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El modelo de fiestas del PP en Oviedo: de espaldas al movimiento vecinal, prioridad a hosteleros, conciertos de pago y censura

Una de las manifestaciones en Oviedo a favor de los chiringuitos tradicionales y contra el nuevo modelo festivo del alcalde Canteli y su equipo de gobierno.

Pilar Campo

Oviedo —

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Las fiestas de San Mateo de Oviedo se caracterizaban por el “tirón” popular en la calle con llenos absolutos en las barras de los chiringuitos y la asistencia multitudinaria a los conciertos gratuitos programados, entre otros, en las plazas de la Catedral y El Paraguas. Un modelo que inauguró el alcalde socialista Antonio Masip durante su mandato municipal (entre 1983 y 1991) y continuó durante la etapa de los alcaldes del PP Gabino de Lorenzo (de 1991 a 2012) y Agustín Iglesias Caunedo (enero de 2012 y junio de 2015). Cuando el gobierno tripartito asumió el gobierno municipal, de 2015 a 2019, con el socialista Wenceslao López al frente de la alcaldía junto a Ana Taboada (Somos Oviedo) y Roberto Sánchez Ramos “Rivi” (Izquierda Unida) el éxito seguía garantizado.

El modelo festivo no se cuestionó a lo largo de estas cuatro décadas hasta que el PP recuperó de nuevo la alcaldía hace cinco años con Alfredo Canteli a la cabeza. Los chiringuitos hasta entonces gestionados por partidos políticos y asociaciones de vecinos, culturales y deportivas se sustituyeron por casetas, y las críticas comenzaron.

La razón: de las 40 casetas instaladas solo cuatro siguen perteneciendo a asociaciones y las 36 restantes son gestionadas por personas vinculadas a la hostelería.

El 'modelo de Masip '

El modelo de chiringuitos mateíno fue importado en 1983 por el entonces alcalde ovetense Antonio Masip que decidió instaurarlo en la capital asturiana siguiendo uno de los distintivos de las fiestas de Bilbao. Las famosas txosnas (chozas) vascas llegaron a Oviedo como una serie de chiringuitos para animar el casco antiguo de la capital asturiana cada septiembre, a cargo de diferentes asociaciones tanto sociales, culturales y deportivas como vinculadas a organizaciones políticas.

Cuatro décadas después, Masip participó en una campaña para tratar de que los chiringuitos no desaparecieran bajo el lema “La esencia de San Mateo. Los chiringuitos se quedan” con la que dejaba constancia de su malestar con el nuevo 'modelo Canteli' que ha suscitado las críticas de un amplio sector de la sociedad ovetense.

Más de una decena de entidades sociales se constituyeron en la agrupación denominada “Fiestes Populares”, que gestiona cuatro casetas en San Mateo. Esta agrupación rechaza, sin paliativos, la nueva concepción festiva y califica como “fracaso” su implantación. Su rechazo se refleja en las opiniones vertidas en sus redes sociales, entre otras en Facebook, y en los comunicados remitidos a los medios de comunicación.

“Tras cuatro años del modelo de Canteli y OTEA –la patronal de Hostelería y Turismo de Asturias– éste solo se puede calificar de fracaso absoluto tanto en asistencia como en programación cultural y beneficios económicos”, asevera.

Fiestes populares: “Se han perdido las señas de identidad”

“Nadie puede negar que hay menos gente disfrutando de las fiestas, tanto los fines de semana como durante la semana. Es un hecho incontestable cuyas causas no debemos buscarlas en el tiempo atmosférico o el cambio de hábitos sociales tras la pandemia. Estas son solo excusas que intentan desviar el foco de los dos principales motivos de la reducción de la asistencia: el brutal recorte de la programación musical gratuita y la desaparición de los chiringuitos y la participación ciudadana”, señala.

Para esta agrupación, los chiringuitos y la variada y numerosa programación musical gratuita eran las señas de identidad del San Mateo tradicional que lo convertían “en un modelo singular y de éxito”. 

