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Los payasos de 'Clowntigo' y su efecto terapéutico en el hospital de Asturias

Pilar Campo

20 de junio de 2023 07:55 h

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“¿Esa nariz que está en el suelo es la mía?”, pregunta “Angelito” mientras señala con el dedo una bolita roja que a alguien se le ha perdido. “Pues si no es la mía, a alguien se le ha caído”, dice inocente mientras su alter ego, el fotoperiodista Paco Paredes, corretea como un niño por el local de la capital asturiana donde el grupo de 'Clowntigo' ensaya poses de sorpresa, sonrientes o serios, en la primera de las dos sesiones fotográficas que han programado para su calendario solidario.

“Angelito” es uno de los miembros de esta troupe de la que forman parte 20 profesionales de muy variados oficios y formados como payasos de hospital. Con sus coloridos vestidos y sus grandes dosis de amor y humor logran que cada semana los niños y jóvenes ingresados en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) y, por extensión sus familiares, se evadan durante unos minutos del dolor, la tristeza o la incertidumbre de un diagnóstico.

Es un público agradecido que ríe sus bromas, se sorprende con sus escenografías y se distrae con los malabares, las canciones y los juegos que le dedican “Carambola”, “Fli el explorador”, “Pachucho”, “Anacleto”, “Pulpita”, “Clementina”, “Tiritina”, el trío “Bo”-“To”-“Nes”, “Anacrusa”, “Tropezones” o “Piltrafilla”, entre otros.

Este grupo tan variopinto logra un efecto terapéutico en los pacientes cada vez que acude al HUCA. Unas risas, sonrisas y hasta carcajadas de las que también hacen cómplices a los ancianos de las residencias de la tercera edad a los que también visitan los componentes de 'Clowntigo' .

Nuestra intención es celebrar la vida, a través de las artes, especialmente la del payaso que es el artista más humano

Fran García-Bernardo es el coordinador de esta asociación creada en 2009. Él tiene un doble papel: es “Pachucho” cuando va al HUCA y se transforma en “Presbicio” cuando está en las residencias de la tercera edad. Maestro de profesión y de ceremonias, Fran es un todoterreno que resume en una frase lo que intenta hacer un payaso de hospital: “Celebrar la vida, a través de las artes, especialmente la del payaso que es el artista más humano”.

Una formación continua para ser payasos profesionales

'Clowntigo' empezó en 2009, aunque sus integrantes tardaron varios años en entrar en el hospital a través de convenios. Fueron unos comienzos que Fran califica como “difíciles, pero necesarios” para coger tablas, formarse y definirse como entidad.

En un principio nació con un componente de intervención social, ya que inicialmente sus miembros estaban más abiertos a colaborar con entidades que no fueran necesariamente socio-sanitarias, como asociaciones de colectivos de diversidad funcional, de discapacidad o fundaciones como Secretariado Gitano.

“En el fondo, lo que más nos apetecía era actuar, porque unos miembros procedían del teatro aficionado y otros de la Escuela Superior de Arte Dramático. Era un grupo heterogéneo. Todos recibieron formación”, explica Fran.

Todos los jueves se reúnen en un local en Oviedo para ensayar, debatir y poner en común las ideas. Crean gags, aunque trabajan mucho con la improvisación para no acomodarse.

Astronautas, espías y animales de una reserva natural en el HUCA

Cada mes recrean un mundo nuevo creado sobre una temática concreta. Por ejemplo, si van a abordar el tema de deportes se visten como si compitieran en las olimpiadas o si el HUCA es el espacio ellos se visten como astronautas. O son espías, animales de una reserva natural e incluso se convierten en superhéroes.

Salvo la Unidad de Neonatos, que al ser de bebés prematuros no tienen acceso, visitan a los bebés, niños y jóvenes que están ingresados desde cero a 18 años, especialmente de las unidades de Pediatría y Oncología Pediátrica.

Sin embargo, su trabajo no se circunscribe al HUCA, sino que 'Clowntigo' también se desplaza al hospital de Cruz Roja de Gijón y a la residencia de ancianos de Establecimientos Residenciales de Asturias (ERA) en el Naranco, en Oviedo, donde hacen sus representaciones destinadas a adultos de todas las edades y donde tienen público de hasta 90 años.

Sus actuaciones se centran principalmente en Oviedo y Gijón aunque ocasionalmente también acuden a otras residencias de mayores, como han hecho en Arriondas o Lastres. También colaboran con entidades de diversidad funcional porque, según asegura Fran, quieren aportar educación para la salud.

Además, hicieron un proyecto para los colegios donde grabaron un video en el HUCA, antes de la pandemia, donde iban dibujando todo el itinerario sobre qué haría un niño en caso de ingreso hospitalario. Sólo que en vez de ser un niño y un acompañante sus protagonistas eran dos payasos.

