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Educación con base tecnológica para luchar contra la desigualdad y la desafección educativa

Isabel Neila Boyer

Delegación Aragón Ayuda en Acción —

Los beneficios educativos de la programación a nivel escolar, comentaba Remedios Rodríguez, profesora del CEIP R. Soláns de Zaragoza, son muchos; fundamentalmente, decía, «[…] porque les enseña a sistematizar, a ser más precisos y más analíticos y eso ayuda a mejorar en el resto de las áreas». Áreas entre las que se encuentran la lingüística, el pensamiento lógico-matemático, y competencias tan en boga como aprender a aprender. Y es que, como expresaba Samuel Pérez, maestro del CEIP José Antonio Labordeta de Zaragoza, «[…] Scratch les exige planificarse, organizarse, estructurarse y esto lo están transfiriendo a las tareas que mandamos desde las distintas áreas y como consecuencia de llevar a cabo estos procesos vemos que sus resultados académicos son mejores».

También Asunción Gil, profesora del CEIP Juan XXIII, afirmaba en esta línea que «[…] lo que se consigue con la programación, en concreto con Scratch, es desarrollar la capacidad de aprender a pensar de manera ordenada y esto, evidentemente, va a servir para sus inteligencias múltiples, competencias básicas y demás. ¿Por qué? —se preguntaba de manera retórica—, pues porque les ayuda a conseguir una aproximación, sobre todo en niños/as de 7 u 8 años, a lo que es el pensamiento abstracto, el razonamiento lógico-matemático y las habilidades lingüísticas porque, al fin y al cabo, si quieres exponer una idea, ya sea oral o escrita, has de tener una secuencia, qué es lo que quieres decir, un orden y evidentemente esto es básico para el refuerzo de otras disciplinas».

Pero es que, aun siendo de utilidad para la adquisición de habilidades lingüísticas, la programación es, además, un lenguaje universal que diluye las diferencias idiomáticas y las barreras comunicativas. Asunción tenía muy claro este valor en centros escolares y entornos educativos como en el que desarrolla su labor docente y que son apoyados por Ayuda en Acción, multiculturales e integradores de la diferencia. Asemejaba el lenguaje de la programación al lenguaje musical advirtiendo los beneficios para su alumnado expresando que «[…] como otros lenguajes universales, por ejemplo la música, sí que puede servir porque, de hecho, en nuestro centro tenemos una variedad de orígenes, de países, de nacionalidades, de lenguas que, sin embargo, a la hora de programar no ha habido problemas porque, al fin y al cabo, al ser visual y tener unas órdenes sencillas les ha resultado fácil de comprender, eliminando otro tipo de hándicap que se pueden encontrar con el lenguaje o el dominio de nuestra lengua».

Superar de una manera lúdica e integradora las barreras idiomáticas iniciales y mejorar el nivel escolar es lo que pretende, precisamente, Ayuda en Acción, consciente del poder de la educación para la transformación social y del papel de la tecnología en la educación del presente-futuro. Y es que uno de nuestros objetivos como organización es luchar contra la desafección educativa mejorando, si es posible, los resultados académicos de niñas, niños y adolescentes. Lo que hacemos mediante nuestra línea de actuación de innovación educativa con base tecnológica a través de la que ofrecemos formación en Scratch, robótica educativa, diseño web y de aplicaciones móviles a 11.367 estudiantes desde el curso 2015/2016 hasta la actualidad. Número que evidencia la apuesta por el desarrollo de las competencias digitales y en materia STEM en igualdad de condiciones en un mundo, y unas sociedades, donde las desigualdades también atañen al acceso a la tecnología y la brecha digital —y la brecha digital de género— son cada día más innegables.

Pero si bien uno de nuestros objetivos es éste, no perdemos de vista en el proceso el ADN de Ayuda en Acción, uno que se plasma en una metodología alineada con la estrategia global de la organización y que pretende una trasmisión de valores y una educación para el desarrollo de una ciudadanía global. Así, esta metodología les permite, como comentaba Amparo Jiménez, maestra del CEIP Ramiro Soláns de Zaragoza, «[…] entrar en contacto con el trabajo de otros niños y niñas de otros entornos diferentes que cuelgan sus trabajos y los comparten». Tanto así, que Remedios Rodríguez, profesora en el mismo centro, amplificaba la resonancia de este comentario asombrada de ver cómo «[…] los críos se comunican entre ellos para hacer todo el proceso de programación. Comunican sus experiencias y además se dan cuenta que pueden comunicarse con niños de otras partes del mundo y compartir sus creaciones, jugar juegos… El otro día decían: “y además, si no entendemos lo que dicen no importa porque el juego sí que lo entendemos”».

