Dinamarca dio un potente paso el viernes pasado: aprobó una ley para reducir sus emisiones nacionales causantes del cambio climático un 70% en 2030. La medida convierte al país nórdico en uno de los más ambiciosos del mundo en transformar su economía hacia un modelo sin CO. Entrevistamos al ministro de Clima y Energía de este país, Dan Joergensen, en la Cumbre del Clima de Madrid, donde lo que se negocia es, precisamente, aumentar el nivel de compromiso de los países de cara a la próxima cita de Glasgow, el año que viene.
¿Qué espera de esta COP?
Necesitamos subir el nivel de ambición de las partes. Dinamarca, el viernes pasado se puso de acuerdo para aprobar una reducción de emisiones muy ambiciosa, del 70% en 2030 respecto a niveles de 1990, legalmente vinculante. Cuando decimos al resto de mundo que eleve la ambición estamos mostrando el camino. Pero el objetivo de reducir un 70% las emisiones es tan ambicioso que debemos reconocer que aún no sabemos cómo lo alcanzaremos. Los científicos nos dicen que nos pueden indicar cómo hacerlo hasta una reducción del 60% o del 65%, pero el último 5% aún no lo sabemos.
Normalmente, fijas un objetivo del que estás seguro que más o menos puedes alcanzar, pero nosotros lo estamos haciendo al revés. En lugar de preguntar lo que es posible, hemos preguntado a los científicos lo que es necesario, así que la tarea es hacer lo necesario.
¿Cuál es la capacidad real de Dinamarca de empujar al resto de países?
Bueno, creo que el paso ha sido muy bien recibido. Como ministro no estoy acostumbrado a que la gente aplauda cuando entro en una sala, pero es lo que está pasando en la COP. Muchos de mis colegas tienen la misma ambición de hacer algo parecido en sus países.
Es una reducción muy ambiciosa. ¿Cómo se financia un cambio tan potente?
Es importante decir que, por supuesto, esto costará, hay que hacer inversiones. Pero una inversión se define como algo en lo que pones dinero porque esperas conseguir un resultado. Y muchas de las cosas que vamos a hacer se convertirán en algo beneficioso para la economía danesa.
Por ejemplo, mire la energía eólica. Cuando construimos el primer parque eólico en Dinamarca en 1991 fue extremadamente caro y muchas economías se llevaron las manos a la cabeza, porque recibió muchos subsidios. Pero hoy, la energía eólica en todo el mundo, gracias a esa decisión de Dinamarca en 1991, pero sobre todo porque desarrollamos tecnología, puede competir con el carbón. Y creo que veremos otras soluciones tecnológicas que tenemos que apoyar desde el principio. Algunas serán mediante subsidios, pero también de forma que nos aseguremos de que hay demanda para esas soluciones.
¿Puede poner un ejemplo?
Ahora estamos planeando una isla energética que será capaz de crear 10 gigavatios de electricidad, eso es el equivalente de 10 millones de hogares, en Dinamarca somos seis millones de personas. Disponer de tal capacidad significa que podrá conectarse a otras tecnologías, por ejemplo, transformarse en combustible para los aviones. Necesitamos fomentar la tecnología, invertir, y por ahora hemos recibido señales interesantes del mercado, podemos hacerlo sin mucho apoyo público, porque los inversores privados están interesados en hacer esto.
Diez gigavatios de capacidad es enorme, Dinamarca tiene 1,7 gigavatios de capacidad, es más de cinco veces lo que tenemos ahora. Pero, no es que vayamos a generar mucha electricidad, es que tenemos la posibilidad, con una isla como esta, de almacenar energía, ese es el gran problema de la energía eólica, cómo la almacenas. Si la conviertes en gas o en líquido, tienes la posibilidad de usarla en el sistema de transporte o de calefacción. La tecnología ya existe, el problema es que ahora es demasiado cara y no está a la escala que necesitamos.
Dinamarca es uno de los países con más impuestos ambientales de Europa. ¿Incluye esta nueva ley aumentarlos más o ese no es el camino?
