La artista catalana Laia Abril cuenta historias reales y duras de manera visual. El Centro Internacional Óscar Niemeyer, en Avilés, acoge hasta el próximo 2 de marzo “On Abortion”, la primera exposición monográfica que realiza en España desde que obtuvo el Premio Nacional de Fotografía 2023, donde muestra las imágenes de mujeres que han logrado sobrevivir a abortos clandestinos y se muestran ante su cámara “de una forma muy directa, muy entera, mostrando mucha fuerza, huyendo de esa idea más victimista, paternalista o de fragilidad, porque eran mujeres empoderadas totalmente”, explica.
Su trabajo de investigación artística invita a la reflexión y la temática que elige para sus creaciones -como la discriminación hacia las mujeres, la sexualidad, el cuerpo, la psicología, el aborto clandestino o los desórdenes alimentarios- son el resultado de su compromiso social.
“On Abortion” es el primer capítulo de un proyecto a largo plazo titulado “A History of Misogyny”, una propuesta de investigación personal donde explora las repercusiones de la falta de acceso a un aborto seguro, legal y gratuito: desde maternidades forzadas y daños físicos y psicológicos hasta encarcelamientos e incluso muertes.
Los testimonios
Laia se ha desplazado estos días a Asturias donde, además de comentar la exposición, ha participado dentro del ciclo de conferencias Género y Diversidad, organizado por el Instituto Universitario en Género y Diversidad de la Universidad de Oviedo y en los encuentros fotográficos celebrados en Gijón. A través de testimonios recogidos de persecuciones y amenazas en el ámbito clínico, confesiones católicas y la exposición de métodos clandestinos, construye una narrativa visual, textual y auditiva meticulosamente elaborada.
Laia detalla, en una conversación con elDiario.es Asturias, los entresijos de su proyecto de investigación y las razones que le llevan a defender la necesidad de que el aborto esté recogido como un derecho fundamental en la Constitución española para que ofrezca más seguridad a las mujeres.
“On abortion” nació a raíz de una cifra que leyó en el año 2015 donde, en aquel momento, se decía que había 47.000 mujeres que morían en el mundo por no tener acceso al aborto cuyas causas van desde consecuencias físicas o mentales, a encarcelamientos o la muerte.
“A mí lo que me impresiona —afirma Laia— es que, en la actualidad, si el aborto es accesible es seguro. Ahora se calcula que la cifra ha descendido hasta las 30.000 mujeres que mueren anualmente debido a procedimientos clandestinos y el que tantas mujeres continúen arriesgando sus vidas no solo evidencia la falta de acceso a estos servicios, sino que refleja cómo los intereses político-económicos, religiosos y sociales siguen interfiriendo en la autonomía reproductiva de las mujeres, restringiendo sus derechos fundamentales”.
En países como España o Italia, aunque el aborto es legal, la objeción de conciencia por parte del personal médico limita drásticamente el acceso efectivo, mostrando cómo las leyes progresistas a menudo se ven socavadas por barreras invisibles y culturales. Estos avances y retrocesos reflejan la naturaleza pendular de los derechos reproductivos, siempre vulnerables a los vaivenes políticos y sociales
La objeción de conciencia
Esta es la segunda entrega de una serie perteneciente a una trilogía sobre la misoginia que se ha mostrado en 40 exposiciones por 25 países. La autora destaca la importancia de una serie de testimonios de mujeres en Polonia, en Irlanda, en El Salvador, en Chile, en Brasil, en Argentina y en Estados Unidos y reflexiona sobre el papel de la comunidad médica donde, según corrobora, aparecen las dos caras de la moneda: desde los que pueden llegar a traicionar a las mujeres cuando van a los hospitales por haber tenido problemas y llaman a la Policía, a los propios médicos que son perseguidos e incluso asesinados.
“Este ciclo de opresión no es nuevo, sino recurrente. La reciente anulación de Roe contra Wade en Estados Unidos destaca lo frágiles que pueden ser los derechos reproductivos, capaces de desmoronarse en cuestión de años. En países como España o Italia, aunque el aborto es legal, la objeción de conciencia por parte del personal médico limita drásticamente el acceso efectivo, mostrando cómo las leyes progresistas a menudo se ven socavadas por barreras invisibles y culturales. Estos avances y retrocesos reflejan la naturaleza pendular de los derechos reproductivos, siempre vulnerables a los vaivenes políticos y sociales”, sostiene.