Oviedo perdió con este nuevo modelo festivo, según Fiestes populares, que enumera a qué se ha debido, bajo su perspectiva: “Hay una reducción muy significativa de la programación cultural, con la supresión total de los conciertos gratuitos de la Catedral, el escenario de la plaza del Paraguas y otras programaciones ocasionales como la de la plaza del ayuntamiento”.

Las quejas

“También hay un recorte en la programación del concurso de rock en el escenario de la plaza de Feijoo, que el equipo de gobierno retomó tras haberlo cancelado ellos mismos y desapareció casi por completo la programación deportiva y exhibiciones de todo tipo que hacían entidades y asociaciones deportivas en estos días”, afirma. 

A la supresión de la programación musical en abierto esta agrupación apunta otra de sus quejas sobre el cambio de modelo: “Desapareció totalmente la participación ciudadana en la planificación, desarrollo y ejecución de las fiestas”.

“Los carbayones –como se denomina a los originarios de Oviedo– pasamos de tener un papel protagonista en los festejos a convertirnos en meros consumidores pasivos. El nuevo modelo solo ofrece como atractivo sentarnos a consumir en una de las decenas de terrazas temporales instaladas o pagar para asistir a algún concierto. Todo el mundo entiende la diferencia entre un festival privado y unas fiestas patronales pero el equipo de gobierno está empeñado en convertir San Mateo en un festival privado”, remarca Fiestes Populares. 

A instancias de la patronal hostelera Otea, Canteli y su gobierno modificaron el modelo festivo en un afán por convertir las fiestas en un negocio privado destrozando la esencia tradicional de San Mateo. Mercantilizar un proceso social como las fiestas patronales trae aparejado esta desastrosa consecuencia

Fiestes Populares Agrupación que aglutina a una decena de entidades sociales

La agrupación estima que esta transformación del rol de los carbayones en las fiestas se impuso al priorizar el lucro privado frente al interés comunitario.

“A instancias de la patronal hostelera Otea, Canteli y su gobierno modificaron el modelo festivo en un afán por convertirlas en un negocio privado destrozando la esencia tradicional de San Mateo. Mercantilizar un proceso social como las fiestas patronales trae aparejado esta desastrosa consecuencia”, subraya.

Fiestes Populares, que ha protagonizado manifestaciones contra este modelo implantado por el PP municipal, sostiene además que la hostelería del casco histórico tampoco ha ganado con el cambio, ya que calcula una perdida de facturación media superior al 50 por ciento comparado con el San Mateo tradicional y afirma que las concesionarias de las casetas observan la escasa facturación, especialmente durante los días laborales. 

La imposición del nuevo modelo vino acompañado de actitudes que califica como “sectarias” y decisiones “totalitarias” entre las que cita la censura al dj ovetense Isaac Corrales o la imposición de un hilo musical único controlado por el gobierno municipal en las casetas.

Rivi: “Los 'Canteli boys' están lejos de Gabino y cerca de Vox”

Roberto Sánchez Ramos “Rivi” ha permanecido durante casi tres décadas en la política municipal. Primero fue concejal en Oviedo por la Asamblea de Ciudadanos por la Izquierda (Asciz) y posteriormente formó parte del equipo de gobierno tripartito representando a IU. Gran defensor de los chiringuitos tradicionales, considera que el 'modelo Canteli' sigue una pauta clásica en la derecha.

Una pauta que se caracteriza, según expone, por “ser el pueblo el que paga las entradas a los conciertos que están consensuados con una empresa ligada al poder político y prescinde de las actuaciones públicas que tradicionalmente organizaba la izquierda. Al tiempo –añade– prescinde de los chiringuitos históricos que ya desde la década de los años 80 del siglo pasado fueron los que dieron a la fiesta su carácter popular”.

Rivi está convencido de que el alcalde se ha rendido a los intereses de la patronal de hostelería y especialmente de su presidente, José Luis Álvarez Almeida, al que, según dice, “en alguna conversación privada ya le llaman el alcalde y eso expresa lo que hay realmente”.

