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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

“Me destruyó la vida”, dice la víctima del vídeo sexual grabado y difundido sin su consentimiento en redes sociales

“No me atrevía a salir de casa y he tenido que aprender a vivir con ello. Es lo peor que me ha pasado en la vida. Sé que este trauma me va a perseguir eternamente”, ha relatado este jueves la joven que aparece en las imágenes de un vídeo de contenido sexual grabado, sin su consentimiento, durante las fiestas de San Timoteo, en la localidad de Luarca, en el concejo asturiano de Valdés, en 2010.

Una treintena de personas se sientan en el banquillo de los acusados del Juzgado de lo Penal 2 de Avilés por su presunta autoría en un delito contra la intimidad. La víctima ha lamentado que ninguno de ellos “se haya dignado a pedir perdón” en los 14 años transcurridos por haberla sometido a un auténtico acoso a ella y a su familia por la difusión del vídeo en redes sociales y enlazado a páginas pornográficas.

Una falta de empatía que se ha visto reflejada en esta segunda sesión de la vista oral cuando algunos de los acusados han llegado a reírse, a hacer comentarios y aspavientos mientras la joven declaraba, con la voz quebrada, que ha tenido que abandonar Asturias para evitar ser señalada por la calle donde llegaron a hacerle fotos y a insultarla mientras escuchaba cuchicheos en corrillos de que “era ella, la del vídeo”.

La propia magistrada María León Escobedo, del Juzgado de lo Penal 2 de Avilés, se ha visto obligada a intervenir para acallar estos gestos, llamando la atención a algunos de los acusados para que guardaran silencio.

El juicio se está celebrando en el salón de plenos del Palacio de Valdecarzana en Oviedo por cuestiones de espacio y, al igual que hicieron en la sesión del pasado lunes, los acusados se han tapado sus rostros con capuchas para evitar ser identificados, tanto a la entrada como a la salida de la sede judicial.

“No hubo consentimiento por mi parte”, reitera la víctima

La víctima está personada en el procedimiento como acusación particular. Ha explicado que conoce a la mayoría de los acusados. Algunos fueron compañeros suyos de clase, a otros los conoce “del pueblo” de Navia, donde reside su familia y donde vivía ella hasta el momento de estos hechos. Y a la gran mayoría los conoce “de vista”.

Su declaración se ha visto interrumpida por las lágrimas que no pudo evitar mientras revivía lo que ha calificado como “el hecho más traumático” que le ha pasado en su vida. Ha comentado que no se atrevía “ni a salir de casa” y la primera vez que lo hizo fue acompañada de la psicóloga.

Aunque el vídeo se grabó en 2010, ella no se enteró de que estaba colgado en internet hasta 2015 e ignoraba que llevaba varios años ya subido a las redes sociales y enlazada a páginas pornográficas.

“Me enteré el día antes de poner la denuncia en 2015 cuando me avisó mi amiga. El vídeo no se logró eliminar, o eso creo. Sé que estaba la Guardia Civil en ello, pero a día de hoy no sé qué ha pasado con eso”, ha explicado la joven.

A preguntas del fiscal Jesús Villanueva sobre si tenía conocimiento de que su imagen estaba “en redes sociales y en páginas profesionales que difunden porno gratis” ella ha contestado afirmativamente y de nuevo se ha derrumbado por el daño que no solo ha supuesto para ella a nivel personal y familiar, sino que además ha contado que le afectó profesionalmente.

Rotunda ha sido su respuesta sobre si dio o no su consentimiento a la grabación y difusión del vídeo: Un “no” escueto y claro. Cuando le ha interpelado por esta misma cuestión referida al joven que sale con ella en el vídeo esta ha sido su contestación: “Por él no puedo hablar, por mi parte no”.

La abogada Anabel Prieto Torices, que representa a la joven, ha dirigido las preguntas tanto hacia la figura del consentimiento como al lugar exacto donde fue grabado el vídeo.

"Nadie se ha dignado a decirme nada, ni una sola palabra de perdón en estos años", asegura la joven con la voz quebrada entre los cuchicheos, risas, comentarios y aspavientos de algunos de los 30 acusados a los que la magistrada ha tenido que llamar la atención en sala

“Estábamos apartados del prau de la fiesta. No estábamos expuestos”, ha recalcado la víctima que ha descrito el trauma que a raíz de esta situación está viviendo y que aún no ha superado totalmente.

