Benito García reconoce que no era fácil al ser Asturias una comunidad uniprovincial que necesitaba que el resto de autonomías españolas le dieran su beneplácito, pero finalmente lo logramos y el expediente contó con el informe favorable de ICOMOS, un organismo evaluador de la UNESCO.
Hay que implicar a los centros educativos porque es la manera de que la gente joven que se está yendo al consumo de cerveza aprenda a valorar lo que es suyo, que la sidra es un producto sostenible que responde a un paisaje, un ecosistema sostenible, que todo el beneficio de este producto redunde en Asturias, que es una bebida natural y sana y dentro de la estructura del consumo de alcohol es de las bebidas más saludables
La Cátedra de la Sidra realiza numerosas actividades y está inmersa en importantes proyectos de investigación. Su director estima que sería muy interesante seguir profundizando en el conocimiento de la historia y de esta cultura sidrera–
“Falta mucho por saber y yo estoy ávido por meterme en archivos y seguir conociendo esta historia fascinante y sobre todo, continuar con la parte que me queda de los siglos 18 y 19, pero también buscar investigadores que se ocupen de épocas más pretéritas y llevar a las escuelas esta cultura sidrera, porque tenemos las unidades didácticas realizadas”.
Implicar a los centros educativos
“Hay que implicar a los centros educativos porque es la manera de que la gente joven que se está yendo al consumo de cerveza aprenda a valorar lo que es suyo, que es un producto sostenible que responde a un paisaje, un ecosistema sostenible, que todo el beneficio de este producto redunde en Asturias, que es una bebida natural y sana y dentro de la estructura del consumo de alcohol es de las bebidas más saludables”, advierte.
Todo el esfuerzo que ha realizado el comité científico ha sido totalmente desinteresado. En su caso particular, sigue publicando en el extranjero en algunas de las revistas más prestigiosas del mundo, dando a conocer esta cultura sidrera. De hecho actualmente hay un doctorando que está realizando la tesis sobre la tecnificación y cuenta con algunos trabajos de fin de máster y trabajos de fin de grado, aunque es una tarea complicada por la escasez de medios de que disponen para que pueda progresar de una manera adecuada, si bien con lo que tienen hacen auténticas virguerías.
El apartado dedicado a la comunidad autónoma asturiana sobre patrimonio cultural inmaterial de España en la página web del Ministerio de Cultura se especifica cómo la cultura sidrera vincula en Asturias prácticas sociales, rituales y eventos festivos, así como tradiciones orales (conocimientos, prácticas), paisajes culturales y oficios tradicionales.
La sidra aparece citada en la diplomática medieval desde el siglo VIII, lo que da a entender que tanto el cultivo del manzano como la técnica de la elaboración de la bebida eran conocidas antes, constituyendo en los siglos XII y XIII la mayor riqueza frutal de Asturias.
La ritualización
“La sidra asturiana ha desarrollado en torno suyo una compleja ritualización y unos espacios y ocasiones de sociabilidad propios (el lagar, la espicha o la sidrería, por ejemplo), convirtiéndose en un elemento indispensable en algunas otras ocasiones y lugares, y estimulando su consumo grados de sociabilidad superiores a los generados en torno a otras bebidas debido, en gran medida, a un fuerte carácter comunitario estimulado por peculiares formas de consumo”, explica.
En la transmisión de la cultura sidrera se hallan implicados desde los poderes públicos a través de determinadas políticas y del sostenimiento de varios organismos, pasando por la Asociación de Sidra de Asturias, los hosteleros, la Denominación de Origen Protegida “Sidra de Asturias”, o los cosecheros de manzana agrupados en la cooperativa Campoastur.
Los argumentos claves
En la página web de sidraturismo.es se incluyen varios argumentos claves que deberían influir para inclinar la balanza hacia la candidatura de la cultura sidrera asturiana como patrimonio inmaterial. Incide en que, después de más de ocho años de trámites desde el inicio para la declaración de la cultura sidrera como bien de interés cultural inmaterial, por fin logra avanzar para intentar conseguir el objetivo principal, que era ser reconocida mundialmente como una de las pocas culturas asociadas a una bebida que sigue latente desde la Alta Edad Media.
Por un lado, resalta cómo la sidra no solo es un producto fundamental de la economía asturiana, sino también un referente simbólico, parte consustancial de la identidad colectiva y de una cultura con personalidad propia, diferenciada de las de otras zonas europeas productoras como el País Vasco, Normandía, Bretaña o Inglaterra.
Destaca igualmente cómo esta bebida ha favorecido relaciones y vínculos entre un producto de la tierra de origen campesino, un territorio y una población y cómo su riqueza cultural se refleja en un vocabulario específico y original en lengua asturiana. Además, la cultura de la sidra es un ejemplo de respeto entre individuos, grupos y comunidades.
La sostenibilidad
Esta inclusión en la lista de patrimonio inmaterial reforzaría el sentimiento de estima que la comunidad siente hacia su producto más identitario, según Sidraturismo.es. Además, considera que contribuiría de modo decisivo a difundir el respeto por unas prácticas y tradiciones que otorgan sostenibilidad al mundo rural autóctono y ayudaría a revitalizar las actividades agrarias ligadas a la producción de la bebida y a dinamizar el sector, además de impulsar las actividades turísticas y hosteleras.
En España han alcanzado el reconocimiento como patrimonio inmaterial de la humanidad el flamenco y la fiesta de las Fallas, en Valencia, entre otros. Ahora, si las buenas sensaciones que hay en Asturias se cumplen, la cultura sidrera asturiana compartiría mundialmente una de las señas de identidad más relevantes de la comunidad autónoma como patrimonio de la humanidad.
4