Canteli se ha rendido a los intereses de la patronal de hostelería y especialmente de su presidente, José Luis Álvarez Almeida, del que en alguna conversación privada ya le llaman el alcalde y eso expresa lo que hay realmente

Roberto Sánchez Ramos 'Rivi' Fue concejal primero en la oposición con Asciz y posteriormente formó parte del gobierno tripartito en representación de IU

Al exconcejal le llama especialmente la atención que Canteli se haya desmarcado de alcaldes del PP como Gabino de Lorenzo o Agustín Iglesias Caunedo, quienes durante su mandato mantuvieron la tradición de los chiringuitos y los conciertos gratuitos durante las fiestas de San Mateo.

Cree que la censura sufrida por el dj ovetense Isaac Corrales, al cancelar su actuación tras la publicación en sus redes sociales de una imagen de Oviedo vacío en las calles a la que añadió un emoticono de un cactus y una bola del desierto, es un aviso a navegantes: “Los 'Canteli boys' vienen con otros compromisos ideológicos, tan lejos de Gabino y tan cerca de Vox. Esa censura está en la línea del pensamiento de la derecha”, dice.

Uno de los chiringuitos que más público concentraba las noches mateínas era El Rincón Cubano. Entre los habituales no faltaba Celso Miranda, uno de los fundadores de Asciz que detrás de la barra sirvió muchos mojitos durante las fiestas. Con la perspectiva que da el paso del tiempo, asegura que ve la supresión de los chiringuitos tradicionales con una mezcla de indignación y tristeza.

“Siento tristeza porque tengo hijas adolescentes y no van a conocer un modelo de fiestas como el que vivimos los que tenemos mi edad. Han sido 30 años de fiestas populares en Oviedo y de participación vecinal en toda su dimensión. Y siento también indignación porque su supresión es fruto del sectarismo político”, explica.

Siento tristeza e indignación por el nuevo 'modelo Canteli'. Tristeza porque tengo hijas adolescentes que no van a conocer un modelo de fiestas como el que vivimos los que tenemos mi edad ahora mismo. Han sido 30 años de fiestas populares en Oviedo y de participación vecinal en toda su dimensión. Y siento también indignación porque su supresión es fruto del sectarismo político

Celso Miranda Fundador de Asciz. Trabajó en "El Rincón Cubano"

Celso Miranda opina que el nuevo modelo de fiestas implantado por Alfredo Canteli supuso la ruptura de un modelo “consolidado y exitoso” para desmarcarse del mismo de una forma muy absurda, porque “gran parte de esos 30 años fueron también dominados por un gobierno municipal del PP en la etapa de Gabino de Lorenzo que le había dado su aprobación”.

Además, el momento elegido por el equipo de gobierno del PP para cambiar los chiringuitos por casetas fue, en su opinión, “poco valiente por decirlo de una manera educada”, asegura, ya que se utilizó la pandemia y aprovechó “ese momento disruptivo para acabar con el modelo de fiestas que veníamos disfrutando hasta entonces”.

Miranda: “Las casetas son más propias de una feria del libro”

También le “chirria” el cambio de los chiringuitos por casetas. Afirma que éstas parecen más propias de una feria del libro que de unas fiestas populares: “Todavía no llegan a la entidad de chiringuito. Se dijo que iban a ser casetas más profesionales porque las históricas las regentaban asociaciones de voluntarios. Y ni siquiera en las bases exigen una experiencia. Lo único que tienen que tener es una razón fiscal, un código, un número de un sorteo. De hecho, hay varias casetas que son regentadas por la misma gente que se presentó con varias papeletas de la lotería para conseguir esos puestos sin ninguna exigencia adicional de profesionalidad, ni de ofrecer algo distinto”, señala.

Ante las críticas que partían de la concepción de que los anteriores chiringuitos estaban más “politizados”, Celso Miranda responde: “La política es la participación de todos en lo común. Cada uno podía tener su chiringuito” y recuerda que antes había tanto chiringuitos regentados por grupos de izquierdas como de derechas.

Prado: “Los chiringuitos empezaron para ayudar a asociaciones”

Otra veterana de las fiestas tradicionales es Carmen Prado, que trabajó durante más de 30 años en el “Topu Fartón”, otro de los chiringuitos que más gente atraía en San Mateo.

