‘¡Dame tira, compañera!’, el documental de la historia del feminismo asturiano

Elena Plaza

Oviedo —

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Muyeres que organizaron piquetes y se enfrentaron a Franco. Muyeres que tomaron el consulado cubano en Asturias y que, incluso, hicieron dimitir a un ministro. Muyeres, al fin y al cabo, que se dieron tira en un ejercicio de sororidad y que son las que protagonizan el documental ‘¡Dame tira, compañera!’ que se estrena este sábado con motivo del 25N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, en la Radiotelevisión Pública Asturiana (Rtpa). Un trabajo “justo y necesario”, como señala su directora y guionista, Sonia Carbajal, que recorre la historia del feminismo asturiano desde finales del siglo XIX hasta la actualidad.

‘¡Dame tira, compañera!’ es “una historia de éxitos plagada de anécdotas, peligros, celebraciones e intrigas” contada por algunas de sus principales protagonistas, un total de diecinueve, y que recoge en su título la popular frase minera que hace referencia a la ayuda prestada dentro de la mina y que en el documental es símbolo de sororidad.

El pasado 8M se estrenaba un pequeño adelanto condensado en una pieza corta que ya dejaba entrever algunas de estas historias que ahora se nos presentan desarrolladas en un formato más largo, en torno a la hora y media. El documental nos adentra en esta apasionante y, también, por momentos divertida y emotiva historia que nos desvela un buen número de hechos y anécdotas sepultados a lo largo de los tiempos por la supuesta épica de otras acciones protagonizadas por los hombres. Unos hombres que, como denuncia alguna de las protagonistas, no dieron la tira esperada en un apoyo similar al recibido del colectivo femenino, que no necesariamente feminista en toda su integridad.

Nos traslada a la lucha a lo largo de toda la dictadura franquista. Mujeres que defendían derechos sociales, que venían de la clase trabajadora y que sabían de lo duro de vivir y sobrevivir, pero que tenían siempre presente la solidaridad

Está compuesto por tres capítulos o bloques que recorren, de manera seriada, la historia del feminismo asturiano como nunca antes se contó. Porque ni siquiera estaba contada como un todo. Arranca en esa fina barrera que abarca el final del siglo XIX y el comienzo del XX, presentando a aquellas primeras sufragistas y feministas como María Luisa Castellanos y Rosario de Acuña, respectivamente, o la realidad conocida por nuestras antepasadas, según referencian expertas en la materia, como las historiadoras Sonia García Galán y Carmen Suárez o la filóloga Rebeca Fernández Alonso. Aquellas que vivieron “épocas normales” antes del golpe de estado y los cuarenta años de dictadura. Un ejemplo de cómo ya, por aquel entonces, se perdieron derechos.

Nos traslada a la lucha a lo largo de toda la dictadura franquista, cuando las mujeres pelearon por el mantenimiento del Economato reuniéndose directamente con el presidente de Hunosa, por aquel entonces un Figaredo. Cuando otras se enfrentaron a la policía en las huelgas mineras de los 60 o daban mítines reivindicando nuevos espacios para las mujeres, como es el caso de Aida Fuentes Concheso, una de las primeras diputadas por Asturias junto con Dolores Ibárruri, La Pasionaria. Mujeres que defendían derechos sociales, que venían de la clase trabajadora y que sabían de lo duro de vivir y sobrevivir, pero que tenían siempre presente la solidaridad.

El relato nos muestra acciones muy punkies, todo sea dicho de paso, protagonizadas por la Asociación Feminista de Asturias (AFA), fundada en 1977, cuando se luchaba por la despenalización del adulterio y el derecho al aborto y al divorcio. Cuando se tomaban autobuses y se boicoteaba a la prensa, en aquel entonces aún del Movimiento, rememoran Teresa Meana y Gloria García Nieto. De cuando se viajaba a Londres y se acababa colaborando en acciones en Irlanda, desde la experiencia de Maricusa Argüelles.

O de aquellas mujeres que, a golpe de tacón, se encerraron cuatro años en las instalaciones de Camisas Ike, abordaron un barco e hicieron los primeros scratches de la historia al por entonces presidente del Principado de Asturias, Pedro de Silva, como nos cuenta una de sus protagonistas, Ana Carpintero. De movimientos sociales y vecinales, donde el peso de las mujeres era manifiesto, que sustentaron barrios, pueblos y ciudades, como Barredos o el Gijón del que nos habla Dulce Gallego.

El documental juega contraponiendo realidades de diferentes ámbitos, como puede ser el minero y obrero, contado por Ana Álvarez, una de las primeras mujeres en entrar a la mina, y Rocío Antela, de las últimas, con el mundo académico, relatado por las profesoras de la Universidad de Oviedo Isabel Carrera, Rosa Cid y Socorro Suárez Lafuente, fundadoras del Máster de Género de la institución asturiana. Lo que aparentemente son mundos diferenciados están atravesados por la misma problemática y realidad: el patriarcado.

Y recuerda en la primera persona de Begoña Piñeiro un Tren de la Libertad que atravesó España con origen en Asturias para levantar a un país por la preservación de un derecho fundamental de las mujeres como es el del aborto. Un tren que arrolló a todo un ministro del PP y que nos recuerda lo fácil que resulta la pérdida de derechos tan arduamente peleados por reconocer su lugar en el mundo de más de la mitad de la población.

Ejemplo de esta lucha en la actualidad es el movimiento del 8M asturiano, que también tiene su representación en el documental con la participación de Susana Moral, Jara Cosculluela, Alejandra Matallanas y Sara Combarros, relevo de aquellas veteranas que lucharon desde la clandestinidad y que sentaron las bases de la marea morada que cada mes de marzo inunda calles y plazas. Una lucha que recoge el legado transmitido bajo el lema que recuerda Carbajal: “por las que fueron, somos; por las que somos, serán”.

El documental se ha grabado en diferentes localizaciones de Oviedo, Gijón, Avilés y las cuencas mineras del Nalón y el Caudal. Cuenta con una cuidada labor para la selección de su banda musical, muy acorde con los temas tratados, protagonizada toda ella por una nutrida selección de artistas asturianas; tan solo la salvedad de dos bandas masculinas. Para su realización ha contado con la promoción y la financiación de la Dirección General de Igualdad del Principado de Asturias en el marco del Pacto de Estado contra la Violencia de Género.

Sin duda un documental este ‘¡Dame tira, compañera!’ necesario para sacar a la luz todo el trabajo y la lucha llevada a cabo por las mujeres por reclamar espacios y derechos. Justo para visibilizarlas, para rendirles homenaje y para ser más conscientes de dónde venimos y hacia dónde podemos volver. 

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