Las obras de conservación que la Consejería de Cultura, Política Llingüística y Deporte está llevando a cabo en Santa María del Naranco, en Oviedo, han sacado a la luz una losa que podría pertenecer al sarcófago del rey asturiano Ramiro I, según ha informado este lunes el Gobierno asturiano. La consejera Vanessa Gutiérrez ha visitado la zona donde se ha producido el hallazgo, que ahora estudia en profundidad el equipo técnico del Museo Arqueológico de Asturias.
La consejera ha asegurado que este descubrimiento supone “un hito para ahondar en la historia de Asturias y despejar incógnitas sobre el pasado”. Las conclusiones de la investigación apuntan a que el monumento prerrománico ovetense, declarado patrimonio mundial de la humanidad, fue construido para albergar la tumba del monarca.
Las obras impulsadas por Cultura comenzaron en 2023 con el objetivo de solucionar las filtraciones de agua en el edificio, especialmente en la fachada norte. Ahí es precisamente donde se localizan la escalinata y el vestíbulo objeto de restauración en el que se ha hallado la losa, que se cree serviría de base para el sarcófago de Ramiro I.
Los arqueólogos de la consejería han aprovechado este descubrimiento para desvelar el sentido y la cronología de la losa, un elemento completamente independiente del pavimento en el vestíbulo de acceso a la sala central del monumento.
Los técnicos indican en su investigación que el pórtico situado al norte de Santa María de Naranco hubo de servir, además de para permitir la entrada al salón central, para albergar un sarcófago situado sobre esa gran losa y encajado contra el vano septentrional del vestíbulo. Los especialistas añaden que solo cabe suponer un destinatario del sarcófago: Ramiro I, fallecido en el año 850, quien habría proyectado la excepcional construcción del monte Naranco como panteón propio y capilla particular destinada a acciones litúrgicas.
Se sabe que en tiempos de Alfonso III, en el año 883, el cuerpo de Ramiro I descansaba en el panteón de Santa María del Rey Casto, en la catedral de Oviedo, adonde probablemente fue trasladado por su hijo Ordoño I (850-866). No obstante, la Crónica Albeldense refleja que Ramiro I falleció en Ligno, actual Lliño, nombre de la gran posesión en la que se emplazan la propia Santa María y la iglesia de San Miguel.
El proceso de investigación arqueológica
La intervención se inició hace unos meses con el levantamiento del pavimento de losas irregulares y cantos de río del vestíbulo del edificio, donde se están llevando a cabo los trabajos de restauración. Este solado adosaba una gran losa de caliza blanca de L’Aspra, de dos por 0,80 metros y 600 kilos, situada en el sector más septentrional, cercana a la esquina noreste del citado vestíbulo.
El arqueólogo de Cultura, César García de Castro, y la arqueóloga externa Alicia García Fernández han dirigido los trabajos para resolver la incógnita sobre la presencia de la gran losa caliza, que no tiene nada que ver con el actual pavimento de cantos irregulares.
Una vez excavado en su totalidad el trasdós de la bóveda que soporta el pavimento de entrada al salón central del piso superior de Santa María, se ha podido certificar que la posición de esta losa caliza es la original; es decir, que fue colocada en el momento de la ejecución del edificio, a mediados del siglo IX. Los investigadores concluyen que una pieza de esas dimensiones y peso, traída de canteras situadas a varios kilómetros, solamente podría haber sido colocada en el momento de la construcción del edificio.
En todo caso, la función de Santa María fue múltiple, pues que haya podido albergar el sarcófago del rey Ramiro I no invalida otras posibilidades de uso.
Los trabajos para eliminar las filtraciones de Santa María del Naranco y hacer más accesible el monumento prerrománico se desarrollan bajo la dirección facultativa del arquitecto Román Villasana y del arquitecto técnico David Carracedo, con la asistencia de la empresa adjudicataria del contrato, ArtDec2. A la obra se han sumado César García de Castro Valdés y Alicia García Fernández.