“Las casetas no tienen nada que ver con lo que eran los chiringuitos que empezaron como una forma de ayudar a las asociaciones que los instalaban. Todos pertenecíamos a asociaciones sin ánimo de lucro que en los diez días que duraban las fiestas obtenían unos ingresos para poder funcionar el resto del año. Nosotros mantuvimos ese espíritu a lo largo de los 33 años que estuvimos”.

Prado comenta que el interés de los hosteleros por gestionar los chiringuitos durante las fiestas no es una novedad, ya que desde un principio intentaron acabar con el modelo tradicional.

“Ya en 2019 –en el primer mandato de Canteli– hubo denuncias procedentes de hosteleros a los gestores de los chiringuitos y en nuestro caso, en el 'Topu Fartón', tuvimos una inspección de Hacienda, aunque al final no quedó en nada. Eran denuncias porque querían ese espacio que era muy goloso para ellos. Nosotros teníamos muchos seguidores, porque cada chiringuito tenía su público, pero también nos apoyaba un sector de hostelería que decían que si no estuviésemos los chiringuitos en San Mateo, la zona antigua de la ciudad estaría muerta”, corrobora.

Las casetas de ahora no tienen nada que ver con lo que eran los chiringuitos que empezaron como una forma de ayudar a las asociaciones sin ánimo de lucro que los instalaban. Durante los diez días que duraban las fiestas tenían unos ingresos para poder luego funcionar el resto del año. Nosotros mantuvimos ese espíritu en los 33 años que estuvimos en San Mateo

Carmen Prado Trabajó en "El Topu Fartón" durante las tres décadas que estuvo instalado en San Mateo

Otro tema controvertido es el de los conciertos. Discrepa abiertamente con la supresión gratuita de los conciertos. “Antes, con los chiringuitos, la gente se desplazaba hasta Oviedo desde todos los lugares, venían desde todos los barrios a celebrar las fiestas y se veía mucha gente por la mañana, tarde y noche”.

Lo más difícil del trabajo en los chiringuitos era, bajo su criterio, la coordinación de los numerosos voluntarios que acudían a diario para echar una mano. “Pasaban más de 100 personas a lo largo de las fiestas para trabajar y era coordinar a mucha gente. Cada asociación hacía un esfuerzo grande por mantener ese espíritu de las fiestas”, indica.

El alcalde defiende su modelo de casetas

Alfredo Canteli y la concejala de Festejos Covadonga Díaz han defendido su modelo e incluso, al término de las fiestas, se mostraban exultantes porque sostenían que habían sido “un éxito”.

Sus declaraciones se desmarcaban de la opinión generalizada de que fueron un fracaso: “Hay muchísima gente pasándolo muy bien, con un gran ambiente y sin problema. Ese es el Oviedo que yo quiero. Los que no lo vean es que están un poco ciegos”, dijo el alcalde.

Aunque admite que “habrá gente a la que no le guste las fiestas”, insiste en que “esto va de mayorías” y, para él, “la mayoría esta feliz”.

Los conciertos de La Ería, todos de pago, fueron también, según el alcalde, otro éxito, sin entrar en detalles sobre censuras o boicots a artistas.

“La Ería está a tope de gente. Si eso es un fracaso de las fiestas, que venga Dios y lo vea”, remató al tiempo que resaltaba que el calendario festivo era largo y el hecho de que hubiera menos personas por semana era algo “normal”.

Si la mejor defensa es un ataque Canteli lo ha aplicado a las críticas recibidas. Especialmente las que se referían a su “privatización”.

“En los últimos 40 años los chiringuitos se entregaron a dedo, fundamentalmente a partidos políticos y a asociaciones afines a ellos. Son muchas tonterías las que se oyen. Bien es verdad que aquello les daba para comer gratis todas las fiestas, y ahora no lo tienen, y les daba un ingreso para el año”, aseveró.

Fernández Llaneza: “La ciudadanía debe tener voz”

La oposición municipal ha salido en bloque para rechazar no solo las declaraciones del alcalde, sino también para resaltar lo que califican como “el fracaso de las fiestas”.