El retroceso en los derechos hacia las mujeres
Uno de los temas que le preocupa es el retroceso en derechos hacia las mujeres que puede suponer el regreso de Donald Trump a la presidencia de EEUU ya que, según describe, “se están muriendo mujeres por no tener acceso a abortos terapéuticos y literalmente está pasando en el que se supone que es el país líder demócrata en el mundo y obviamente no es así. Es grave -continúa- porque además tiene un efecto mariposa en el resto del mundo. Y yo les envío mucha fuerza. Pero las circunstancias son graves y lo que hay que hacer es protegernos a nosotros también en el resto del mundo de que este tipo de políticas traigan este tipo de decisiones detrás”.
Laia asegura que en la exposición se puede apreciar el recorrido que hace sobre su mente y la reacción que tiene delante de todos estos aspectos que va descubriendo: “Es un elemento de comparación histórica para poner luz sobre la fragilidad de los derechos que son derechos humanos fundamentales y que no tendrían que estar sometidos a intenciones políticas”, añade.
El acceso a las mujeres que fotografía
La artista advierte al espectador que aunque a priori es una exposición “dura a nivel visual”, en el fondo esta sensación se ve atenuada porque juega mucho también con otros aspectos como la inclusión de textos, objetos, instalaciones de audio, vídeo y archivo para tratar de crear, de la forma más amable posible, un espacio de conversación en el que se pueda reflexionar sobre un tema que de por sí es complejo y duro.
Al ser abortos clandestinos la vía para acceder a estos casos es a través de redes de sororidad, donde algunas de estas mujeres quizás tengan un perfil más activista o más público que ya han dado un paso en cuanto a explicar sus historias de una forma que Laia califica como “extremadamente generosa”, porque han compartido no solo con ella, sino con la sociedad en general esas diferentes consecuencias, trayectorias o viajes que han tenido que hacer.
Laia reconoce que no se ha parado a contar el número de piezas que hay en la exposición, aunque calcula que superan el medio centenar. En su mayoría son en blanco y negro porque juega con esta idea de atemporalidad.
No obstante, también ha incluido alguna serie de color que tiene un elemento más museístico o, por ejemplo, el video en VHS con el que busca el objetivo de “crear el shock no tanto desde una imagen agresiva, pero sí desde esta confusión de que 'no me puedo creer que esto esté pasando ahora mismo', básicamente”, afirma.
Crear un espacio de conversación y reflexión
Su finalidad es comprobar cómo se visualiza la violencia hacia la mujer y admite que, más que cambiar la mentalidad del espectador que acude a ver la exposición, ella tiene un objetivo que, dice, es “un poco más humilde”.
“Yo lo que pretendo es tener una conversación y crear un espacio en el que la gente pueda ahondar en un tema que de otra forma a lo mejor no haría. Esto me parece un gran reto porque comprendo que es un tema complejo y que a todos nos puede detonar diferentes tipos de emociones o pensamientos. Quiero que la gente se sienta cómoda para poder estar en el Centro Niemeyer un buen rato, porque es una exposición que sé que demanda que leas y te tomes tu tiempo y con eso ya me doy por satisfecha”, comenta.
El centro Niemeyer es el segundo sitio de España donde se expone, tras Foto Colectania, en 2019, en Barcelona y el primero desde que obtuvo el premio nacional de fotografía 2023.
Opina que el centro cultural avilesino es el idóneo para este tipo de exposiciones porque, según corrobora la artista, a ella le funcionan muy bien los espacios amplios.
“El Centro Niemeyer es un espacio muy amplio donde te ayuda el caminar, el pararte, el pensar, el tomarte tu tiempo y te permite además que puedas volver a ver 'On abortion' porque al permanecer expuesto hasta el mes de marzo del año que viene demuestra la apuesta que han hecho por esta propuesta y yo por ello estoy superagradecida”, reconoce.
Ahora mismo en España y en Europa en general, en el tema del aborto tenemos un problema muy grande con los objetores de conciencia y obviamente está constantemente en peligro dependiendo de quién esté en el poder político. Y yo abogo por un cambio como el que ha hecho recientemente Francia, que es poner este derecho humano fundamental en la Constitución, de manera que esté a salvo y no esté en manos de cambios políticos
Laia aboga por que el aborto sea un derecho que esté recogido en la Constitución española “al igual que lo está en Francia”, apostilla, y advierte que uno de los principales problemas que detecta es la objeción de conciencia de los facultativos.
Laia trabaja a largo plazo y muchos de sus proyectos tienen diferentes capítulos. Le interesa hablar de temas de los que no se habla (o poco) o se ha distorsionado cómo se han representado. Y, dependiendo de qué serie se trate, a veces tiene un elemento más biográfico, más personal y otras tiene un elemento más político y más de reflexión colectiva.
