Greenpeace inicia en Asturias una campaña internacional de denuncia contra los efectos nocivos del gas fósil

La organización internacional Greenpeace ha iniciado este viernes en la ciudad asturiana de Avilés una campaña contra el gas fósil con el objetivo de denunciar el coste ambiental, económico y para la salud del gas, y rechazar así el rescate a los proyectos de combustibles fósiles en toda la Unión Europea.
La directora ejecutiva de Greenpeace España, Eva Saldaña, ha explicado que el tour que arranca en España seguirá por otros países como Francia, Bélgica, Alemania, Croacia o Grecia “para reclamar algo que es muy importante y es que el gas nos sale caro por muchos motivos, empezando por el climático”.
En un encuentro con la prensa a la llegada al puerto local del legendario rompehielos Arctic Sunrise, Eva Saldaña ha recalcado que, además de ser una de las principales causas del cambio climático, “el gas sale caro también para las víctimas de conflictos bélicos como la invasión de Rusia en Ucrania”.
Las emisiones de las plantas de gas
También a los consumidores le sale caro en su factura, ha indicado la directora ejecutiva de Greenpeace España, por lo que, en su conjunto, son argumentos suficientes para pedir que haya un abandono claro de los combustibles fósiles y, en España, sobre todo, del gas.
En España, las emisiones de las plantas de gas alcanzaron en 2024 los 58,4 millones de toneladas de CO2, un 20 por ciento del total de emisiones del país.

La campaña “El gas nos sale caro” destaca que el gas no es natural ni necesario, sino sucio y contaminante, “además de una trampa para frenar la transición energética y aumentar la dependencia de los combustibles fósiles”.
Todo ello, a pesar del compromiso adoptado por los gobiernos durante la COP28 para su abandono definitivo.
El rescate a las empresas
La campaña de la organización ecologista también pretende evitar que se utilice dinero público o de las personas o entidades consumidoras para rescatar o sostener a las empresas gasistas que, junto a las petroleras, “son las principales responsables del cambio climático”.
Un ejemplo es la regasificadora de El Musel, en Gijón, una planta de importación de gas natural licuado “marcada por la corrupción, los juicios y la mala gestión de fondos públicos”, según sostiene la responsable de la campaña.
Tras haber estado pausada entre 2014 y 2022, esta regasificadora funciona temporalmente desde 2023 como almacén y para exportación al mercado europeo, actividades que apenas se están desarrollando por falta de demanda.

La reconversión
La campaña también pone el foco en la reconversión de la central térmica de Aboño (Gijón) del carbón al gas, estrategia que ha considerado un riesgo tanto para la salud de la población como para la propia transición energética en Asturias.
“El fin del carbón en Aboño para 2025 significa el cese definitivo de la quema de carbón en España y confirma que lo que Greenpeace demandaba era posible, pero si la central se transforma en planta de gas estaremos iniciando una nueva era de dependencia de energías sucias importadas, en vez de dar el salto definitivo a la energía limpia y autóctona”, ha advertido Francisco del Pozo, responsable de la Campaña de Energía en Greenpeace España.
El mítico rompehielos Arctic Sunrise de Greenpeace estará atracado en el puerto de Avilés y se podrá visitar en unas jornadas de puertas abiertas a lo largo del fin de semana para que el público pueda conocer la embarcación y el contenido de la campaña “El gas nos sale caro”.
1