Tres prestigiosos centros de investigación alertan de que los modelos económicos subestiman los riesgos del cambio climático
Un grupo de economistas internacionales advierte de que los líderes mundiales están recibiendo una visión incompleta de los riesgos del cambio climático. Los investigadores, pertenecientes a tres de las organizaciones más prestigiosas en este tema –el Earth Institute de la Universidad de Columbia, el Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático y el Instituto Grantham de investigación en cambio climático y medio ambiente de la London School of Economics– acaban de publicar un informe donde aseguran que los modelos económicos que reciben los gobiernos y empresarios no incluyen los mayores peligros a los que la economía estará expuesta en el futuro. Consideran que incluso documentos como el del Grupo Intergubernamental de Cambio Climático muestran una desproporción entre las amenazas implacables que auguran para un planeta más cálido y los impactos moderados que pronostican en nuestros modelos de bienestar.
“Las evaluaciones económicas de los riesgos potenciales futuros del cambio climático han omitido o subestimado enormemente muchas de las más graves consecuencias que tendrán en las vidas y los modos de subsistencia de las personas porque se trata de riesgos difíciles de cuantificar y que están fuera de lo que ha sido nuestra experiencia humana”, explican los autores en el análisis.
Uno de los grandes problemas del calentamiento global es que anuncia una situación que el ser humano no ha conocido en toda su existencia. Se estima que la concentración de CO en la atmósfera es ahora un 45% mayor que cuando la industrialización empezó en el siglo XVIII, y que la última vez que nuestra Tierra tuvo concentraciones similares fue hace tres millones de años, en la época del Plioceno. En aquel momento la temperatura era tres grados más alta, el hielo de los polos mucho menos extenso y el nivel del mar 10 o 20 metros mayor.
En los modelos económicos resulta difícil predecir lo que este cambio podrá significar en las condiciones de vida de las personas, ya que sería necesario conocer asuntos tan complejos como la resistencia de la población, su capacidad para adaptarse o la aptitud para moverse en un mundo cada vez con más habitantes. Son incertidumbres que cuesta poner en números de costes y beneficios, por lo que acaban subestimadas y en muchas ocasiones excluidas de los informes a pesar de que se sabe que no es cierto.
Como advierte el documento publicado, la mayoría de las evaluaciones económicas solo se preocupan por estimar los efectos en el Producto Interior Bruto, lo cual excluye muchos de los problemas y riesgos que afectarán a la calidad de vida de las personas. Las migraciones masivas en las regiones costeras y más próximas al nivel del mar, los conflictos que surgirán por el agua o la pérdida de vidas que expone un clima más extremo no se incluyen como riesgos para la economía futura.
Pero, según estos economistas, los modelos deben considerar el impacto de estos procesos para ofrecer una imagen más acertada. Entre los que destacan para prever los peligros reales están la desestabilización de los glaciares y los casquetes helados, así como su consecuencia, la subida del nivel del mar; la mayor virulencia de los huracanes; el aumento de las sequías e inundaciones; las temperaturas extremas; las alteraciones en la circulación atmosférica y de los océanos; y la destrucción de la biodiversidad y los ecosistemas.
Son procesos complicados de entender y predecir, incluso para los científicos que estudian los aspectos físicos del cambio climático, pero necesarios para ofrecer un escenario más realista que ofrezca pistas para elegir las políticas que nos protejan de los riesgos del futuro.
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