“Ahora mismo en España, en Italia, en Europa en general, en el tema del aborto tenemos un problema muy grande con los objetores de conciencia y obviamente está constantemente en peligro dependiendo de quién esté en el poder político. Y yo la verdad es que abogo por un cambio como el que ha hecho recientemente Francia, que es poner este derecho humano fundamental en la Constitución, de manera que esté a salvo y no esté en manos de cambios políticos”.
Las restricciones al aborto
Laia defiende el aborto totalmente libre y gratuito y piensa que ningún país debería incluir restricciones en su aplicación. “Estoy absolutamente a favor del aborto libre y gratuito y, de hecho, la exposición habla literalmente de eso. Es un derecho fundamental, un derecho reproductivo, un derecho humano y no tendría que estar sometido a ningún tipo de restricción ideológica, ni política”, dice.
A su juicio, las clínicas clandestinas son complejas porque entiende que, por un lado, son necesarias y, por otro, admite que hay gente con muy poca ética detrás de algunas de ellas, de ahí que la única solución que vislumbra para luchar contra las clínicas clandestinas es que el aborto sea “accesible, seguro y gratuito”.
Laia tiene claro que su trabajo no tiene nada que ver con el fotoperiodismo, sino que lo suyo es “investigación desde el arte”, lo que le permite tomar unas decisiones que dentro de las estructuras del fotoperiodismo no se permite.
“De hecho hay una parte del proyecto que es crítica con ese tipo de fotografía de la forma en la que ha fotografiado la violencia contra la mujer históricamente. Pero también es importante entender que no es un proyecto documental, porque también hay imágenes que están reconstruidas y es un proyecto artístico dentro de un entorno artístico, aunque sí que está basado obviamente en la actualidad y en la realidad”, define.
Una biografía repleta de reconocimientos
Su biografía está plagada de premios y reconocimientos. Su obra ha sido expuesta y publicada internacionalmente y se exhibe en colecciones privadas y museos como el Centro Pompidou y el FRAC en Francia, el Musée de l'Elysée y el Fotomuseum Winterthur en Suiza, el MoCP de Chicago, el Museum of Sex de Nueva York y el MACBA, el MNAC y la FotoColectania de Barcelona.
Es autora de varios libros: Thinspiration (2012), Tediousphilia (Musée de l'Elysée, 2014) y The Epilogue (Dewi Lewis, 2014), que fue seleccionado para el Paris Photo-Aperture First Book Award, el Kassel PhotoBook Festival, el Photo España Best Book Award y fue calificado como “una obra maestra de fotolibro” por el crítico Jörg Colberg. En 2016 publicó Lobismuller (RM Verlag), el primer libro que recibió también el premio Images Book en el Festival Images, en Suiza.
Tras completar su proyecto de cinco años, “Sobre los trastornos alimentarios”, Laia se embarcó en su trilogía, “Una historia de la misoginia”, su primer capítulo, “Sobre el aborto”, estrenado en los Rencontres d'Arles en 2016, fue el primer ganador del Prix de la Photo Madame Figaro y la Beca Fotopress (2016). El segundo capítulo, “Sobre la violación”, ganó el Premio Visionario (2019) y el Foam Paul Huf (2022).
El libro “On Abortion and the Repercussions of Lack of Access” (Dewi Lewis, 2018) fue ganador del premio Aperture Best Book Award en 2018 y finalista del prestigioso Deutsche Börse en 2019. “On Rape and Institutional Failure” (Dewi Lewis, 2022) fue nominado a los premios literarios Kraszna-Krausz, y actualmente está trabajando en su próximo libro “On Mass Hysteria, a Proto-language of Protest” (Dewi Lewis + Delpire).
Este último capítulo, que también fue nominado al Swiss Prix Elysée (2018), se ha convertido en una exposición coproducida por el Photo Elysée (Lausana, 2023), el Museo Finlandés de Helsinki (enero de 2024) y Le Bal (París, 2024).
Me encantaría poder hablar del aborto y de las violaciones en Madrid porque nunca se ha mostrado allí
El reto de llegar a exponer en Madrid
La trayectoria de Laia ha sido reconocida con la Medalla RPS Hood (2019), la Beca Honorífica en Londres (2021) y el Premio Nacional de España (2023).
Es profesora titular de Narrativas Visuales en Camera Arts (HSLU) y está representada internacionalmente por la galería parisina Les Filles du Calvaire y Set Espai d'Art en Valencia.
Paradójicamente, su arte nunca se ha podido mostrar en Madrid y este es un deseo al que aspira: “Me encantaría poder hablar del aborto y de las violaciones en Madrid porque nunca se ha mostrado allí”, ratifica esta artista cuya exposición en el Centro Niemeyer en Avilés no dejará seguramente indiferente a nadie.