El portavoz del Grupo Municipal Socialista, Carlos Fernández Llaneza, ha sido muy crítico con el nuevo modelo festivo porque asegura que Canteli ha impuesto unas fiestas “centralizadas, con poca diversidad y sin dar voz a los diferentes sectores de Oviedo”.

Fernández Llaneza defiende unas fiestas que sean reflejo de la diversidad cultural del municipio y accesibles a toda la ciudadanía.

Los socialistas centran su principal queja en la falta de participación ciudadana porque las actuales no reflejan la verdadera esencia de Oviedo.

“San Mateo debe ser un espacio de inclusión y representación, donde la ciudadanía tenga voz y se sienta parte del proceso. Exigimos un cambio hacia un modelo más participativo y plural”.

Llamazares: “Repetimos un modelo que la ciudad no quiere”

El portavoz de IU–Convocatoria por Oviedo en el Ayuntamiento, Gaspar Llamazares, ya vaticinaba en el mes de junio que las fiestas de este año no iban a tener el respaldo ni de vecinos, ni de asociaciones, ni de la oposición.

Llamazares censuraba entonces que el equipo de gobierno hubiera “perdido un año” para negociar y acordar cómo podrían ser las fiestas de San Mateo en 2024, optando “un año más” por convertir las fiestas populares en “las fiestas de la iniciativa privada”.

Una falta de diálogo con la oposición que, bajo su prisma, demostraba de nuevo “la falta de cintura y la política de rodillo de una mal entendida y mal gestionada mayoría absoluta”.

“Los últimos años de San Mateo han estado muy por debajo de lo esperado y de lo acostumbrado en esta ciudad”, agregaba y hacía hincapié en que, si bien la iniciativa privada debía tener su espacio y su lugar, la sociedad civil organizada, el movimiento asociativo, deportivo y social, también.

“Volvemos, un año más, a repetir un modelo que la ciudad no quiere”, lamentaba.

Una vez finalizadas las fiestas, el portavoz ofrecía una rueda de prensa junto al concejal de su grupo Alejandro Suárez donde hacían una valoración negativa de su desarrollo que venía a avalar sus malos presagios del mes de junio. Para los concejales de IU, San Mateo ha dejado de ser una fiesta popular “para convertirse en una macroterraza”.

Los últimos años de San Mateo han estado muy por debajo de lo esperado y de lo acostumbrado en esta ciudad y volvemos, un año más, a repetir un modelo que la ciudad no quiere

Gaspar Llamazares Portavoz del grupo municipal de IU-Convocatoria por Oviedo

El grupo municipal de Somos no se quedaba atrás en las críticas. Sostenían que la concejala de Festejos, Covadonga Díaz, “no solo se ha cargado las fiestas de Oviedo, sino que puede haber sentenciado el futuro político de Alfredo Canteli, Nacho Cuesta y el resto de concejales de su equipo”, argumentaban.

“La improvisación continua del gobierno de Canteli en el que ya es conocido por ser el peor San Mateo de la historia, está dejando un reguero de actuaciones que conducirán, casi con total seguridad, a que una gran parte de los concejales de gobierno acaben sentados ante los tribunales por delitos de prevaricación administrativa”, advirtieron.

La censura a los artistas

El equipo de gobierno no encaja bien las críticas y uno de los ejemplos más claros se ha evidenciado con la censura al dj e influencer ovetense Isaac Corrales cuya actuación fue anunciada para el día 19 de septiembre y que horas antes de salir al escenario de La Ería fue cancelada.

La cancelación coincidió con la publicación en sus redes sociales de una imagen de las calles de la ciudad completamente vacías junto al emoticono de un cactus y una bola del desierto. A continuación reproducimos la imagen.

Las redes del dj se llenaron de comentarios denunciando la censura a su libertad de expresión y el propio influencer ofreció su versión de los hechos como recogió elDiario.es Asturias en su edición del pasado 20 de septiembre.