De esta forma, los payasos entraban por triaje, Urgencias, pasaban por boxes donde los derivaban a planta, les hacían una radiografía, volvían a planta, conocían al personal, bajaban a quirófano, pasaban por rehabilitación y les daban el alta médica. Era todo un recorrido sobre el proceso con operación incluida.

El Ayuntamiento de Oviedo utilizó este video como una actividad complementaria de educación en el trimestre anterior dirigido a alumnado de Primero y Segundo de Primaria y también otros colegios de Asturias mostraron interés a través de las asociaciones de madres y padres (Ampas).

Esta actividad es remunerada, al igual que la puesta en escena que realizan por las mañanas en el HUCA martes y miércoles en Consultas Externas, Hospital de Día y UCI Pediátrica, mientras que a las residencias de mayores y a las plantas de hospitalización de la 7B Y 7C y la UCI Pediátrica van los viernes y se realiza de manera voluntaria.

El calendario solidario que están preparando contendrá fotografías de los personajes que serán un homenaje a las distintas unidades del hospital, entre otros, lavandería, enfermería, informática, cocina, laboratorio, limpieza, medicina, celadores y fisioterapeutas y se cerrará con la foto de grupo de payasos de hospital.

Un grupo variopinto: fotoperiodista, ingeniera, psicóloga, profesora, carpintero, actriz o chapista

La diversidad de profesiones de los integrantes de 'Clowntigo' humaniza aún más sus puestas en escena, donde arrancan las risas y sonrisas de personas que se encuentran en un entorno como el hospital donde a veces no hay el mejor ánimo y donde recuperar la salud es la prioridad.

Nacho Camarero es payaso de profesión y representa a “Piltrafilla”; Manuel García, el pintor y músico, tiene doble papel, ya que unas veces es “Gominolo” y otras “Tonchu”; la ingeniera Nuria Antón es “Catapum”; la psicóloga y profesora en la Facultad de Psicología Susana Carnero interpreta a “Verbena”; la artista Vanessa González es “SusHurra”; la profesora Marta Morán se transforma en “Dorita” y el maestro Andrés Corralero es “Farraguas”.

El fotoperiodista Paco Paredes es el despistado “Angelito” que encontró la bola roja de una nariz de no sabe quién en el suelo, Yoli Díaz es “Sacarina” y “Clementina”; la enfermera Sara Fernández es “Tiritina”; Edu Martín es “Carambola” y en la vida real dirige su propia compañía de circo y teatro “Vuelta y media” donde ejerce como malabarista y payaso.

El chapista Berto Avella es “Fli el explorador” y “Flugencio”; la actriz y payasa Angela Tomé es conocida como “Anacrusa”; el carpintero Borja Ocio se transforma en “Anacleto”; el promotor musical Enrique Patricio es “Tropezones” y la profesora de Educación Física Beatriz Sánchez es “Pulpita” por su afición a moverse como un pulpo.

Berto Avella, “Fli el explorador”, se formó durante tres años en los cursos de 'Clowntigo' y tuvo su bautizo en el Autocovid Pediátrico en plena pandemia. Los scouts fueron su vida desde los ocho años hasta que se fue al servicio militar y por eso eligió a ese personaje. Chapista de profesión, improvisa muchas veces sus diálogos y juega a liarla.

A veces juego a liarla con los familiares. Confundo quién es la madre y quién la abuela y los niños me ayudan a saber quién es quién. Hago muchas bromas de guasa y a los padres les cuento algún chiste un poco verde

Su gran memoria en la vida real “flaquea” desde el humor cuando llega al HUCA y le toca interactuar con los niños al confundirse sin remedio cuando dos mujeres le explican quién es la madre y quién la abuela y él insiste a los niños en que no es capaz de repetirlo bien para que sean ellos quienes desenreden el entuerto.

“Al final siempre pido la ayuda del niño y me aclaro quién es quién. Les hago bromas y a los padres les cuento algún chiste un poco verde”, ratifica con tono de guasa.

“Cuando salgo del hospital estoy agotado, pero con una gran euforia y satisfacción”, explica porque cada vez que se viste de explorador comprueba que sus chistes han sido un bálsamo para muchos pacientes.

La finalidad última no es sólo entretener, sino el objetivo terapéutico de reducir miedos al material sanitario, de ser un enlace entre el personal sanitario y el niño ingresado. A veces a los niños les doy una tirita para que les duela menos

Sara Fernández lleva 12 años en 'Clowntigo'. Empezó durante su etapa de estudiante de Enfermería ante su interés por el aspecto terapéutico que ofrecía el payaso y relata que una vez que la asociación presentó su proyecto al HUCA y fue aprobado ella comenzó a estrenarse como payaso de hospital en el área de Pediatría.

“Como payaso llego mucho más a los niños y a sus familias que como enfermera. Conectas más porque eres tú, sin tu mochila, desde la sensibilidad de tu interior con el corazón de los niños, sus familias y los compañeros”, asegura.