En este sentido, más importante que esto, si cabe, es —como advertía Asunción Gil— que «[…] gracias a este programa (GEN10S) trabajas en torno a una serie de situaciones que, a lo mejor, a los niños, a pesar de que este colegio es multicultural y hay muchos de diferentes orígenes, y que las familias han venido buscando una vida mejor, pues hay realidades que aunque las ven por la tele o en otros medios tampoco las tienen muy presentes. De esta manera sí que puedes ayudar a que tomen más conciencia fuera de su ámbito familiar y de aula y conozcan otras realidades, e incluso que ellos sean capaces de rehacer sus historias mediante la programación».

Así, aprender jugando, de manera significativa, colaborativa y en equipo, poniendo en valor la igualdad de género y de oportunidades, es la manera que Ayuda en Acción ha encontrado para luchar contra la desafección educativa y a favor de una ciudadanía digital que no olvide los valores humanos que dan sentido a las sociedades más justas: la solidaridad, el valor del otro y lo otro culturalmente ajeno y diferente, y el respeto. Cuenta de ello la daba Samuel Pérez: «[…] Hablamos de trabajo en equipo —decía—, cooperación, colaboración, respeto, toma de decisiones, y todas estas acciones que llevan a cabo repercuten en que el clima en el aula. Éste es mucho más positivo ya que sus relaciones, tanto personales como sociales, están mejorando mucho entre todos ellos. No hay ningún tipo de discriminación».

Tan importante es esta labor de cohesión social que Teresa Lahoz, del CEIP Joaquín Costa de Zaragoza, la ponía de relieve manifestando: «[…] En nuestro centro es importantísimo el desarrollo y aprendizaje en los derechos puesto que tenemos una gran diversidad de alumnos y alumnas, tanto de origen, de religiones, además de la propia diferencia de niños y niñas. Entonces esto hace que ellos partan de la base de la igualdad y que vean cómo se aprende de la misma manera todos y todos tienen el mismo derecho para desarrollar todas sus potencialidades independientemente de su origen o género».

Finalmente, tomamos como nuestra la observación de Asunción Gil en lo que respecta a la igualdad de género y la brecha digital. Ella decía: «La brecha digital existe, no solamente a nivel de género; y no solamente a nivel de género la brecha es digital, es una brecha social, cultural, etc.» Cerrar y suturar ese resquicio de desigualdad digital, y esa brecha digital de género, no es tarea sencilla ni gratuita, tampoco de una necesidad fácilmente reconocible por la ciudadanía, motivo por el cual os acercamos esta polifonía testimonial que busca complicidades y trata de generar conciencia de la perentoria necesidad de erradicar las desigualdades en torno a una ciudadanía digital que no pierde de vista su lado más humano.

Los beneficios educativos de la programación a nivel escolar, comentaba Remedios Rodríguez, profesora del CEIP R. Soláns de Zaragoza, son muchos; fundamentalmente, decía, «[…] porque les enseña a sistematizar, a ser más precisos y más analíticos y eso ayuda a mejorar en el resto de las áreas». Áreas entre las que se encuentran la lingüística, el pensamiento lógico-matemático, y competencias tan en boga como aprender a aprender. Y es que, como expresaba Samuel Pérez, maestro del CEIP José Antonio Labordeta de Zaragoza, «[…] Scratch les exige planificarse, organizarse, estructurarse y esto lo están transfiriendo a las tareas que mandamos desde las distintas áreas y como consecuencia de llevar a cabo estos procesos vemos que sus resultados académicos son mejores».

También Asunción Gil, profesora del CEIP Juan XXIII, afirmaba en esta línea que «[…] lo que se consigue con la programación, en concreto con Scratch, es desarrollar la capacidad de aprender a pensar de manera ordenada y esto, evidentemente, va a servir para sus inteligencias múltiples, competencias básicas y demás. ¿Por qué? —se preguntaba de manera retórica—, pues porque les ayuda a conseguir una aproximación, sobre todo en niños/as de 7 u 8 años, a lo que es el pensamiento abstracto, el razonamiento lógico-matemático y las habilidades lingüísticas porque, al fin y al cabo, si quieres exponer una idea, ya sea oral o escrita, has de tener una secuencia, qué es lo que quieres decir, un orden y evidentemente esto es básico para el refuerzo de otras disciplinas».