Pregunta. ¿A su juicio cuál es la noticia nacional más importante de la semana pasada?
Respuesta. El anuncio de que los seguratas podrán desempeñar algunas funciones de la policía fuera de los centros comerciales. Lo que se va conociendo de la ley que prepara Fernández me parece lo más serio que ha pasado esta semana.
P. ¿Más importante que el anuncio de la pregunta y de la fecha del referéndum catalán?
R. Mucho más. El asunto catalán, que al principio me pareció el comienzo de una tragedia, va derivando poco a poco hacia la comedia. Y va camino de convertirse en una españolada.
P. ¿Qué es lo que le parece tan cómico?
R. Todo. Desde la pareja Mas-Junqueras, que cada vez me recuerda más a los hermanos Calatrava, hasta las cuentas del Gran Capitán que ya ha empezado a hacer Marta Rovira, la secretaria general de Esquerra, pasando por ese delirante congreso de historia contemporánea titulado “España contra Cataluña”. Y por supuesto la pregunta, que parece sacada de un pésimo menú de atención al cliente.
P. ¿No le parece bien lo de las dos preguntas?
R. Me parece un par de preguntas tendencioso. Hubiera sido más honrado preguntar directamente: “¿A que usted sí que quiere la independencia de Cataluña?”
P. ¿Qué hubiera preguntado usted?
R. Yo hubiera dado más posibilidades. Entre volver a ser una región española e independizarse de España, que son los dos extremos, hay un montón de posibilidades. Si haces un referéndum influido por los servicios de atención al cliente, pon más teclas, no seas tramposo: si quiere que Cataluña vuelva a ser una región española, pulse 1. Si quiere que Cataluña sea una autonomía, pulse 2. Si quiere que Cataluña sea un Estado dentro de un Estado federal, pulse 3. Si quiere que Cataluña sea un Estado independiente, pulse 4. Para hablar con Oriol Junqueras, espere. Este podría ser un buen menú principal, que podría completarse con menús secundarios. La Constitución podrá prohibir este tipo de referendos, pero no dice nada de las consultas telefónicas.
P. Ya vemos que usted tiene mucho sentido del humor, pero los analistas políticos de más prestigio están bastante preocupados y a muchos ciudadanos catalanes no les hace ninguna gracia lo que está sucediendo en Cataluña.
R. Eso es cierto. Leo a los politólogos que más respeto y todos coinciden en señalar que el acuerdo sobre la pregunta y la fecha del referéndum supone una escalada de la tensión. Ahora más que nunca, dicen, es necesaria la política. Seguramente tienen razón. Ellos manejan más información que yo y tienen mejores herramientas de análisis. Pero no puedo evitarlo: donde ellos ven las cosas al rojo vivo yo sólo veo una apoteosis de lo grotesco, una gran comedia, una gran farsa que hubiera querido escribir Valle-Inclán.