Es importante decir que no haremos esto creando un desajuste social ni desigualdad. Lo queremos hacer, primero, manteniendo la sociedad igualitaria que tenemos, pero también estamos haciendo esto para inspirar a otros países. ¿Se imagina si hiciéramos algo que condujera a una situación injusta? Los demás no nos seguirían.
Le pongo un ejemplo de lo que tenemos por delante: en Dinamarca, los impuestos a los coches son muy elevados, y esto es una herramienta, pues por un lado te da la posibilidad de apoyar los coches eléctricos, que sea más fácil comprar un auto eléctrico, pero por otro necesitamos ingresos. Ahora mismo hemos establecido un comité de expertos para que nos haga recomendaciones para el año que viene, transformar el sistema fiscal y tener las dos cosas: mantener los ingresos para financiar el estado de bienestar y otras tecnologías verdes, y dar incentivos positivos y negativos.
¿Introducirán un precio al CO2?
No, actuaremos dentro de la legislación europea, dentro del mercado europeo de emisiones. Quién sabe lo que el futuro traerá a este mercado, eso puede cambiar, pero no introduciremos un esquema nacional.
¿Será la energía eólica la clave para alcanzar esos objetivos?
Es justo decir que en el lado de la energía estamos muy bien posicionados. Con las políticas que ya tenemos seremos 100% renovables en el sistema eléctrico en 2028. Pero el reto es el sector del transporte y de la agricultura, ahí aún tenemos mucho que hacer.
¿Qué dicen los sectores privados, el transporte, por ejemplo, a este nuevo objetivo de reducción obligatorio?
Es muy positivo que esta nueva ley ha sido apoyada por una amplia mayoría del Parlamento, ocho de los diez partidos, 167 de los 189 diputados. Pero también por la patronal de las empresas, o Greenpeace. Hemos creado 13 acuerdos con diferentes sectores, con la agricultura, la alimentación, el transporte. Eso es muy importante, porque si tenemos que hacer esto que es necesario, tenemos que escuchar a la gente que trabaja en ello cada día, y preguntarle: ¿cuál es el buen modelo de negocio? ¿Cuáles son los obstáculos de la regulación? Si damos subsidios, ¿a quién es mejor? Si tenemos que poner más impuestos ambientales, ¿dónde sí y dónde de ninguna manera?
El plan de reducción es a diez años. Quizá su partido ya no esté en el Gobierno. ¿Cómo asegurarse de que la medida seguirá adelante?
Una de las razones por las que estoy orgulloso de lo aprobado el pasado viernes, la verdadera noticia, es que todos los partidos la han apoyado. El sistema legislativo danés funciona de forma que cuando se alcanza un acuerdo político como este, si el gobierno cambia, aunque este tenga la mayoría, no puede cambiar la ley, porque está legalmente obligado por el acuerdo político que hizo. Esto es muy importante para la continuidad.
La razón por la que hemos podido hacer estas enormes inversiones en eólica durante décadas es porque, cuando alcanzamos un acuerdo como este se mantiene, incluso si el gobierno cambia. Esto es muy importante, nunca podrías atraer a los inversores privados a entrar en un proyecto así si no están 100% seguros de que se mantendrá.
¿Puede avanzar Europa en la reducción de emisiones sin mirar tanto lo que hacen otros países?
Aunque no estuviéramos abordando el cambio climático –el mayor reto que tenemos–, que lo estamos haciendo. Pero, aunque no fuera así, seguiría siendo un buen argumento económico para Europa ser más sostenible. La energía renovable ahora puede competir como una inversión mucho más segura que la mayoría de las energías fósiles. En segundo lugar, ¿es posible un argumento económico en el que fuera malo ser más eficiente? No. De nuevo, hay que preguntarse: ¿cómo queremos competir? ¿Cómo queremos ver nuestro propio espacio en el mercado global?
¿Qué esperan del 'Green Deal' de la Comisión Europea?
Si hablamos de la ambición para 2030, nuestra recomendación a la Comisión es que necesitamos una decisión antes de la COP26 de Glasgow el año que viene. Si no lo tenemos con adelanto, será una señal muy mala para el resto del mundo.
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