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Las tortugas 'bobas' que llegaron desde Colombia a la costa asturiana vuelven al mar, tras meses de recuperación

Las dos tortugas preparadas para zarpar hacia alta mar con la responsable veterinaria del Acuario de Gijón, Susana Acle

Leticia Quintanal

Gijón —

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Llevaban días aguardando a que las condiciones marítimas fuesen las adecuadas para que ellas pudiesen recuperar la libertad, tras pasar varios meses recuperándose de las lesiones con las que fueron encontradas en aguas del Cantábrico. Así lo han hecho con la inestimable ayuda del equipo veterinario del Centro de Recuperación de Animales Marinos de Asturias (CRAMA), dependiente de la Fundación Bioparc, que hoy las han devuelto al mar, su hábitat natural.

Las Caretta caretta son las tortugas marinas más pequeñas y abundantes en el mar Mediterráneo, aunque podrían alcanzar los 120 cm de longitud y 120 kilos de peso. Gustan de las aguas no demasiado frías, por eso son vistas en la práctica totalidad de océanos y mares templados del planeta. Así, dependiendo de su ciclo de vida, podemos encontrarlas en mar abierto, zonas poco profundas, costeras, bahías o estuarios.

Conocidas como tortugas bobas debido a la facilidad con la que los pescadores las capturan mientras flotan en la superficie, algo que les encanta porque son muy curiosas, estas compañeras marinas sufren, al igual que otras tantas especies, las consecuencias que tienen los actos que vienen de la mano del ser humano, pero también del cambio climático. Así, según ha determinado la comunidad científica, las capturas accidentales y la pérdida de hábitats son las principales razones por las que su población ha sido catalogada de “vulnerable”, a nivel mundial.

A finales de marzo de 2023, en Gijón, abrió sus puertas el CRAMA, integrado en la Red de Varamientos del Principado de Asturias, y de la mano del Bioparc Acuario para poder recepcionar animales varados que fuesen encontrados en mal estado en el mar. Principalmente tortugas y focas, pues cuando los delfines aparecen varados en la costa es porque su estado está demasiado deteriorado y se acercan a la costa a morir, por ello son muy complicados de rehabilitar, además de sufrir un gran estrés a la hora de ser recogidos.

Lo explica Susana Acle, la responsable de veterinaria e investigación del Bioparc de Gijón, quien asegura que lo importante que es poder contar con un espacio independiente de las instalaciones del propio acuario para atender este tipo de casos. Y es que la labor de recogida, atención y recuperación se venía haciendo desde hacía ya tiempo en el acuario de Gijón, “va en nuestro ADN”, pero de una manera mucho más rudimentaria de la que el nuevo centro permite.

La primera de las dos tortugas que hoy han sido devueltas al mar, 'número uno', fue encontrada en la playa de Viodo, en el concejo asturiano de Gozón, a principios del pasado 2023, de hecho, ella fue la encargada de inaugurar el Centro de Recuperación. Se encontraba en muy mal estado y tenía una de sus aletas estrangulada por plásticos, que llegaron a fracturarla por lo que hubo que amputársela. Acle explica que este ejemplar ha necesitado mucho tiempo par recuperarse ya que la degeneración de sus tejidos “castigó mucho al animal”.

Y es que el objetivo prioritario de este centro es que los animales estén el menor tiempo posible allí y se recuperen pronto con un mínimo contacto humano, pues son animales salvajes que deben volver cuanto antes al mar.

A 'número uno' la encontró una pareja, Arkadiy Sedinkin y su compañera, María, cuando paseaban por la orilla del mar. Cuando se acercaron a ella pensaron que estaba muerta, pero fue María quien detectó un leve movimiento en el animal y decidieron preguntar a unos vecinos cuál era el procedimiento a seguir en esos casos. La metieron, con muchísimo cuidado, en un balde con agua, hasta que llegaron a recogerla. Hoy Arkadiy fue una de las personas que la llevó hasta la embarcación que la trasladaría a alta mar, ante la atenta mirada de María, quien observaba desde la barandilla, acunando a su pequeño bebé.

En el caso de esta tortuga, y gracias la colaboración de la Universidad de Oviedo, una analítica permitió conocer su procedencia, y es que 'número uno' había llegado al Cantábrico desde Colombia.

A lo largo de los meses 'número uno' ha ido mejorando de la infinidad de problemas de salud con los que llegó y cogiendo peso para acercarse poco a poco a la plena recuperación que le permitiría poder volver al mar. La veterinaria confirma que la tortuga se maneja perfectamente con tres aletas y que ha superado infinidad de pruebas en tanques de profundidad para confirmar cómo se desenvolvía. Hoy ha vuelto al mar y lo ha hecho con un geolocalizador adherido a su caparazón, que aportará información sobre cómo se desenvuelve, qué hace y cómo avanza. “Cuando llegó no tenía reflejos, parecía muerta”, recuerda Acle, quien no cree que esta tortuga vaya a tener ningún problema a la hora de volver a “buscarse la vida” en el mar.

La segunda tortuga, 'número dos', fue recuperada hace tres meses en el puerto de Lastres (Colunga). Le faltaba un ojo y tenía una importante infección respiratoria que llevó al equipo veterinario, incluso, a mantenerla fuera del agua por si se ahogaba. Al igual que su compañera, ella también eliminó grandes cantidades de su interior, lo que es indicador, según explica Susana Acle, del grave problema que viven nuestros mares por la saturación de plásticos que flotan en sus aguas y que los animales ingieren al confundirlos con comida.

Desde el Centro de Recuperación de Animales Marinos trabajan en la conservación marina a través de la recuperación de animales, obtienen información muy importante sobre la situación del medio marino gracias a la labor de rehabilitación que desarrollan con las especies rescatadas y aprovechan para divulgar y educar sobre la incidencia de nuestros actos en el medio que nos rodea. Es la base del trabajo en el centro, cuenta Susana, concienciar y educar: “si no lo hacen por los animales, al menos que sepan que los plásticos del mar también se los comen los peces que después nos comemos nosotros”, remarca.

El de hoy ha sido un día muy especial para el equipo del Centro de Recuperación, pues dejaban ir a las dos primeras tortugas que, con mucho esfuerzo, consiguieron recuperar tras meses de intenso trabajo. Había emoción en sus caras, pero también tristeza, a pesar de que saben que el mar es donde estas tortugas deben estar, nunca más las volverán a ver.

En el CRAMA quedan aún otras tres tortugas que aún están muy débiles y que, como sus compañeras de hoy, en algún momento podrán volver al mar.

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