“Como ovetense, como carbayón, tengo el derecho a opinar y a decir las cosas que me parecen bien o que me parecen mal de esta ciudad”, explica el dj.

La concejala de Festejos respondió a la polémica alegando que tenía “bloqueado” a Corrales en sus redes y, por consiguiente, no había visto la imagen que había generado tantos apoyos al dj como críticas al equipo de gobierno.

Cuando aún resonaban los ecos de la censura a la libertad de expresión en las fiestas, trascendía públicamente un nuevo veto. En esta ocasión, al polifacético artista asturiano Rodrigo Cuevas, premio nacional de Músicas Actuales 2023.

El perfil oficial de Cultura Oviedo (la Fundación Municipal de Cultura de Oviedo) pidió el pasado 25 de septiembre por la noche en la red social X que Rodrigo Cuevas fuese censurado para que no pudiera ofrecer dos conciertos programados para diciembre en el teatro Campoamor.

El organismo, presidido por el concejal de Cultura David Álvarez, del PP, aseguró horas después como excusa que su cuenta había sido hackeada. Un argumento que caía por su propio peso ya que, cuando una cuenta sufre un hackeo, su dueño no puede escribir ni interactuar en ella. Sin embargo, la excusa de Cultura Oviedo fue ofrecida desde la propia cuenta supuestamente hackeada.

Rodrigo Cuevas, fiel a su estilo, se lo tomó con humor y contestó con ironía a través de la publicación de un fragmento de una escena de la popular serie Paquita Salas en la que la actriz Yolanda Ramos pronunciaba la frase: “Su cuenta fue hackeada por un usuario turco el cual está siendo investigado. Puntito y a tomar por culito”.

Otros artistas vetados

Esta no es una situación nueva desde la llegada de Alfredo Canteli a la corporación municipal. En su primer mandato, cuando el equipo de gobierno lo formaban el PP y Ciudadanos ya hubo polémica en los conciertos de San Mateo.

En 2019, el gobierno tripartito integrado por PSOE, Somos e IU había dejado apalabradas las actuaciones de más de 20 grupos en las fiestas de San Mateo pero, al no existir un documento escrito, Canteli optó por su cancelación. 

Uno de esos conciertos anulados fue el de Rozalén y la cantante manchega cargó duramente contra esa decisión y en sus redes sociales dejó escrito el siguiente comentario, que reproducimos a continuación.

“Sabéis que no me puedo callar... Nos quedamos sin concierto en Asturias”, un comentario que acompaña con un emoticono triste.

Seguidamente explica lo ocurrido: “Nosotros éramos uno de los veintitantos grupos que íbamos a tocar por fin en las fiestas de San Mateo en Oviedo. A pesar de estar confirmados en su programación desde hace meses, su nuevo gobierno ha decidido que no vamos”. 

Rozalén también aseguraba que “era la primera vez que nos pasa algo así” y lamentaba la decisión, ya que “tenía ilusión por cantar allí. Qué pena...”.

Sus redes sociales se llenaron pronto de mensajes, la mayoría de ellos de ánimo y de crítica a los dirigentes municipales. Entre estos apoyos destacaba el de Ana Taboada, concejala de Somos y vicealcaldesa de la ciudad en la etapa del tripartito.

Los productoras musicales encargadas de la programación artística en la plaza de la Catedral, el Cohete Internacional y EP Management, ya criticaron con dureza la decisión de Covadonga Díaz, concejala responsable de Festejos. Según los promotores, la cancelación tendría un coste para esos artistas, que ya habían reservado vuelos y rechazado otras actuaciones. Entre los afectados estaban, además de Rozalén, artistas como Luz Casal, Rodrigo Cuevas, Tequila, Umberto Tozzi y Álvaro Soler.

Las productoras musicales encargadas de la programación artística en la plaza de la Catedral de las fiestas de San Mateo de Oviedo denunciaron entonces que el nuevo equipo de gobierno, formado por PP y Ciudadanos, no iba a asumir los compromisos previstos por el tripartito.

Una situación que, cinco años después, con el equipo de gobierno del PP que lidera Alfredo Canteli, se ha vuelto a repetir.

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