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Ramón Lluís Bande: “Quiero volver a exhumar las ideas políticas que metieron los cuerpos en las fosas comunes”

Ramón Lluís Bande, en el FICX

Leticia Quintanal

Gijón —

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El escritor y cineasta asturiano, Ramón Lluís Bande, ha presentado en el Festival Internacional de Cine de Xixón, Retaguardia, el largometraje con el que cierra la trilogía de la memoria en Asturias, que comenzó con Cantares de una revolución (2018) y continuó con Vaca mugiendo entre ruinas (2020). Con esta trilogía de no ficción, en la que el director repasa lo sucedido en Asturias desde que el movimiento obrero se levantara, en octubre de 1934, hasta los dos últimos meses de resistencia republicana ante el fascismo, Bande ha conseguido erigirse como el narrador de la memoria en Asturias.

Al igual que hiciera en sus dos trabajos anteriores, en Retaguardia, el autor vuelve a utilizar el cinematograma para narrar la potencialidad de un cine posible que nunca existió. Y es que Ramón Lluís, quien también es guionista y montador de la cinta, siempre se preguntó por qué nunca se habían dado a conocer las grabaciones que se rodaban en aquella época, desde el bando republicano, y de cuya existencia él asegura tener fundadas evidencias. Por ello, con este tercer trabajo propone dar respuesta, desde la teoría y la praxis, a la pregunta ¿cómo sería el cine de propaganda rodado en la Asturias republicana de 1937?.

A través de las fotografías del fotoperiodista gijonés Constantino Suárez, acompañadas de los textos publicados en el diario Avance, gracias a la pluma de periodistas como Ovidio Gondi, Juan Antonio Cabezas o Juan Manuel Vega, y con los dibujos de Goico Aguirre o las pinturas de Nicanor Piñole, Retaguardia muestra algunos de los momentos que deberían haber protagonizado el metraje de una película, si se hubiese hecho, sobre la Asturias de 1937: el cuartel de Simancas, la destrucción generada por el bombardeo del Cervera, los resquicios de la vida industrial y pesquera de Gijón o los hospitales de sangre.

En esta aventura cinematográfica que ya concluye, Ramón Lluís Bande ha querido acompañar cada uno de sus trabajos audiovisuales con un cuaderno que, escrito por él mismo, iba confeccionando a la par que preparando su largometraje, como un guión expandido del mismo. Así, junto a Cuaderno de la Retaguardia también hubo (y hay) un Cuaderno de la Revolución y un Cuaderno de la Guerra, que fueron presentados antes que sus “hermanos” audiovisuales.

Según cuenta su autor, todos los cuadernos incluyen una parte reflexiva y ensayística en la que se va explicando cómo se construye el dispositivo de la película, que se hace a través de párrafos muy cortos, citas y textos inconexos y, en definitiva, un tipo de lenguaje con el que Bande manifiesta haberse sentido muy cómodo, y que funciona como una red neuronal que genera pensamiento e historia, la historia.

Retaguardia es el primero de los trabajos de Bande que cuenta con una banda sonora compuesta 'ad hoc'. Bande cuenta que, desde el momento inicial tuvo claro que la historia debía partir con una sinfonía urbana del Xixón de los años 30, por eso supo que esta cinta necesitaría su banda sonora. Ahí es donde Sara Muñiz entra en escena. De una manera brillante, la música compuesta por Muñiz lleva al espectador a lugares a los que no podrían llegar solos, tal y como reconoce el director, lo que hace que, en Retaguardia la música sea una de las piezas fundamentales de la narración de la historia. Ramón Lluís es tajante, “Sara es lo mejor que le pasó a la música asturiana en los últimos años”.

La película iba a estar construida con muy pocos elementos, por eso Bande tuvo claro que tenían que ser muy solventes para que funcionaran juntos. El objetivo, “elaborar una geneaología de creadores muy comprometidos con los intereses de las clases populares, pero que no por ello renunciaban a lo que hacían”. De ahí los periodistas del Avance, Constantino Suárez, Nicanor Piñole (el gran pintor de la retaguardia de la guerra en Asturias), Goico Aguirre, pero también Mariano Moré o Evaristo Valle. Se trataba de construir, paralelamente al frente de guerra, un “frente de arte” vinculando entre ellos a todos estos artistas, y con las organizaciones de las clases populares.

