Ayuda en Acción es una Organización No Gubernamental de Desarrollo independiente, aconfesional y apartidista que trabaja en América, África y Asia con programas de desarrollo integral a largo plazo en diferentes ámbitos para mejorar las condiciones de vida de los niños y niñas, así como el de las familias y comunidades a través de proyectos autosostenibles y actividades de sensibilización.
Si no lo hago yo, quién
Kailash Satyarthi, Premio Nobel de la Paz 2014 por su activismo en la erradicación del trabajo infantil, nos contaba la semana pasada en Sevilla una de sus muchas experiencias. Comentaba que, en una visita en Costa de Marfil, tuvo la ocasión de hablar con unos niños y niñas que trabajaban recolectando cacao. Un trabajo penoso en el que permanecían en los campos más de 10 horas al día y que les imposibilitaba acudir a la escuela y tener un espacio para el juego y el esparcimiento. Intentando ganar cierta confianza, les preguntó a algunos de ellos si les gustaba el chocolate. Ninguno de ellos sabía lo que era el chocolate. Ninguno lo había probado nunca.
La realidad del trabajo infantil es esta, niños que fabrican juguetes para nuestros hijos e hijas, que confeccionan la ropa que puede que llevemos puesta en estos momentos, que fabrican ladrillos en condiciones insalubres, niñas que son explotadas en burdeles por cantidades que van desde los 7€ “el servicio” a los 50€, niñas esclavizadas en el trabajo doméstico o aquellos que, como los niños y niñas de Costa de Marfil, trabajan en la agricultura sin tener la oportunidad de ir a la escuela y de disfrutar de una infancia segura y plena. Son 152 millones de niños y niñas. 152 millones de razones, como señalaba Satyarthi, para seguir trabajando y acabar, de una vez, con el trabajo infantil en 2025. Nos conminaba a los que estábamos presentes en la conferencia a que lo tomásemos como algo personal, a considerar a estos niños y niñas como “nuestros niños”, a tomarlo como una exigencia ética que debíamos hacernos si queríamos considerarnos personas… nos decía, “si no lo hacemos nosotros, quién. Si no lo hago yo, quién”. Uno no suele tener la oportunidad de que todo un premio Nobel se dirija a ti con tanta determinación y fuerza.
Satyarthi vino invitado la semana pasada al Foro España – Américas; El rol de la sociedad civil en la erradicación sostenida del trabajo infantil y la protección del adolescente trabajador, que se celebró los días 8 y 9 de noviembre en Sevilla, bajo el auspicio de la Junta de Andalucía y la OIT y que Ayuda en Acción tuvo el privilegio de dinamizar y coorganizar. En estas jornadas, ONG de América Latina y de España que trabajamos en la erradicación del trabajo infantil nos reunimos para consensuar posturas de cara a la IV Conferencia Mundial sobre la Erradicación Sostenida del Trabajo Infantil –IVCMTI, que comienza hoy (14 noviembre) y se prolonga hasta el jueves 16 en Buenos Aires, Argentina.
En una de sus intervenciones en Sevilla, Satyarthi, además de llamar a la movilización y a la acción para luchar por la erradicación del trabajo infantil, también puso en valor todos los avances que se habían hecho desde el año 2000. Se puede lograr, nos decía, y nos lo tenemos que creer. Este fue otro de sus mensajes. En los últimos años se ha logrado reincorporar a las aulas y sacar del trabajo a casi 100 millones de niños y niñas (93 millones), pasando de más de 245 millones a la cifra actual de 152 millones, que son los que, a día de hoy, siguen siendo víctimas del trabajo infantil.
Esta reducción, aunque insuficiente, se ha logrado por el trabajo combinado de Gobiernos, empleadores, sindicatos y agencias internacionales, pero sobre todo, por el empuje de la sociedad civil que, a través de multitud de organizaciones, ha logrado denunciar y poner en la agenda de los medios de comunicación primero, y después en la de los Gobiernos, la erradicación del trabajo infantil como una de las metas que la humanidad debe de conseguir antes de 2030.
La meta 8.7, encuadrada en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, propone “Adoptar las medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las formas modernas de esclavitud y a la trata de seres humanos y asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluidos el reclutamiento y la utilización de niños soldados, y, a más tardar en 2025, poner fin al trabajo infantil en todas sus formas.”
Muchos Gobiernos, sobre todo en América Latina y el Caribe, están consiguiendo logros que pueden replicarse en otras regiones, y la IV Conferencia Mundial que se celebra ahora en Buenos Aires es una ocasión para volver a dar impulso a todas esas políticas y movimientos sociales que están luchando denodadamente para acabar con el trabajo infantil.
Cierro este artículo como comencé, con las palabras de Satyarthi, cuando nos recordaba que ningún logro de ningún tipo se conseguirá sin nuestro esfuerzo, sin nuestro compromiso y sin nuestra determinación. Todos y todas podemos hacer cosas para luchar contra el trabajo infantil; ser unos consumidores más responsables, convertirnos en activistas de distintas causas, ser más exigentes con los compromisos de nuestros representantes políticos… no va a ser sencillo ni fácil… pero “si no lo hago yo, quién”.
Kailash Satyarthi, Premio Nobel de la Paz 2014 por su activismo en la erradicación del trabajo infantil, nos contaba la semana pasada en Sevilla una de sus muchas experiencias. Comentaba que, en una visita en Costa de Marfil, tuvo la ocasión de hablar con unos niños y niñas que trabajaban recolectando cacao. Un trabajo penoso en el que permanecían en los campos más de 10 horas al día y que les imposibilitaba acudir a la escuela y tener un espacio para el juego y el esparcimiento. Intentando ganar cierta confianza, les preguntó a algunos de ellos si les gustaba el chocolate. Ninguno de ellos sabía lo que era el chocolate. Ninguno lo había probado nunca.
La realidad del trabajo infantil es esta, niños que fabrican juguetes para nuestros hijos e hijas, que confeccionan la ropa que puede que llevemos puesta en estos momentos, que fabrican ladrillos en condiciones insalubres, niñas que son explotadas en burdeles por cantidades que van desde los 7€ “el servicio” a los 50€, niñas esclavizadas en el trabajo doméstico o aquellos que, como los niños y niñas de Costa de Marfil, trabajan en la agricultura sin tener la oportunidad de ir a la escuela y de disfrutar de una infancia segura y plena. Son 152 millones de niños y niñas. 152 millones de razones, como señalaba Satyarthi, para seguir trabajando y acabar, de una vez, con el trabajo infantil en 2025. Nos conminaba a los que estábamos presentes en la conferencia a que lo tomásemos como algo personal, a considerar a estos niños y niñas como “nuestros niños”, a tomarlo como una exigencia ética que debíamos hacernos si queríamos considerarnos personas… nos decía, “si no lo hacemos nosotros, quién. Si no lo hago yo, quién”. Uno no suele tener la oportunidad de que todo un premio Nobel se dirija a ti con tanta determinación y fuerza.