Unos compañeros a los que de antemano no les descubre su verdadera identidad, aunque hay muchos que son tan listos que la han reconocido, a pesar de que si va vestida de payaso no es Sara, sino que se convierte en “Tiritina”, un nombre muy apropiado para ella por su afición a caerse de pequeña.

“Siempre me caía y cuando me daban una tirita parece que se me olvidaba todo el dolor. Por eso a veces les doy tiritas a los niños, para que cuando tengan algún dolor se las puedan poner y aunque no se les quite todo, al menos que les duela un poco menos”, revela así su fórmula mágica y milagrosa.

Sara Fernández hace hincapié en que la finalidad última del payaso de hospital no es sólo entretener, sino lograr el objetivo terapéutico de reducir el miedo al material sanitario, de ser un enlace entre el personal sanitario y el niño cuando hacen procedimientos dolorosos.

Hacemos canciones con jeringuillas, equilibrios con la vía y los niños pierden el miedo al hospital

Unas palabras que corrobora Edu, que se ha mimetizado con “Carambola” en el hospital y es “Bo” la tercera parte del trío “Bo-To-Nes”. Él hace clown infantil y familiar con juegos de magia, malabares, improvisa, todo aderezado con bromas.

Entre sus platos fuertes se encuentra también el hacer canciones con jeringuillas y equilibrios con la vía; dos especialidades que facilitan el camino para que los niños pierdan el miedo al hospital.

Cuando forma parte de “Bo-To-Nes” junto con sus otros dos compañeros va a colegios de educación especial de Oviedo, Mieres, Gijón y Avilés, con niños que tienen enfermedades como parálisis cerebral y autismo, principalmente, y, vestidos de botones, llevan un carro lleno de maletas y en cada una de ellas llevan una sensación: tacto, sonido, luz y van clase por clase.

Paco Paredes “Angelito” lleva casi ocho años en la asociación. Paseaba con su perra por el Parque del Oeste, en Oviedo, cuando un día hablando con la dueña de una guardería le comentó que una compañera de trabajo era payasa de hospital y ese mismo día, casualidades de la vida, su hija pequeña Marta le dijo que se había apuntado a una actividad extraescolar en el colegio como payasa de hospital. Y él no pudo aguantar más. Era una ilusión que tenía desde niño y ese día de casualidades quiso ser uno de ellos.

Su interés por esta nueva actividad le llevó a pedir a su hija que le preguntara al profesor si él también podía ir a extraescolar y durante un tiempo Paco y Marta compartieron afición hasta que ella empezó la carrera de Psicología y “Angelito” siguió su camino en solitario. A día de hoy, casi ocho años después, continúa compaginando su nueva profesión con la de fotoperiodista de prensa.

Ángela es actriz profesional y además de ser “Nes” en el trío “Bo-To-Nes” interpreta a “Anacrusa”. Acompañada de su inseparable ukelele canta canciones con repertorio variado desde temas infantiles cuando está en Pediatría a música de los 50 a 60 cuando está rodeada de adultos. Su trabajo como payasa le aporta una sensación de satisfacción y valora especialmente las palabras de agradecimiento que le dedican los pacientes por el rato que les distrae.

Saco al niño que llevo dentro. Cuando me pongo la nariz me siento muy vivo. Empiezo a jugar y estoy abierto a lo que me propongan. Me aporta mucho a mi vida personal cuando veo cómo cambia la cara de la gente al interactuar y ves que le llevas a otro mundo

Borja es carpintero de profesión y cuando se transforma en “Anacleto” saca al niño que lleva dentro, como él mismo comenta. “Cuando me pongo la nariz me siento muy vivo. Empiezo a jugar y estoy abierto a lo que me propongan. Este trabajo me aporta mucho a mi vida personal. Especialmente cuando veo cómo cambia la cara de la gente cuando le llevas a otro mundo, cuando interactuamos”, reconoce.

Enrique es promotor musical y participó en cursos y talleres formativos hasta profesionalizarse interpretando a “Tropezones” inspirado en el personaje de la serie de televisión mexicana “El chavo del ocho”, tanto estéticamente como en su imagen de inocente tontorrón. También ejerce como clown social y todos los años se desplaza hasta África. Le atrae mucho el mundo infantil y admite que cuando son buenas noticias y ve caras sonrientes y agradecidas por la ilusión que les lleva 'Clowntigo' sale del hospital con un chute de energía, aunque también otros días el ánimo decae cuando alguno de los pacientes con los que ha tratado empeora o fallece.

Beatriz es “Pulpita” y llegó a la asociación a través de Nacho Camarero que interpreta a “Piltrafilla”. Se autobautizó con este nombre por su gran afición a la mar y a repetir en su andar el movimiento de los pulpos.

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