“Ahora vivo en Madrid pero vengo a Asturias porque mi familia vive aquí. Mi terapia consistía en eso, en enfrentarme a la situación, pero no quería ni salir de casa”, ha reiterado. La joven ha lamentado especialmente que, a pesar del tiempo transcurrido, ninguno de los acusados “se haya dignado pedir perdón”, una frase que ha sido acogida también con murmullos entre los propios acusados.

“Mi hermana decía que no quería vivir”

En esta sesión han declarado su hermana y varios amigos que nada más tener conocimiento de la existencia del vídeo trataron de protegerla porque la situación era muy delicada, especialmente viviendo en un pueblo donde todos se conocen. Incluso uno de los acusados, que trabaja en un restaurante de la zona, llegó a mostrar el vídeo a algunos clientes, según han testificado.

“Estuvo muy mal cuando se enteró. Rompió a llorar y decía que no quería vivir, que se quería cortar las venas. En Navia ella era el punto de atención y también mi familia. Publicaban cosas en Facebook libremente que eran muy destructivas y estando una vez con ella y una amiga tomando un café nos hicieron fotos”, afirmó la hermana de la joven, cuya declaración ha sido coincidente con la de los demás amigos.

Entre los testigos que estaban citados a declarar en esta sesión estaba una vecina de Navia, hermana de uno de los acusados. Esta mujer declaró ante la Guardia Civil e identificó a al menos a dos acusados como las personas que habían difundido el vídeo a través de dos grupos de WhatsApp.

Sin embargo, hoy no ha querido ratificar su testimonio inicial alegando que no recordaba exactamente lo que había dicho por el tiempo transcurrido. Cuando la letrada de la acusación particular ha intentado recordarle esa primera declaración, ella se ha acogido a la misma versión de que no lo recordaba.

El otro joven grabado se desplazará desde Alemania para declarar

Aún no se ha podido escuchar en sala el testimonio del joven que también aparece en las imágenes y que actualmente reside en Alemania.

Cuando la magistrada ha anunciado in voce que se le citará de nuevo para que comparezca “antes del mes julio”, después de que el joven -que también ejerce la acusación particular- se haya comprometido a desplazarse a Asturias para declarar, algunos acusados han vuelto a manifestar públicamente su protesta, lo que ha provocado una nueva llamada de atención para que guardaran silencio.

El abogado Javier Díaz Dapena, que ejerce la defensa de una de las acusadas, ha expresado su malestar porque este joven estaba citado a declarar tanto en los escritos de la acusación como en los de las defensas. La magistrada ha recordado que se ha comprometido a presentarse y que en caso de que no lo haga se expone a un requerimiento judicial acompañado de una sanción “importante”.

Fuera de sala, la abogada Anabel Prieto Torices ha insistido en que la joven a la que representa sigue sufriendo un auténtico trauma por la experiencia vivida, que le ha cambiado la vida para siempre y ha censurado el comportamiento de los acusados no solo por no haberla pedido perdón, sino además por el comportamiento que han mostrado hoy hacia ella en sala.

“Ha habido un antes y un después del vídeo. Mi representada no ha vuelto a ser la misma. Su vida ya nunca será la misma”, ha ratificado.

Las peticiones de las partes

Por su parte, el abogado Javier Díaz Dapena ha censurado la ausencia del joven que aparece en las imágenes y ha reconocido que, en su opinión personal, le parecía “incluso machista” que la única persona que está “dando la cara” sea la mujer.

En su escrito de conclusiones provisionales la Fiscalía pedía una pena de un año de cárcel para cada uno de los acusados pero en el transcurso de la primera sesión del juicio anunció que las modificaría para elevar su solicitud a dos años y medio de cárcel.

Las abogadas Anabel Prieto Torices y Clara Solano, que ejercitan la acusación particular en representación de la pareja, interesan una pena individual de tres años de cárcel y cuantifican la indemnización en 20.000 euros por los daños morales ocasionados.

La vista oral se ha aplazado hasta el próximo lunes, día 10, en que está previsto que se efectúe la pericial con el testimonio de la psicóloga que ha atendido a la víctima.