Ayuda en Acción es una Organización No Gubernamental de Desarrollo independiente, aconfesional y apartidista que trabaja en América, África y Asia con programas de desarrollo integral a largo plazo en diferentes ámbitos para mejorar las condiciones de vida de los niños y niñas, así como el de las familias y comunidades a través de proyectos autosostenibles y actividades de sensibilización.
Combatiendo el hambre antes de nacer
A los dos años, un niño tendría que tener el 75% de su cerebro desarrollado. La alimentación de la madre es fundamental durante el embarazo; así, manteniendo una dieta suficiente y sana, el bebé nacerá con un cerebro de unos. A partir del nacimiento, la lactancia materna se convierte en su mejor aliado para lograr un desarrollo adecuado.
El calostro, el primer alimento producido por la madre lactante hasta los 6ías después del parto, es fundamental. En su composición se encuentra la primera inmunización del bebé, además de ser la solución perfecta para resolver las necesidades alimentarias de los órganos aún no formados en el recién nacido.
Maritza Fuentes, experta en seguridad alimentaria de Ayuda en Acción en Centroamérica, en línea con las recomendaciones de la OMS, reclama la exclusividad de la lactancia materna en la alimentación del bebé durante los primeros seis meses de vida como pilar fundamental de la soberanía alimentaria: “Se está haciendo un trabajo fuerte para que vuelvan a esa situación que la naturaleza nos ha proveído. Nos ha dotado de esa capacidad de dar vida y salud a través de la lactancia materna y por lo menos ha de durar el primer año de vida”.
El trabajo de esta ingeniera agrícola se desarrolla fundamentalmente con la población más vulnerable, niños, niñas y mujeres embarazadas, porque “desde ese estado, en el feto, se empieza la nutrición. Si no se atiende desde ese momento, después tenemos efectos irreversiblesen el feto, se empieza la nutrición”. Para luchar contra esto, insiste en reclamar y hacer que el derecho a la alimentación de la población más vulnerable sea una realidad para que ésta pueda comer “al menos tres veces al día, en cantidad, variedad y calidad suficientes”.
Pasar por la báscula
Tener vigilados el peso y la talla de los más pequeños es un trabajo que pertenece a toda la comunidad. Para velar por unos niveles de crecimiento adecuados, en Nicaragua se han creado comités de vigilancia nutricional. Son grupos de personas voluntarias de las comunidades campesinas, en su mayoría mujeres, concienciadas con el cuidado de la niñez y la maternidad, que al menos una vez al mes dedican un tiempo a hacer una medición del peso y la talla de los niños y niñas. Con eso se asegura una formación óptima desde la niñez: “En el campo tenemos muchos niños con parásitos, mucha gripe, expuestos a muchas enfermedades que dificultan que vayan a la escuela y tenga un aprendizaje bueno”, se lamenta Fuentes.
La entrega de alimentos sin más, no es para Maritza una solución y no ayuda a lograr esa soberanía y seguridad alimentaria deseadas, el trabajo de concienciación también es de suma importancia: “El dar la dotación, el proveer a la familia, llegar y entregarle dos gallinas, las semillas, no es propiamente la solución, sino el entendimiento propio de cada persona de que sí deben vivir una vida mejor y que tienen derecho a la alimentación, ellos y sus familias, y que ese derecho los conecta al derecho a la salud. Por eso asisten a la evaluación de peso y talla con el comité de vigilancia nutricional”.
Todo esto va rompiendo el miedo que tenía la población a defender su derecho a una vida digna y a un desarrollo sostenible, porque, en palabras de esta experta en seguridad alimentaria, “cuenta con un gran potencial para contribuir a su propio desarrollo”.
Casi la mitad de la población nicaragüense presenta problemas de nutrición. Y son los niños, niñas y mujeres embarazadas las que tienen insuficientes alimentos a pesar de que Nicaragua cuenta con una enorme riqueza de tierras y especies animales con los que alimentar a su población. Aun así, y según datos de la FAO, en Nicaragua el 22% de niños y niñas sufren desnutrición.
A los dos años, un niño tendría que tener el 75% de su cerebro desarrollado. La alimentación de la madre es fundamental durante el embarazo; así, manteniendo una dieta suficiente y sana, el bebé nacerá con un cerebro de unos. A partir del nacimiento, la lactancia materna se convierte en su mejor aliado para lograr un desarrollo adecuado.
El calostro, el primer alimento producido por la madre lactante hasta los 6ías después del parto, es fundamental. En su composición se encuentra la primera inmunización del bebé, además de ser la solución perfecta para resolver las necesidades alimentarias de los órganos aún no formados en el recién nacido.