La narración de Federico Volpini es otro de los “pesos pesados” de la cinta, condición sine quanum para narrar la historia, porque el movimiento en esta película, que no tiene movimiento, se genera por la relación dialéctica entre la voz y la imagen. Una voz moderna y provocadora, pero también una voz que remite a los noticiarios de los años 30, una voz interpretada. “Está justo en el punto que tiene que estar”, asevera Bande.

Una cuenta pendiente con la historia

Este país tiene una cuenta pendiente con su historia, y ello lo evidencia, según Bande, lo mal que se hicieron las cosas en todo lo que tiene que ver con la memoria, partiendo de un pacto de olvido fundacional, dice, que hace que muchos nos cuestionemos la calidad democrática de lo que resuelven en el 78.

Bande recuerda en su cinta a las 120 000 personas que llenan en España las fosas comunes, sin reconocimiento ni reparación, por eso reivindica la necesidad de exhumar las ideas que llevaron a esos cuerpos a estar donde están. Por un lado, explica, está el trabajo humanista de reconocimiento para todas ellas, pero por otro, “hay que dar un paso más allá, repolitizar esos cuerpos, sacar esas ideas, no están en fosas por casualidad, defendían unas ideas y un modelo de sociedad”. Las connotacines tan particulares que tuvo Asturias en aquella época, con una fuerte organización de la clase obrera que empezó a montarse en el 34 y se consolidó entre el 36 y 37, hicieron el resto.

Hay que dar un paso más allá, repolitizar esos cuerpos, sacar esas ideas, no están en fosas comunes por casualidad, defendían unas ideas y un modelo de sociedad

Reconoce que gracias a este trabajo pasó mucho tiempo revisando y leyendo periódicos de los años 30 del siglo pasado, y que siente miedo con la continuidad que percibe cuando da el salto a la prensa de hoy en día.

Hay una ola reaccionaria que está atacando a todo el mundo, directamente relacionada con la apuesta por la desmemoria y la amnesia general de las clases populares, lamenta, “ la gente no tiene el relato construido de la resistencia de las clases populares, ni de lo que estaba enfrente, pero ellos sí tienen memoria de lo que son y utilizan el capital histórico de lo que fueron sin ninguna vergüenza”.

El buen momento para el cine asturiano

Ramón Lluís Bande considera orgulloso que el cine asturiano vive un buen momento, con unas características comunes que lo identifican y hacen hegemónico: un cine de no ficción, muy político y comprometido, y que busca la recuperación de la memoria. Así destaca la calidad de las propuestas que este año se presentan en el FICX, como Luna, de Pablo Casanueva; Una Lluz, de Diego Flórez; o Territory, de Álex Galán. “En los 90 armar una hora de cine asturiano que se sostuviese era imposible”, cuenta parafraseando al responsable de programación del Festival, Fran Gayo, “nadie pensó que esto fuera posible en 2024”

Reconocido defensor de la llingua asturiana y asturiano parlante, Bande fue uno de los cineastas que el pasado verano firmaron un manifiesto “pola oficialidá” de la llingua asturiana y alertando de los peligros que entraña perder una lengua. Asegura que la sociedad asturiana hace tiempo que lo tiene claro, “hay una mayoría social que está a favor de los derechos llingüísticos de los falantes de asturiano y una minoría extremista que no asume ese reconocimiento de derechos”.

No proteger el patrimonio lingüístico del territorio, sin equiparar derechos de los falantes, es antidemocrático. Estar en contra de la oficialidá te sitúa en un espacio antidemocrático

Asegura que la oficialidá del asturiano y eonaviego no tiene nada malo para nadie y se muestra tajante con quienes ahora boicoteen la oficialidá, “están en una posición fuera del consenso social, que ye muy ampliu”.

En este sentido añade con rotundidad que “en el momento en que sabes que hay un patrimonio lingüístico propio del territorio, no protegerlo y no equiparar derechos de los falantes es antidemocrático, estar en contra de la oficialidá te sitúa en un espacio antidemocrático”.

Lamenta que el actual PP en Asturias se haya dejado arrastrar por Vox, llevándose también a Foro con él, y que toda la derecha se sitúe, por tanto, en un espacio no democrático con respecto al reconocimiento del asturiano. Y es que para Bande, la oficialidá “es la única manera de que los cineastas tengamos libertad de elección lingüística”, .

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